El zinc de Pedro: un cuento químico

Humberto Contreras Vidal

−María, pásame esa lámina de zinc−. Le dijo Pedro a su esposa.

− ¿Para qué?−. Le contestó su amada María a Pedro.

−Es que vengo del médico y me ha dicho que debo añadir zinc a mi dieta para mejorar las defensas de mi cuerpo−.

− ¡Pero Pedro, es loco que te estás poniendo!−. Le gritó muy asombrada María.

Eran casi las doce horas cuando Agustín, un licenciado en química, salía de la casa de la pareja y María no pudo verlo. Ella estaba en la cocina haciendo los menesteres para el almuerzo cuando Pedro dialogaba con Agustín. Pedro le había comunicado a Agustín de su preocupación después de visitar al médico. En aquellos tiempos el zinc estaba muy escaso. Y los ricos acapararon las pocas pastillas de zinc que había en la región. Preocupado por su situación Pedro llamó a su amigo Agustín. Y tan pronto llegó a la casa, conversaron tranquilamente.

−¡Mi hermano estoy muy preocupado por mi salud!−. Le dijo Pedro.

−No te preocupes. Gracias a los conocimientos de la química resulta muy fácil tomar un trozo de zinc metálico y transformarlo desde su forma sólida a una forma líquida que pueda ser añadido a un jugo−. Le informó Agustín a Pedro.

Todos sabían que en su forma sólida el zinc puede romper los dientes pero en forma líquida puede ser ingerido por vía oral.

Agustín le explicó a Pedro que existen numerosas reacciones para transformar el zinc a formas sólidas o líquidas comestibles. Y que en el laboratorio escolar o universitario, este cambio se podía conseguir a través de una reacción de desplazamiento o sustitución simple.

Zn(sólido) + CuSO4(Solución) → ZnSO4(Solución) + Cu(Sólido).

Con tranquilidad y paciencia, el licenciado en química le señaló que esa reacción ocurre a temperatura ambiente y resultaba muy atractiva para los estudiantes ver como una solución de sulfato de cobre (CuSO4) que en principio es azul, se va poniendo transparente. Agustín explicaba a Pedro que esto ocurría porque el zinc (Zn) desplazaba al cobre (Cu) y se producía sulfato de zinc (ZnSO4) que es una solución transparente (ya en esta forma el zinc queda disuelto en agua).

−¡Pedro, hermano mío, aquí está la solución a tu problema!−. Con admiración y firmeza, le dijo Agustín a su amigo.

Después de conocer esta información, Pedro se trasladó con urgencia a la ferretería. Se dirigió al área de jardinería y allí encontró sulfato de cobre. Agustín le había dicho a Pedro que esa sustancia era utilizada como abono para las hojas de la plantas en nuestros jardines. Pedro ya estaba decidido a transformar el zinc metálico cuando le pidió a su esposa que le pasara la lámina de zinc.

Muy emocionado y complacido de poder ayudar a su amigo, Agustín también le dijo a Pedro que gracias a los avances en los conocimientos de química la humanidad había podido transformar y diseñar todos los tipos de materiales que son los que hacen posible el avance y desarrollo de la ciencia y la industria en general. −¡Gracias! ¡Muchísimas Gracias!−. Terminó gritando Pedro, mientras daba un fuerte abrazo a su amigo químico.

FIN

 

Notas:

· El contenido narrado en este breve relato se corresponde con la realidad de la química y la medicina. Por tanto, puede ser comprobado científicamente.

· Este cuento intenta transmitir de forma diferente los conocimientos de la química.
¡Qué emocionante es vivir con la conciencia que te dan los conocimientos básicos de la Química!

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