
«¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio». Albert Einstein
Imaginemos un mundo donde la palabra «hombre» o «mujer» no existieran. Un lugar donde los roles no estén definidos por normas establecidas.
El antropólogo John Money en la década de los 50 emplea el término por primera vez «rol de género» el cual describe los comportamientos asignados del hombre y la mujer por la sociedad.
Los géneros son una construcción cultural creada para diferenciar el sexo, las actividades y conductas de ambos.
Los roles en la sociedad son influenciados tanto por los géneros como por los prejuicios. Estos establecen expectativas de cómo actuar, comportarse, vestirse, hablar, estudiar, trabajar… según el sexo.
Posteriormente, en los años 80 comenzó a ser utilizado por diversas disciplinas de las Ciencias Sociales para demostrar la categorización y así delimitar. En la Antropología (como interpretación cultural e histórica) y en la Psicología como proceso biológico de diferenciación (mujer-hombre).
Este fenómeno es objeto de interés para la psicología social y en ella encontramos tres instancias: 1) La asignación de género (al nacer, a partir de sus genitales); 2) La identidad de género (esquema ideo-afectivo, consciente e inconsciente, perteneciente de un sexo, masculino o femenino) y 3) El rol de género (conjunto de deberes, prohibiciones, expectativas, comportamientos y aprobaciones).
Partiendo de nuestro estudio nos preguntamos ¿Qué es el prejuicio?
El prejuicio es una opinión, juicio de valor, creencia, sentimiento, pensamiento o actitud negativa que un individuo o grupo tienen ante otra. Pereira (2018) define: El prejuicio es una predisposición axiomática para aceptar o rechazar a las personas por sus características sociales bien sean reales o imaginarias.
La psicología social ha demostrado que el prejuicio es un fenómeno complejo, basado en estereotipos y es producto de factores culturales. Es una condición humana que nos inclina a responder de cierta manera frente a un estímulo de acuerdo con un precepto o canon anterior. Usualmente, este tiene una connotación negativa hacia un grupo, lo que implica sentimientos o creencias de desvalorización hacia el mismo, expresando un desacuerdo explícito, que muchas veces conlleva al desprecio hacia condiciones o características del grupo.
Para (Gordon Allport, 1954, como se citó en Rubio, 2019) analiza el perjuicio como la etiquetación negativa que se hace en base a creencias adquiridas a través de personas y situaciones importantes en el desarrollo del individuo, especialmente durante la infancia y a través de la familia, es decir, las experiencias adquiridas por medio a su contexto.
Estos pueden ser individuales (procesos cognitivos, categorización y afectivo-emocional); grupales (tienen carácter compartido y su objeto son los miembros de otro grupo social) y sociales (son afectados por leyes y normas imperantes de un determinado contexto social).
Teorías y su relación con el prejuicio
Este fenómeno se relaciona con tres teorías: 1) La teoría de identidad social, 2) La teoría de la emoción grupal y 3) La teoría de la dominación social.
Las raíces de la Teoría de la Identidad Social (TIS) se encuentran en el trabajo llevado a cabo por Henry Tajfel en la década de los cincuenta en el área de la percepción categorial (Tajfel, 1957, como se citó en Scandroglio, López y San José, 2008).
Identidad social, identidad personal y autoconcepto
El núcleo de la TIS se origina en la idea de que «por muy rica y compleja que sea la imagen que los individuos tienen de sí mismos en relación con el mundo físico y social que les rodea, algunos de los aspectos de esa idea son aportados por la pertenencia a ciertos grupos o categorías sociales» (Tajfel, 1981: 255). Por ello, Tajfel propuso que parte del autoconcepto de un individuo estaría conformado por su identidad social, esto es, «el conocimiento que posee un individuo de que pertenece a determinados grupos sociales junto a la significación emocional y de valor que tiene para él/ella dicha pertenencia» (1981: 255 como se citó en Scandroglio et al. 2008).
Los seres humanos nos organizamos por jerarquías y se dividen en dos grupos: los hegemónicos y subordinados. El término hegemonía deriva del griego eghesthai que significa conducir, ser guía, ser jefe, o tal vez del verbo eghemonero que significa guiar, preceder, conducir, estar al frente, comandar, gobernar. (Albarez, 2016), es decir, ejercen supremacía de un grupo a otro legitimada por normas, ideas, influencias, modos de pensar, comportamientos, ser el dominante, establecerse, imponerse e influir en los demás. Sin embargo, el grupo subordinado son los que asimilan, los que aceptan.
La teoría de la emoción grupal
Se enfoca en estudiar la diferencia que existen entre las emociones intergrupales (sentirse como los demás) de la experiencia (de la empatía, sentir por otros). Sus pensamientos, evoluciones y conductas de un grupo con respecto a otro.
