“Si tienes que preguntar qué es el jazz, es porque nunca vas a entenderlo”
Louis Armstrong
Desde el principio existe en el jazz esa dualidad… por un lado ser una forma de arte que mueve el alma y por el otro la percepción de que disfrutarlo requiere una cierta “apreciación”… digamos, requisitos culturales.
Y como pasa mucho en eso de las grandes dualidades… es todo un gran malentendido.
El jazz es para todo el mundo, en todas sus formas, edades y etnias.
Cuando Armstrong dijo aquella cita célebre… trataba de explicar el desenfreno, euforia e incontenible alegría de aquello que surge desde el blues, cantos folklóricos, celebraciones y marchas fúnebres en New Orleans en un verdadero mestizaje musical, que servía de combustible a la “era del jazz”… aquella de grandes fiestas, grandes sueños y aventureras hazañas de desenfreno a principios del siglo XX.
Louie trataba de decir, “para que explicarte?, siéntela!… y si no la puedes sentir, para qué explicártela?”.
No era algo del intelecto, más bien del corazón.
Y esa dualidad se siguió alimentando… el fenómeno popular y glamoroso de los big bands en la década de los1930 que contrastaban con la realidad en las calles de la Gran Depresión y la oscuridad que se avecinaba en Europa.
El BeBop los 1940’s matizando con su nivel de intelectualidad en la transición desde las grandes bandas de los salones y banquetes del gran Gatsby a pequeños cuartetos en los bares humeantes y pasillos oscuros de la poesía beat. La búsqueda espiritual de finales 60’s en un solo de Coltrane… la búsqueda los 1970 de Return to Forever y Herbie Hancock en un mundo eléctrico post Hendrix… en fin.
El jazz es un soundtrack del mundo que vivimos… es algo viviente, vibrante no estático y sombrío.
Es una forma de arte en donde se pinta y esculpe con instrumentos musicales… en lienzos de aire, dejando impresiones sólo en tu corazón… eso o puedes tomar el camino simple de la dualidad y simplemente decir, “que vaina ma’ apera’”… AKA «me gusta eso que oigo.»
El jazz más que un género o ritmo, es dejar que músicos te entretengan con su talento y sensibilidad. Una forma de arte muy pura, honesta… Que nos pertenece a todos con tan solo escucharla… no es un arte de colecciones, galerías, museos o grants… un saxofón o piano es todo lo que necesita. De hecho el jazz es la forma de arte menos elitista que conozco.
Una forma de arte libre, alimentada por la pasión de quiénes la ven como una forma de vida, más allá de ser fan.
Y esa es la suerte que tenemos al contar con Jazz en Dominicana… cualquiera puede traer un artista, pero crear una comunidad, eso toma tiempo dedicación e incontables dosis de amor y sudor.
Activar una escena artística, como ha hecho Jazz en Dominicana, conociendo a cada músico individualmente, para conectarlo con otros en todo el país y con talentos extranjeros, formando esta dinámica que cada semana nos trae propuestas musicales y permite a miles de dominicanos gozar de sus descubrimientos en una celebración sostenible a través de la música.
Ya del resto se ha ido encargando el enorme talento de los músicos que florece cada semana en esta parcela fértil que Jazz en Dominicana empezó a abonar en 2006.
Ya como fan, puedo decir, que un concierto de 2018 dista mucho de uno de 2012… hay una facilidad, un lenguaje un conocimiento por osmosis que los músicos se han contagiado entre sí, ya son ellos que están haciendo su parte… esto es muy alentador y se disfruta con cada vez más intensidad, mejores y mejores shows cada vez.
Mientras Fernando y su Equipo de Jazz en Dominicana siguen encontrando talentos y creando conexiones que nos dan esas noches mágicas de música a los dominicanos, pienso en esta labor de amor y pasión, donde si todavía tienes que preguntar lo que significa Jazz en Dominicana para el jazz aquí en Dominicana… es porque nunca lo entenderías.
Lo mejor es simplemente ir a un show con los oídos abiertos… eso es todo lo que se requiere… el corazón se abre solito.
Fuente: https://jazzendominicana.blogspot.com/2018/08/si-tienes-que-preguntar-por-guillermo.html?m=1