Los medios de comunicación masivos a través de un bombardeo sistemático de noticias sobre un virus que ha transcendido a gran escala ha creado incertidumbre en la población provocando el cierre total de varios países y una vacunación obligatoria.
Es notorio identificar el nivel de asombro al que se puede llegar cuando se visualiza empresarios poderosos hacer profecías con un nivel de seguridad increíble sobre futuras pandemias basados en virus de gran escala parecidos al Coronavirus, como si la adivinación hoy se puede tomar en consideración en temas científicos y virales.
Es menester hacerse la pregunta ¿Cuál es el papel que juega el periodismo frente al Covi-19? Los periódicos de circulación nacional y sus titulares de pánico en primera plana dejan mucho que desear al lector crítico. Como si todas las agencias de noticias se pusieran de acuerdo en solo transmitir el miedo, sin embargo, ¿Cuál sería el motivo de esta agenda y quienes estarían detrás de ella?
Un periodismo imparcial mostraría sin restricción los casos de muertes alarmantes y los efectos adversos de la vacuna contra el Covi-19. Presentaría la cantidad de Futbolistas que han fallecido luego de la inoculación, o investigaría sobre los casos de síndrome de Guillain-Barré, miocarditis y trombos que han ido presentando los inoculados.
Lo más alarmante es la agresividad con la que se promueve un virus que su tasa de mortalidad es apenas menos del 1%, menos letal que la gripe estacional. Esto crea la pregunta: ¿Cuál es el objetivo de las agencias de información ante este hecho?
El periodismo independiente no puede darse la tarea de la promoción de una vacuna en etapa de experimentación y que no representa ninguna seguridad para el inoculado sobre algún efecto secundario. Más bien, debería estar al acecho sobre las incidencias que estaría causando en la población. Por ejemplo el caso de ayer de la muerte de la profesora uasdiana por un derrame cerebral ligado con Covi-19 luego de vacunarse con las tres dosis que promueve la Presidencia Dominicana con tanto esmero.
Si el periodismo no se aferra a la verdad sino que solo atiende intereses de una minoría privilegiada, el mundo solo estará sumergido en el pánico y enceguecido.