Por: Olfir Guzmán Méndez
Mucho antes de que Julio viera los resultados de la prueba en el ordenador, tenía olor a Jaya. Se levantó de la silla, cruzó la salida en silencio y con ademanes sin fuerzas alejó la muchedumbre. Camino a casa, el “no acorde” de la primera etapa del concurso de oposición lo desvió hacia el puente. Y los sueños destruidos por la llamada masacre, llevaron su cuerpo a orillas del río.
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