El problema del conocimiento y la realidad: La posibilidad del conocimiento

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Edwin Santana, M.A.
Edwin Santana

La explicación de la realidad ha sido un problema fundamental en el desarrollo de la filosofía, y es un problema porque, para explicar la realidad, primero hay que conocerla. Pero ¿Qué tal si la realidad es incognoscible? ¿Qué tal si solo una parte de la realidad es aprehensible por la razón? ¿Qué tal si nuestro intelecto está limitado ante el conocimiento de esa realidad, y si así es, en qué grado lo está? Son preguntas que surgen respecto al problema del conocimiento y a las cuales la filosofía intenta darle respuestas para fundamentar cualquier reflexión en torno a la explicación de la realidad.

El conocimiento, entonces, es problemático, y respecto a su posibilidad, su origen y su esencia se tejen sistemas filosóficos complejos que defienden posturas totalmente contradictorias en algunos casos, y conciliadoras en otros. De todos ellos, se encarga la disciplina filosófica conocida como gnoseología o teoría del conocimiento (Hessen, 1992).

Posibilidad del conocimiento

El conocimiento es una relación que ha de darse entre un sujeto (sujeto cognoscente) y un objeto a ser conocido y respecto a si es posible que se dé esa relación se han desarrollado posturas, desde las más ingenuas, que no ven relación entre sujeto y objeto en el proceso de conocimiento y por lo tanto su posibilidad no representa un problema (dogmatismo), pasando por posturas radicales que afirman la imposibilidad del conocimiento (escepticismo), hasta posturas conciliadoras que muestran confianza en la razón para captar conocimiento del objeto, pero reconoce que tiene limitaciones (subjetivismo, relativismo y criticismo).

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En cuanto al dogmatismo, una posición que no ve el conocimiento como un problema ya que da por supuesta la posibilidad de la relación sujeto-objeto sin siquiera preguntarse por ella, puede decirse que se trata de la postura más ingenua, pues demuestra una confianza absoluta en la razón humana y da por sentado todas sus posibilidades. Es la posición infantil de la humanidad  y de cada individuo.

El escepticismo, por otro lado, se coloca en el extremo opuesto al dogmatismo y niega totalmente la posibilidad del conocimiento. En el escepticismo no es posible que haya relación alguna entre el sujeto y el objeto, y se funda en la innegable existencia del error a que pueden inducirnos los sentidos, así como en las contradicciones existentes entre los sujetos sobre un mismo objeto. Como tal relación no es posible, el ser humano es incapaz de descubrir la verdad.

El escepticismo cuenta entre sus representantes a renombrados sofistas de la Grecia Antigua, de los cuales, el más radical es Gorgias (480-375), quien postula el siguiente razonamiento en torno al problema del ser y de la posibilidad de su conocimiento:

  1. El ser no existe
  2. En caso de que existiera, no podría ser conocido
  3. En caso de que existiera y pudiese ser conocido, no podría ser comunicado a los demás.

El subjetivismo, como posición intermedia entre los extremos de la posibilidad innegable e indiscutible del conocimiento (dogmatismo) y la imposibilidad del sujeto acercarse a la realidad del objeto (escepticismo), propone que es el sujeto quien determina el conocimiento que se obtendrá de la relación sujeto-objeto y, por lo tanto, no hay conocimiento absoluto acerca de ningún objeto.

El relativismo, igualmente en el centro de la discusión sobre la posibilidad del conocimiento, niega la validez universal del conocimiento que se origina en la relación sujeto-objeto, con presupuestos similares al subjetivismo. El relativismo implica una imposibilidad (un escepticismo, aunque moderado) de que el conocimiento que se obtiene de un objeto sea verdadero y universal, puesto que es imposible que se dé una equivalencia entre la idea del objeto que tiene el sujeto en su mente y el objeto mismo al que intenta conocer.

La diferencia radical entre subjetivismo y relativismo es que el subjetivismo propone el conocimiento como dependiente del sujeto en su totalidad, mientras que el relativismo niega la universalidad del conocimiento adquirido fundamentado en la influencia que pueda ejercer el medio tanto en el sujeto como en el objeto, en la cosmovisión de la época y hasta la pertenencia del sujeto a determinados círculos sociales se cita como factor influyente en el conocimiento que obtiene el sujeto a partir del objeto.

Aunque el subjetivismo y el relativismo se pueden ubicar en el centro de la discusión sobre la posibilidad del conocimiento, no se puede decir que resuelvan o sinteticen las posiciones diametralmente opuestas al respecto (dogmatismo-escepticismo), ya que ambas posiciones se inclinan hacia un escepticismo, aunque moderado. A decir de Johannes Hessen, “el subjetivismo y el relativismo son, en el fondo, escepticismo. Pues también ellos niegan la verdad, si no directamente, como el escepticismo, indirectamente, atacando su validez universal” (1992, pág. 22).

Una posición que sí intenta sintetizar la oposición radical entre dogmatismo y escepticismo es la conocida como criticismo.

El criticismo, por un lado afirma la posibilidad de la razón humana de conocer, y en esto coincide con el dogmatismo; pero no se detiene ahí ignorando las posibilidades de error en el proceso del conocer, y toma, de la posición escéptica, la desconfianza como herramienta para alcanzar un conocimiento lo más verdadero posible.

El criticismo fue planteado por Immanuel Kant (1724-1804) en su Crítica de la razón pura, pero puede decirse que el concepto ya se encuentra en el fondo de la conocida “duda metódica” propuesta por René Descartes en su Discurso del método en 1637, quien propone dudar de todo conocimiento hasta llegar a una verdad indubitable.

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