“Pese a que se han registrado muertes de jóvenes a causa de infartos en los últimos años, República Dominicana no cuenta con una estadística que establezca en cifras este problema, advierte la Sociedad Dominicana de Cardiología.”
“…la cifra oficial más reciente de muertes por infartos se dio en el 2019 y fue de 23 mil personas…y no se segregó edad, por tanto, afirma que hasta hoy el país no cuenta con datos que demuestren un aumento de defunciones de jóvenes, específicamente.”
Los dos párrafos anteriores fueron tomados de medios digitales disponibles en internet. A partir de ellos se quiere decir lo siguiente. Si bien es cierto que la República Dominicana no cuenta con datos que demuestren un aumento de defunciones en jóvenes, la realidad es que la percepción general de la población dominicana entiende que sí. Que los infartos al corazón han aumentado en las personas jóvenes.
Un infarto o ataque ocurre cuando el flujo de sangre al corazón se bloquea repentinamente. Esto impide la entrada de oxígeno. Sin oxígeno el corazón comienza a morir. Desde un punto de vista médico, entre otras causas, esto puede ocurrir debido a la presencia de altos niveles de colesterol en sangre, coágulos y enfermedades congénitas.
Sin embargo, en este breve texto se quiere destacar como otra posible causa de un infarto al corazón en personas jóvenes, la acción de las ondas electromagnéticas que están asociadas al uso de los teléfonos móviles. Y no solamente los teléfonos móviles (celulares), sino todos los dispositivos electrónicos que son capaces de conectarse de forma inalámbrica; como son: laptops, tables, PC y TV.
Existen evidencias científicas de múltiples problemas de salud que están asociados a la exposición de las ondas electromagnéticas. Esta exposición se produce como consecuencia de utilizar celulares o cualquier otro dispositivo electrónico que se conecte vía inalámbrica (sin alambres). No obstante, ningún resultado de investigación se pudo identificar relacionando los infartos al corazón con ondas electromagnéticas. Por tanto, consciente de lo que significa este breve texto sólo se aspira a que la comunidad científica tome en consideración esta posibilidad e investigue para comprobar o descartar lo que aquí se señala.
En otras palabras, en este texto se pretende abrir una posibilidad para relacionar los infartos del corazón con el uso del teléfono celular. El número de infartos al miocardio, al parecer, ha aumentado en personas jóvenes. De la misma manera, también ha aumentado la utilización de los dispositivos electrónicos que caracterizan esta época. Celulares, Tablets, Laptos, audífonos de conexión mediante bluetooh…dispositivos capaces de conectarse a internet sin necesidad de utilizar alambres ni cables.
Esto significa que la conexión se realiza a través de ondas electromagnéticas invisibles al ojo humano y que viajan por el aire hasta alcanzar su destino. El espacio en el que viajan las ondas está ocupado por materiales que no son capaces de detenerlas. Entre esos materiales está el propio ser humano. Esto quiere decir que una onda atraviesa techos, paredes y personas. Y aquí reside el llamado de atención que se quiere hacer en este texto.
¿Cuándo una onda electromagnética atraviesa al ser humano existe la posibilidad de que interactúe con el mismo? La respuesta es sí. Y de hecho, en la interacción de una onda electromagnética con un material en general está el fundamento de algunas técnicas de análisis químico. No obstante, aquí interesa saber si cuando hablamos por teléfono, o utilizamos cualquier dispositivo a través de WI FI, la onda que permite la conexión también interactúa con el músculo cardíaco.
Se reitera que quien suscribe es consciente de que estas líneas pueden provocar preocupación en los usuarios de las nuevas tecnologías. Además, también se entiende que el contenido planteado puede llegar a afectar aspectos del mercado. En consecuencia, los lectores de este texto no deben alarmarse. Todo lo contrario, en lo que se confirma o se descarta la posible relación entre los infartos al corazón y las ondas electromagnéticas, se deben tomar acciones y cambiar algunas costumbres que se consideren sospechosas.
La misma ciencia permitirá más adelante conocer cuáles son las frecuencias que permiten la comunicación de manera más eficiente y que, al mismo tiempo, implican menos interacción con las personas.
Conociendo mejor el problema, desde la ciencia química se podrán diseñar o proponer nuevos materiales que puedan reducir los riesgos de exposición.
Por suerte, lo que se conoce es que los efectos negativos sobre la salud que provocan las ondas electromagnéticas se producen después de estar expuestos durante 10, 15 ó 20 años. Si retrocedemos esas cantidades de años se encontrará correspondencia con el hecho de que el ciudadano medio de la República Dominicana comenzó a adquirir de manera masiva dispositivos electrónicos capaces de conectarse de forma inalámbrica. Y en consecuencia, éstos son los años en que se deben observar los efectos sobre los usuarios que adquirieron esos dispositivos.