Existen muchas maneras de manipular a las personas. Especialmente, si se trata de “gentes” que no han podido o querido leer ni siquiera dos de los cien años de soledad de Márquez. Sin duda, la palabra o, si prefieres, el discurso es uno de los métodos más eficaces a la hora de mover la voluntad de los otros hacia donde nos dé ganas (todos lo hacemos, no te creas tan santo). Sobre todo, si se utilizan palabras que ocultan la verdad tras “cortinas luminosas”. Ya sabes, hablo de eufemismos (no desesperes, en un rato lo defino).
A veces, uno se pregunta, sí “uno”: ¿para qué fue inventado el lenguaje? ¿No fue, acaso, para representar o describir la realidad? ¿Por qué, entonces, intentamos usar la lengua para ocultarla? A simple vista, la respuesta a esta última pregunta parece muy obvia. En realidad, sí lo es; ya te lo dije más arriba: lo hacemos para manipular, para conseguir lo que deseamos. Creo que ya, puedo decir que todos, en algún punto de nuestras vidas o a lo largo de esta, somos unos eufemistas.
Pero ¿a qué se refiere esta palabrita? Según, adivinen quién, el diccionario de la real academia de la lengua española un eufemismo es una “manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”. Por supuesto, no faltaba más, este vocablo se deriva del latín euphemismus y éste; a su vez, del griego euphemismós (eu- bien y phemí- decir). O sea, cuando utilizamos esta estrategia discursiva, tratamos de “bien decir” algo que pudiera no ser “bien oído”.
“¿Vaya, Faustino, se trata de mentirle siempre a las personas para que no se ofendan?” Pudiera alguien preguntarse. Pues no necesariamente, creo yo. Al utilizar eufemismos lo que hacemos es decir una verdad que pudiera ser lacerante (¡qué bella palabra!) de una forma más “bonita”. A muchas personas de la tercera edad les desagrada que le llamen viejos; nadie podrá negar que, si un día lo encontramos borracho por ahí, preferirá que digamos que estaba “ebrio”; seguro, es menos doloroso saber que tu pareja te es infiel en vez de que “te pega cuernos”. ¿Conoces algún otro eufemismo?
No solo se trata de ser, en determinados momentos, políticamente correctos o diplomáticos. Este recurso lingüístico también es empleado, regularmente, por la prensa y los “políticos” para manipular a las masas. Expresiones como: reducción de personal, establecimiento penitenciario, conflicto armado, daños colaterales, … son utilizadas para distraer a los interlocutores de lo que realmente sucede: despido, cárcel, guerra, muerte de civiles.
En fin, los eufemismos son expresiones que ayudan a disimular ciertas verdades que pudieran resultar muy difíciles de asimilar. Se trata de expresiones que pueden ayudar a que una persona se sienta menos herida frente a una realidad. Sin embargo, aún con buenas intenciones, este tipo de discurso termina convirtiéndose en una herramienta de manipulación social.
Faustino Medina es profesor de la Escuela de Letras de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Contacto: faustinomedina2683@gmail.com