Al pie de la Biblia abierta -donde estaba señalado en rojo el versículo que lo explicaría todo- alineó las cartas: a su mujer, al juez, a los amigos. Después bebió el veneno y se acostó. Nada. A la hora se levantó y miró el frasco. Sí, era el veneno. ¡Estaba …
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