El destacado poeta Norberto Pedro James Rawlings falleció tranquilamente mientras dormía ayer después de una batalla de 15 años contra la enfermedad de Parkinson.
Toda su vida se puede descubrir a través de sus siete libros de poesía, por los que es ampliamente conocido y apreciado en la República Dominicana, desde la capital de Santo Domingo hasta el ingenio Consuelo, plantación de azúcar de San Pedro de Macorís donde nació el 6 de febrero de 1945.
La familia de James es parte de una comunidad minoritaria de habla inglesa descendiente de esclavos africanos conocidos peyorativamente como “cocolos” que llegaron a la República Dominicana desde las islas colonizadas del Caribe británico para trabajar en la industria azucarera a mediados del siglo XIX. Los “cocolos” (término que algunos sugieren que proviene de la dominicanización de la toponimia Tórtola, isla del Caribe menor) eran vistos como una fuerza laboral necesaria, pero no eran queridos ni aceptados por la sociedad.
Era conocido por su paciencia, dispuesto a pescar con nada más que un trozo de cuerda. Su comportamiento plácido, ojos suaves y sonrisa torcida delataban un ingenio agudo y poderes de observación casi sobrenaturales. Esta capacidad de detectar la verdad debajo de la superficie, formó su poesía y guió sus decisiones en la vida.
En la década de los sesenta, Norberto James se mudó a Santo Domingo para completar la secundaria en el Liceo Unión Panamericana donde se destacó en atletismo y ganó la prueba nacional de 400 metros de pista. Debido a que sus padres eran extranjeros, se le prohibió participar en política. A pesar de esta regla, se volvió muy activo en los grupos revolucionarios de su escuela y de la calle.
Finalmente, a los 19 años, fue expulsado de la escuela. Poco después, la educación de James se detuvo abruptamente cuando estalló la guerra civil en la República Dominicana en 1965. Su madre abandonó el país (viniendo a Nueva York) y él se unió a las fuerzas rebeldes al unirse al Comando ubicado en la escuela Argentina.
Durante la Guerra Civil, James descubrió por primera vez que era poeta. Su comando estaba compuesto en su mayoría por artistas, entre los que encajaba como pintor. Cuando leyó a los soldados una poesía que había escrito, la elogiaron tanto que empezó a pensar en escribir un libro. Ese libro se materializó cuatro años después con el título de Sobre La Marcha, que contiene su poema más famoso, “Los inmigrantes”, un homenaje y una historia lírica de la comunidad cocola. Seis libros más de poesía, seguirían a lo largo de su vida.
Durante este tiempo de intensa represión política, James también estaba trabajando en una estación de radio transmitiendo mensajes revolucionarios. Recibió una advertencia para que abandonara el país y logró escapar de la persecución al exiliarse con el pretexto de estudiar en el extranjero en la Universidad de La Habana. Dejó la República Dominicana en secreto pasando a la clandestinidad, refugiándose en las casas de simpatizantes en París y Madrid, antes de viajar a Europa del Este para realizar por ultimo, su viaje a Cuba donde le otorgaron una beca para estudiar literatura.
En su estadía de siete años en Cuba, fue conocido por un nombre clandestino, Antonio Álvarez, y asumió una nueva identidad como jamaicano, un acento que pudo intentar con facilidad debido a las raíces jamaicanas de su padre. En Cuba, finalmente obtuvo una educación universitaria en una sociedad que amó, la cual le facilitó el título que su propia sociedad, quizás le hubiera dificultado.
Al regresar a Santo Domingo en 1979, James encontró un clima político cambiado en la República Dominicana, donde se le otorgó un puesto poderoso en la Comisión de Políticas Energéticas Nacionales. No sabía nada de energía habiéndose graduado en literatura, pero fue a Puerto Rico a estudiar y aprender de los puertorriqueños y regresó con un informe que impresionó a todos y le permitió asistir a una conferencia latinoamericana de expertos en energía.
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James decidió establecerse y formar una familia; se casó con Luz Altagracia Rodríguez y en poco tiempo tuvo dos hijas, Malva Mariana y Ruth Esther. Sin embargo, a pesar del éxito al regreso a su tierra natal, le disgustó la corrupción que lo rodeaba y decidió cursar estudios de posgrado en el extranjero.
En 1983, fue a los Estados Unidos para completar un doctorado en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad de Boston donde conoció a su segunda esposa, Elizabeth Wellington. Juntos formaron un equipo literario de poeta y traductora, y al recibir su doctorado, ocuparon puestos de enseñanza académica en el área de Boston. Mientras tanto, Norberto siguió escribiendo y publicando libros de poesía.
En 1992 tuvieron un hijo, Tito Wellington James y Norberto se convirtió en ciudadano estadounidense en una conmovedora ceremonia en Boston.
El doctor Norberto James terminó su carrera docente, como un amado profesor de español en la Boston Latín School, donde sus alumnos le llamaban cariñosamente, “ Dr. J “. Su generosidad de espíritu ayudó a preparar y dirigir a estudiantes con recursos limitados a universidades prestigiosas, como Harvard. También continuó dando lecturas de poesía y recibió numerosos premios y honores tanto en los Estados Unidos como en la República Dominicana.
Su último poema fue escrito sólo seis meses antes de su muerte; así, sus “poemas breves” se convertirían en el coronamiento de sus obras completas, Poesía Completa, Norberto James Rawlings, y vivió para verlas publicadas en 2020.
A Norberto James le sobreviven su esposa durante 34 años, Elizabeth Wellington, su hijo Tito Wellington James, así como las hijas de Norberto de un matrimonio anterior, Malva Mariana James Mangan y Ruth Esther James Rodríguez. Sus “adorables nietos” incluyen al hijo de Malva, Rey, y la hija Lana, y el hijo de Ruth, Luka.
Los arreglos funerarios están planeados para fines del verano en Haverhill.
Fuente: www.diariolibre.com