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Velma y Raymond crearon una hermosa familia en el municipio de Dawson en Misuri. Después de haberse casado muy jóvenes, pasaron 77 años juntos. Tuvieron seis hijos y decenas de nietos. En el momento en que Raymond murió, solamente tres de sus hijos seguían con vida.
Durante los últimos meses, la salud de Raymond comenzó a fallar. Incluso con su dolor y sufrimiento, hizo todo lo que pudo para seguir haciendo a su esposa sonreír. Les pidió a las enfermeras que le llevarán flores y trató de escribirle unas hermosas cartas. En sus últimas horas de vida, tuvo una conmovedora idea que compartió con su enfermera.
Raymond sabía que solo le quedaban unas pocas horas de vida. Había vivido por 97 años en la tierra, y había pasado casi el 80% de su vida con su esposa. Ahora era su momento de irse, entonces puso la mano de su esposa en su corazón. Él apenas podía sostener la mano de ella, así que ella puso los dedos de él entre sus palmas.
Cuando una enfermera entró a la habitación, Raymond se estaba despidiendo de su querida esposa.
«Él le dijo a la enfermera que quería ser enterrado en un ataúd con su esposa para que pudieran estar juntos para siempre».
Al escucharlo, Velma empezó a llorar en silencio. Ella no podía imaginarse la vida sin su dulce esposo a su lado. Mientras la enfermera observaba, ella le prometió a su esposo que pasaría su vida y muerte a su lado.
Unas horas después, Raymond respiró por última vez. Velma lo abrazó mientras le susurró el último, «Te amo,» y murió. Esa noche, ella regresó a casa y rezó por su esposo. Ella sabía que él la estaría cuidando. Con una profunda sensación de paz, ella se fue a la cama y se durmió. 30 horas después de que su esposo falleció, Velma se le unió en la muerte.
Recordando la última voluntad de Raymond, la enfermera les dijo a los hijos de la pareja sobre la idea del ataúd. Al final de una semana, un funeral compartido fue organizado para la pareja. Estaban tomados de la mano en el mismo ataúd.
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