El libro que ponemos en circulación se titula “El uso de la lengua latina”, escrito por el profesor Luís Federico Cruz. Ya en el año 2001, Cruz había publicado un libro de naturaleza similar con el título de El Latín, su presencia en el habla castellana.
La influencia del latín en el castellano es tan grande que Santiago Segura Munguía, en su Diccionario Etimológico Lutino-Español, publicado en 1985, registró 19,439 palabras del idioma español que proceden del latín. En la época del Imperio Romano había un latín literario y un latín vulgar.
Muchas palabras del español proceden del latín vulgar, muchos adjetivos se derivan de la palabra equivalente en el latín literario, por ejemplo “aprender” procede de “apprehéndere” que pertenecía al latín vulgar y no de “díscere” que pertenecía al latín literario; por eso al estudiante se le dice discente, en oposición al docente que es el que enseña (del latín “docere”).
En odontología se habla de patología y cirugía bucal, mientras que en pedagogía se habla de examen oral; “bucca” era el nombre de boca en el latín vulgar, y os (oris) el nombre de boca en el latín literario.
“Caballus” era el nombre de caballo en el latín vulgar, pero el adjetivo ecuestre procede de la palabra “equus” que era el nombre de “caballo” en el latín literario. “Caminus” era el nombre de camino en el latín vulgar, pero decimos educación vial, porque “vía” era el nombre de camino en el latín literario. “Casa” era el nombre de casa en el latín vulgar, pero domicilio procede de “domus” que era el nombre de casa en el latín literario. “Jocus” era el nombre de juego en el latín vulgar, pero el adjetivo “lúdico” procede de “ludus”, nombre de juego en el latín literario.
Para saber por qué al hacer una representación gráfica bidimensional de datos los dos ejes usados se llaman ejes cartesianos, hay que saber que esos ejes fueron originalmente usados por Descartes, y el nombre latino de Descartes era Cartesius.
De igual manera, a la astronomía geocéntrica se la designa como astronomía ptolemaica, porque fue elaborada por Ptolomeo, y el nombre latino de Ptolomeo era Ptolemus. A Juan Ramón Jiménez se le llama el poeta onubense, porque era natural de Huelva, España, y el nombre latino de Huelva era Onuba.
Asimismo, hay en Madrid una universidad llamada complutense. Esa universidad fue llevada a Madrid desde Alcalá de Henares en el siglo XIX, y el nombre latino de esta última era Complutum, y de ahí viene el adjetivo complutense. A los naturales de Oxford se les llama oxonienses, porque Oxonium era el nombre latino de Oxford, y a los de Manchester, Inglaterra, se les llama mancunienses, porque Mancunium era el nombre latino de Manchester.
Los casos anteriores constituyen ejemplos de palabras del español cotidiano que tienen su origen en el latín.
Los grandes poetas de la lengua latina, Ovidio, Virgilio y Horacio, nos legaron versos que hoy se repiten en latín como un recurso lingüístico universal de la humanidad, y el Derecho Romano inundó el mundo jurídico con centenares de expresiones latinas que los abogados utilizan como un recurso habitual de su retórica jurídica.
Víctor José Herrero Llorente, en su Diccionario de expresiones y frases latinas, incluye 9,366 expresiones y frases latinas organizadas por el orden alfabético de su comienzo, y acompañadas de una identificación de sus respectivas fuentes.
Las 339 páginas del libro El Uso de la Lengua Latina, del profesor Luís Federico Cruz se distribuyen en siete partes temáticas.
En la primera parte, el autor habla brevemente de los orígenes y expansión del latín, su desintegración y la formación de nuevas lenguas, y la relación del latín con el castellano.
La segunda parte ofrece algunos conocimientos indispensables sobre la lengua latina.
La tercera parte, además de incluir casi un centenar de palabras y expresiones latinas usadas en español, recoge aproximadamente 300 palabras y expresiones latinas distribuidas en Antropología, Ciencias Naturales, Deportes, Derecho, Economía, Filosofía, Investigación bibliográfica, Medicina, Política, Religión, y el lenguaje de los títulos y honores académicos.
La cuarta parte incluye los lemas en latín de centros educativos y culturales dominicanos que llevan nombres en latín; las inscripciones latinas en monumentos, templos y otras edificaciones; los escudos episcopales dominicanos, los lemas en latín de las congregaciones religiosas que tienen presencia en República Dominicana y las inscripciones latinas en escudos de países relacionados con el nuestro.
La quinta parte incluye los títulos latinos de las Bulas pontificias referentes a Santo Domingo, de 14 encíclicas y de publicaciones periódicas, tales como revistas, boletines y periódicos.
La sexta parte contiene los nombres latinos en plazas y comercios, la presencia del latín en las artes plásticas dominicanas y la denominación latina de las constelaciones del Zodíaco.
La séptima y última parte del libro expone a modo de inventario, desde el siglo XVI hasta el presente, todos los escritores insulares que en mayor o menor grado usaron el latín en sus escritos. Luego hace una exposición de todos los libros dominicanos escritos en latín, de las portadas de libros dominicanos con títulos en latín, y las portadas de los pocos libros sobre el latín, publicados en el país.
El Uso de la Lengua Latina, del profesor Luís Federico Cruz constituye el fruto del esfuerzo de muchos años de investigación sobre la presencia e influencia de la lengua latina en el idioma castellano y de un modo particular en las instituciones educativas, culturales y religiosas dominicanas.
Esta obra llena un vacío en la bibliografía nacional, y su gran utilidad sólo puede ser comprobada a través de la frecuencia con que profesores, estudiantes, profesionales, y lectores en general encontrarán en ella una respuesta accesible y rápida a dudas e inquietudes que son comunes en la lectura y escritura del español.
Sólo me resta felicitar al profesor Luís Federico Cruz por el esfuerzo de escribir tan importante libro, a la Editora Generatio Nova por iniciar con esta obra su colección Obras Humanísticas, y recomendar al público en general la consulta diaria de este libro, con la seguridad de que nunca olvidarán esta recomendación.
(Palabras pronunciadas por el profesor Enerio Rodríguez en la presentación del libro El Uso de la Lengua Latina, escrito por el profesor Luís Federico Cruz).