Timocracia griega…Timocracia dominicana

William Mejía Chalas
William Mejía Chalas

Ha solicitud de mis amigos filósofos, he desempolvado este y otros artículos inéditos. Este en particular fue dentro del marco del ciclo de conferencias “Ética y Política”, organizado por la institución académica, donde impartí docencia por casi un lustro. En aquel entonces, mi participación, la cual compartimos con nuestros estudiantes, versó sobre la comparación de una de las formas de gobierno del Estado, según el gran filósofo griego Platón, con el Estado dominicano. En el libro “La politeia”; que trata sobre la teoría política, Aristocles, cual es su nombre original, y por tener la espalda ancha en forma desproporcionada, se le denomina Platón, sostiene que un Estado perfecto es aquel que posee:

Artesanos

1-Trabajadores o artesanos, hombres capaces de producir los alimentos y objetos necesarios para satisfacer las necesidades de la ciudad. Estos solo deben elaborar las provisiones prudentes para que siempre tengan trabajo, ya que si producen en demasía tendrían mucho tiempo para el ocio, y los hombres cuando están inactivos pueden buscar como elementos de entretención acciones contrarias a las costumbres de la ciudad. Los trabajadores deben desarrollar de forma específica la virtud de la templanza.

Como segunda clase social de manera ascendente, tenemos:

militares 2

2- Los militares, cuyas funciones serán la de velar por el cumplimiento de las leyes y hacer que los trabajadores o artesanos produzcan lo suficiente para el sostenimiento de la ciudad. Estos deben desarrollar la virtud, el valor y la fortaleza. Deben ser educados en la gimnasia y la música, fundamentalmente. Son para la ciudad, a juicio de Platón, lo que es un perro para su amo; en el sentido de que deben ser cariñosos con los miembros de la ciudad y valientes contra los enemigos o extranjeros.

De los soldados bien ejercitados, bien formados, educados particularmente en las matemáticas, se escoge entonces al:

Platón

3-Rey-filósofo, que por naturaleza y educación posee la virtud de la sabiduría, necesaria para guiar a los guardianes. Para evitar entonces el nepotismo, sostiene Aristocles, los guardianes y los reyes-filósofos no deben poseer propiedad privada, incluso manifiesta que debe haber una comunidad de bienes, tanto en sentido material como espiritual. Las esposas deben ser consideradas de todos, los hijos deben ser tratados como si todos fueran sus progenitores, para que de esta forma el amor reinante en la ciudad sea eminentemente filial, donde todos se consideren hermanos de todos y responsables de todo. Por tanto, una ciudad perfecta es donde resplandece la templanza en los trabajadores, el valor y la fortaleza en los militares y la sabiduría o prudencia en los Reyes-filósofos. Estas virtudes pasaron luego al cristianismo como las cardinales.

Ahora bien, cuando el gobierno monárquico, para Platón el gobierno de los mejores, decae por culpa de militares sin escrúpulos, sin visión de futuro, sin proyecto de Nación, diríamos hoy, degenera en Timocracia, cuya forma de manejo del Estado se basa en caprichos personales, donde los cargos públicos no se asignan a personas capaces para dirigir tal o cual estamento público, sino que son escogidas de un familiar, amigo o de alguien que ha hecho algún aporte material para alcanzar y sostenerse en el mando del Estado. He aquí cuando este tipo de gobierno hace de un pueblo un barco manejado por las tempestades económicas y sociales, por lo que no tiene otro rumbo que un venturoso naufragio, donde ni siquiera quienes dirigen la embarcación están seguros.

corrupción

Es esta forma de gobierno que por desgracia hemos tenido los dominicanos. Hemos tenido Ministros de Estado de Finanzas, que su profesión es la de médico; agrónomos al frente de la Corporación Dominicana de Electricidad; militares manejando grandes contratas de obras públicas; jueces elegidos tras bastidores y legalizados de forma teatral públicamente; fiscales que obstruyen la justicia por compromisos políticos o por sumas de dinero; organismos imparciales seleccionados de la parcialidad de los partidos políticos mayoritarios.

Cabe recordar, que a los legisladores en la antigua Roma se les denominaban padres de la patria, hoy, muy bien, a los nuestros, se les puede catalogar como enemigos del pueblo, pues dividen el país no para buscar soluciones a problemas fundamentales, sino para tener más espacios para repartirse el poder.

Podría seguir mencionando un sin número de ejemplos en este sentido, pero como estamos retrocediendo a la época del Hombre que representó al Estado, donde miramos hacia atrás para ver si nos vigila, no menciono otros más. Con esto solo nos damos cuenta que la Timocracia griega todavía hoy está latente en nuestro país, porque es lo mismo decir, Timocracia griega…Timocracia dominicana.

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