Cuando se habla de Humanidades Digitales se hace referencia, más que a una disciplina o ciencia, a un campo de estudio y práctica que se encuentra en constante evolución y en el que necesariamente se da una intersección entre las disciplinas humanísticas y las tecnologías digitales. Se trata de una compleja intersección entre los estudios humanísticos y sociales, y los avances propios de las tecnologías digitales.
Este campo de estudio, a lo largo de su corta pero rica historia ha experimentado una serie de cambios y desarrollos que han ido ayudando a moldear su identidad y alcance.
En una atrevida afirmación, podemos decir que la historia de las Humanidades Digitales se remonta a los finales de la década de 1940, cuando por primera vez se intentó utilizar las tecnologías de la información y la comunicación para analizar textos y datos. En términos específicos, el ejemplo que tenemos en mente es el proyecto del Padre Busa, (Italia, 1949), quien se propuso elaborar un índice de concordancias de las obras completas de Tomás de Aquino y autores relacionados. El padre sabía que el proyecto era demasiado ambicioso, dado el volumen de las obras que pretendía incluir, pero había escuchado de la existencia de una máquina llamada «computadora», e hizo las gestiones para que el texto de las obras completas fuera procesado por ese aparato. Así -y para hacer corto el cuento- los textos fueron trasladados a tarjetas perforadas y se escribió un programa informático que se encargaría de realizar las concordancias. Este proyecto se conoce Índice Thomasticus, y puede ser considerado como el origen de las Humanidades Digitales.
Volviendo a la actualidad, nos encontramos con que, eso que llamamos Humanidades Digitales, está estrechamente ligado a disciplinas como la bibliotecología, las ciencias de la información y las ciencias de la computación. Estas conexiones se manifiestan en la forma en que las Humanidades Digitales utilizan, adaptan y crean nuevas tecnologías y metodologías para la investigación, producción, difusión y enseñanza de las humanidades.
En el caso de la bibliotecología, la relación se manifiesta en la forma en que ha sido transformada tanto la gestión como el acceso a la información. Las bibliotecas digitales y los repositorios de datos son ejemplos claros de esta relación. Estas plataformas permiten a los investigadores acceder a una amplia gama de recursos, desde libros y artículos hasta manuscritos y artefactos culturales, desde cualquier lugar del mundo. Además, la transformación digital también ha influido en la forma en que se catalogan y se organizan estos recursos. Un ejemplo es el uso de metadatos y técnicas de clasificación automática, que ha mejorado la capacidad de los investigadores para buscar y recuperar información relevante.
En cuanto a las ciencias de la información, las Humanidades Digitales se benefician de las técnicas y herramientas desarrolladas en este campo para recopilar, almacenar, procesar y analizar información. Por ejemplo, las técnicas de minería de texto y análisis de datos permiten a los investigadores de ciencias sociales y humanísticas analizar grandes volúmenes de información de manera eficiente y extraer patrones y tendencias que de otra manera serían difíciles de detectar. Además, desde las Humanidades Digitales también están utilizando tecnologías de la información para difundir sus investigaciones y colaborar con otros investigadores. Las plataformas de publicación digital y las redes sociales académicas son ejemplos de cómo en las Humanidades Digitales se están utilizando las tecnologías de la información para compartir y discutir las investigaciones con una audiencia más amplia.
Empero, las Humanidades Digitales también mantienen una relación crítica con las ciencias de la información, pues los investigadores en Humanidades Digitales a menudo examinan las implicaciones sociales y culturales de las tecnologías de la información, y cuestionan cómo estas tecnologías están cambiando la forma en que se produce, difunde y consume información. Desde este ámbito, recientemente se ha puesto el ojo en cómo los algoritmos de búsqueda están influenciando la forma en que se accede y se valora la información de carácter político, comercial y cultural, por ejemplo.
Finalmente, en el caso de las ciencias de la computación, las Humanidades Digitales se benefician de las técnicas y herramientas desarrolladas en este campo para analizar y visualizar datos. Por ejemplo, el uso de algoritmos de procesamiento de lenguaje natural permite a los investigadores humanistas analizar grandes volúmenes de texto de manera eficiente y extraer información valiosa que de otra manera sería difícil de obtener. Por ejemplo, las herramientas de visualización pueden ayudar a los investigadores a identificar patrones y tendencias en los datos, mientras que las herramientas de modelación pueden ayudar a los investigadores a simular y predecir comportamientos y fenómenos.
En términos generales, las Humanidades Digitales están actualmente experimentando un período de expansión y consolidación. Esto lo demuestra la existencia de varias organizaciones y centros especializados dedicados a las Humanidades Digitales, como la Alianza de Organizaciones de Humanidades Digitales (ADHO) y el Centro de Computación en Humanidades del King’s College de Londres, así como las redes de Humanidades Digitales que existen en España, en México, en Colombia y otros países.
No obstante, aunque han tenido un crecimiento importante, las Humanidades Digitales también enfrentan algunas limitaciones en la actualidad, y una de las principales limitaciones es la falta de reconocimiento y apoyo institucional. A pesar de que el campo ha experimentado un desarrollo significativo, todavía se considera una disciplina incipiente en muchas instituciones académicas, y con ello se justifica el reducido reconocimiento y apoyo. Adicionalmente, la falta de financiamiento y la necesidad de una formación especializada también representan desafíos significativos.
En la Universidad Autónoma de Santo Domingo, se han realizado esfuerzos en la línea de establecer el reconocimiento debido a este campo emergente y, reconociendo que la influencia de la tecnología de la información y el conocimiento, ha convertido a las Humanidades en una disciplina que depende de los analizadores automáticos, los procesadores de información y el ciberespacio, y que esos cambios han estado configurando un nuevo mundo -el cibermundo- que ha producido una revolución en las formas de vivir, pensar y actuar, existe allí el Observatorio de las Humanidades Digitales que, desde su fundación en el año 2015 por el Dr. Andrés Merejo ha propiciado espacios, virtuales y físicos, para la discusión y difusión de las Humanidades Digitales en la República Dominicana.