Algunos, enredados en las largas barbas de la religión, dirán con vehemencia que «no». Otros, iluminados por rayos saussurianos no lo dudarán y ofrecerán un «sí» contundente. Sin embargo, quisiera plantear algunas cuestiones antes de responder esta pregunta.
Es apremiante comenzar diciendo que la lengua, como todos los activos culturales, es una invención de los hombres. Una que se ha gestado, de manera dinámica, en el corazón de las civilizaciones humanas con el propósito de facilitar su convivencia. Así, y gracias a sus capacidades intelectuales, los hablantes han nombrado creativamente las cosas. Muchos de estos nombres se han perpetuado y todavía son utilizados; otros, han evolucionado perdiendo y ganando elementos lingüísticos.
Por el párrafo anterior se podría pensar que los religiosos tenían razón y la lengua no crea seres humanos sino, todo lo contrario: el ser humano crea la lengua. Esto último, hasta cierto punto, es verdadero. La cuestión está en la diferencia que se puede establecer entre un ser vivo de la especie humana y un ser humano propiamente dicho. El primero necesitará educarse (por medio de la lengua) para llegar a ser como el segundo. Este último logra una conciencia de sí, y de lo que tiene fuera, porque ha aprendido a utilizar su lenguaje para aprehender las manifestaciones culturales de su grupo social. No se puede negar que este proceso no solo depende de las interacciones lingüísticas; pero sin estas difícilmente se podría construir un sujeto capaz de convivir con otros de manera tan eficaz.
Seguramente, has escuchado expresiones del tipo: «nos diferenciamos de los demás animales por nuestra capacidad de razonamiento». Estoy de acuerdo con esta aseveración; sin embargo, y para ir respondiendo la pregunta que titula mi texto, debo modificarla y decir: «lo que realmente nos distingue de los demás animales es que nosotros podemos hablar». En este punto, se vale decir que la lengua es la principal responsable de nuestra humanidad. Sin ella, estaríamos bastante lejos de ser lo que somos y de lograr todo lo que hemos logrado.
En conclusión, el hombre sin el lenguaje tan solo sería un ser vivo más, un ente que solo necesita satisfacer sus necesidades biológicas, otro animal en la selva. Es muy cierto que este como animal racional ha creado la lengua, pero ella le ha dotado de conciencia, de humanidad.