Dios no se demuestra… se justifica

FILOSOFÍA Y VIDA
William Gregorio Mejía Chalas
William Gregorio Mejía Chalas

A lo largo del desarrollo de la historia de la humanidad, Dios ha ocupado un sitial importante en la mentalidad de todos los seres humanos. En la época primitiva, el hombre, desprovisto de artefactos que le permitieran desarrollarse más y mejor, tenía una relación con la naturaleza fuera bastante arraigada, en cuanto el hombre se sentía parte de la misma naturaleza.

Cuando el hombre trabaja la tierra lo hacía de la manera más rudimentaria, y de esta forma tenía un contacto directo con quien era su mejor aliado de una manera recíproca. En esta etapa de la historia daba explicaciones de los fenómenos atribuídos a las deidades naturales creadas por el hombre mismo. Por tanto, cuando tronaba, el hombre primitivo reflexionaba –si se me permite la expresión- que el dios del trueno estaba enojado.

Posteriormente, en la Edad Media, el hombre se fue proveyendo de herramientas que le facilitaron un mejor aprovechamiento de la naturaleza, y fue encontrando explicaciones más racionales sobre los fenómenos naturales. Si tronaba no decía que el dios del trueno estaba enojado, sino que de acuerdo a como ya estaban conjugadas las condiciones climáticas del tiempo, como la densidad de las nubes junto con el tiempo, para que se avecinara una precipitación inminente de lluvia. Y  con el uso de los artefactos recién inventados, era claro que el hombre se fuera alejando de la naturaleza, y allí donde se encontraba una aliada fiel y donde veían a “Dios”, se convirtiera en algo antagónico al desarrollo del hombre, en cuanto que para que el hombre viviera mejor y se desarrollara, era necesario el trabajo fuerte de adaptar la naturaleza como parte de su medio. No es que la naturaleza no fuera su medio, sino que era su medio y que seguiría siendo su medio pero dominado por el hombre. Y por lo tanto ya no se vería a Dios en la naturaleza.

En una época más reciente, como consecuencia de que el desarrollo del hombre que en lo general para bien o para mal, es siempre hacia el avance, se fueron perfeccionando las herramientas de trabajo; no se utilizarían los trozos de piedra, ni las azadas despuntadas sino que se emplean maquinas como el tractor, las avionetas para regar la tierra, entre otras herramientas, no solo se fue alejando cada vez más el hombre de la naturaleza sino que además lo fue sustituyendo, es el caso de la robótica, o de las industria manejadas completamente por computadoras, donde la presencia humana es cada vez menor.

Con este desarrollo de las técnicas de producción se fueron gestando cierta formas del pensamiento que fueron encasillando las reflexiones filósoficas y llevando a la Filosofía al borde del suicidio y la Teología a un sepelio sin retroceso. Con la introducción del concepto del “Hecho positivo” catalogando  como verdadero y necesario solo aquello que podría ser comprobado, y con las ansias de reducir lo que nunca ha desaparecido de la historia de la humanidad, Dios. A lo largo de la aparición del hombre en la tierra jamás se han conocido, ni descubiertos pueblos completamente ateos, siempre aparecen  vestigios de una o de otra forma de dar culto a la divinidad.

Dios no se puede demostrar y aquellos que se han creído más cerca de presentar prueba de la “naturaleza viviente”de Dios lo que han alcanzado, no es más que el desvelo de que el misterio de Dios es insondable. Porque tratar de reducir a Dios a los laboratorios más avanzado, no hace otra cosa que antagonizar entre quienes quieren demostrar la palpabilidad de Dios y quienes no. Ningún pensador ha demostrado la “naturaleza viviente”de Dios, ni mucho menos se ha logrado negar la “naturaleza viviente”de Dios. Por lo tanto la demostración de uno y de otro es pura fantasía, no así la justificación, puesto que, porque los laboratorios no nos permitan demostrar la “naturaleza viviente”de Dios no quiere dejar dicho que Dios no sea. Y si al mirar al pasado y tratar de remontarnos a nuestros orígenes solo algo podemos constatar que se da hoy en día, de que solo hay vida después de vida, por lo tanto se justifica por su propio peso que cualquiera que esté antes que nosotros tiene vida, y la tiene a plenitud. Por ende Dios no se demuestra… se justifica.

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