La categorización social y la producción de las evaluaciones intergrupales consisten en la interpretación de los eventos donde media la importancia de la experiencia, los efectos de las emociones y como diferenciarla.
La teoría de la dominancia social
Los factores psicológicos son responsables del mantenimiento de esa jerarquía social. La estructura política-social basadas en instituciones sistemáticas y la ideología en las creencias culturales, mitos de origen de roles o estereotipos sociales.
Los estereotipos
Son parte fundamental en la formación de prejuicios. Antes de desarrollarlo, las personas tienden a formarse una imagen estereotipadas de ese grupo en su mentalidad.
Los comportamientos de un grupo social pueden ser tanto positivas, como negativas. Están presentes actitudes hostiles y antipatías equivocas.
Este fenómeno puede llevar a la discriminación, la exclusión y la desigualdad generando un clima de hostilidad y conflicto entre los diferentes grupos sociales.
Educación
Las categorías de género están enfocadas en dictar el tipo de trabajo, las carreras universitarias y los roles que deben desempeñar los hombres y mujeres.
En las universidades dominicanas solo el 18% de la matricula corresponden a mujeres en carreras de Ciencias, Ingenierías, Tecnologías y Matemáticas (STEM). (Listín Diario, 07 de marzo 2024).
La Oficina Nacional de Estadística (ONE, 2017) persisten estereotipos de género en la selección de los estudios universitarios en que los profesionales hombres representan la mayor parte en carreras como Ciencias Agropecuarias (85.6 %); Ingenierías y Tecnologías (75.3 %); Ingeniería Civil y Arquitectura (68.2 %); Informática (62.4 %) y Derecho (53.7 %).
Mientras que las mujeres tienen mayor presencia en Comunicación y Publicidad (51.7 %); Ciencias Sociales y Humanísticas (52.7 %); Medicina (64.8 %); Mercadeo (65.1 %); Administración de Empresas (69.5%) y Psicología (81.7 %).
Los prejuicios de género se manifiestan a través de expresiones que perpetúan estereotipos, roles y desigualdades entre hombres y mujeres. Además, se normaliza en el discurso cotidiano, refuerzan ideas preconcebidas sobre lo que se espera de ambos, limitando la libertad y el desarrollo individual.
Algunas expresiones que contribuyen a perpetuar la discriminación en diferentes contextos, desde la educación, el trabajo y las relaciones personales son: Esa carrera es para hombres; Las mujeres son mejores para la docencia o la enfermería; Las mujeres no deberían estudiar tanto porque se les pasa el tiempo de casarse; Los hombres son mejores en matemáticas y ciencias; Las mujeres no están hechas para liderar; La política es cosa de hombres; Si es mujer, seguro llegó ahí por su físico o por favores; Una mujer no puede manejar tanta presión; Ese puesto es para hombres; Las mujeres son muy emocionales para ser jefas y Él es el hombre de la casa, necesita el trabajo más que tú…
Con este ritmo, se estima que tomaría 134 años lograr la plena paridad. Los prejuicios perpetúan una visión desigual limitando el potencial humano en la educación, el ámbito laboral y las relaciones interpersonales.
Los estereotipos no solo refuerzan ideas, sino que obstaculizan la construcción de una sociedad justa e inclusiva.
Referencias
Albarez Gómez, N. & Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba. (2016). El concepto de Hegemonía en Gramsci: Una propuesta para el análisis y la acción política. Revista De Estudios Sociales Contemporáneos, n° 15, 150–160. https://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/9093/08-albarez-esc15-2017.pdf
Consejo Nacional de Competitividad. (2024). Índice Global de Brecha de Género 2024. https://cnc.gob.do/wp-content/uploads/2024/11/Indice-Global-de-Brecha-de-Genero-2024.pdf
El Prejuicio: origen. (2017, 16 marzo). https://prediversandoblog.wordpress.com/2017/03/16/436/
Listín Diario (7 de marzo de 2024). Estereotipos de género limitan ingreso de mujeres en carreras de ciencias, ingenierías y tecnologías. Diario Libre. https://www.diariolibre.com/actualidad/educacion/2024/03/07/estereotipos-de-genero-en-carreras-universitarias-afecta-a-mujeres/2636242
Pereira, M. (20 de enero de 2018). ¿Cómo nacen los prejuicios? https://www.isep.es/actualidad/como-nacen-los-prejuicios/
Rubio, N. M. (2019, octubre 8). ¿Qué es un prejuicio? Teorías que lo explican, y ejemplos. pymOrganization. https://psicologiaymente.com/social/prejuicio
Scandroglio, B; López, J; & San José, C (2008) La Teoría de la Identidad Social: una síntesis crítica de sus fundamentos, evidencias y controversias, Psicothema, vol. 20, núm. 1, 2008, pp. 80-89 Universidad de Oviedo, España https://www.redalyc.org/pdf/727/72720112.pdf