Escándalos en la ciencia

Edwin Santana, M.A.
Edwin Santana

En la actualidad, la ciencia se difunde a través de varios medios, siendo las revistas científicas el medio más confiable e impactante. Estas revistas son plataformas que difunden los descubrimientos, procesos y reflexiones que se generan en la actividad científica. Para robustecer su confiabilidad y generar mayor confianza en sus lectores -que en su mayoría son los mismos científicos y académicos que llevan a cabo investigaciones y producen artículos científicos- se han adoptado medidas de control que reducen las posibilidades de que se propaguen trabajos de baja calidad, tanto en términos de relevancia para el área sobre la que versan los artículos, como de rigurosidad en sus procesos y conclusiones.

Entre estos controles destacan la revisión por pares, las políticas antiplagio y la que llamaré estandarización de la estructura de los manuscritos que se van a publicar. Existiendo también otros controles, como la declaración de conflictos de intereses, comprobación de datos y estadísticas, y el registro de ensayos y protocolos, nos centraremos en los primeros a los fines de dar una idea de la complejidad del proceso.

La revisión por pares se refiere al proceso por el cual, cuando se recibe un manuscrito en una revista científica, después de una primera revisión por parte del equipo editorial para comprobar que cumple con los criterios mínimos (pertinencia, de acuerdo con la temática de la revista, relevancia del tema que se presenta para la comunidad académica, cuestiones de estilo, etc.), se envía a un mínimo de dos (que pueden ser muchos más) expertos en el área sobre la cual versa el trabajo para que lo evalúen y decidan si el texto puede ser publicado, si necesita correcciones sustanciales o si definitivamente no debe ser publicado.

Existe una variedad de modalidades de revisión por pares, pero la más confiable se considera la denominada «doble ciego», en la que ni el autor sabe quiénes son los revisores de su trabajo (que son sus “pares” por el hecho de que trabajan temas similares de la misma disciplina), ni los revisores saben quién es el autor del trabajo que están evaluando. Esto se logra a través de la anonimización del documento que se envía a los revisores, y seleccionando estos revisores de una amplia base de datos internacional, lo que reduce las posibilidades de que el revisor sea un colega cercano del autor.

La política antiplagio consiste básicamente en no publicar artículos que simplemente estén copiando otros trabajos, incluso si se trata de trabajos del propio autor. Para ello, las editoriales suelen auxiliarse de softwares diseñados para esos fines.

Lo que he denominado «estandarización» hace referencia al hecho de que, aunque cada revista puede solicitar estilos ligeramente diferentes en la redacción del manuscrito, todas exigen que se expliciten al menos los objetivos del estudio que se presenta, la forma en que se seleccionó la muestra -cuando aplica- y la metodología utilizada para recolectar y procesar los datos. Con esto se asegura que cualquier otro investigador pueda replicar los pasos -aunque sabemos que no en todos los casos se puede hacer una reproducción perfecta- y debería llegar a los mismos resultados.

Aunque no en todos los casos se pueda replicar exactamente el estudio, al dejar explícitos cada uno de los pasos, cualquier experto en la materia puede juzgar si los resultados y conclusiones son consistentes con los objetivos, la muestra y los métodos, y esto agrega confianza en el proceso de producción y reproducción científica en términos generales.

Hasta aquí hemos visto los controles, pero nada hemos dicho de los escándalos en la ciencia a los que se hace referencia en el título.

Como toda actividad humana, la ciencia es también falible, falsificable y, de hecho, ha habido casos de falsificaciones y otros escándalos en los últimos años que podrían llevar a un ignaro en estos asuntos a pensar que la credibilidad de la ciencia ha mermado, está en crisis o incluso, que desaparecerá.

Entre los escándalos más importantes están: el caso de la revista Journal of Vibration and Control, que en 2013 retractó 60 artículos debido a un «anillo de revisión por pares», en el que los investigadores creaban identidades falsas para revisar y aprobar sus propios trabajos. El escándalo de Hwang Woo-Suk: un científico surcoreano que afirmó haber clonado células madre humanas, en dos artículos publicados en la revista Science en 2004 y 2005, y que luego se descubrió que había falsificado sus datos, lo que llevó a la retracción de ambos artículos en 2006 y puso en evidencia problemas de supervisión y control en las revistas de alto impacto.

Y finalmente, el caso de los medicamentos Vioxx y Avandia: Los fabricantes de estos medicamentos, Merck y GlaxoSmithKline (GSK) respectivamente, publicaron estudios en revistas científicas de prestigio que exageraban los beneficios y minimizaban los riesgos de sus productos (2010 y 2012, respectivamente). Como resultado, Merck enfrentó miles de demandas de pacientes y médicos y finalmente acordó pagar más de 4.8 mil millones de dólares para resolver la mayoría de las demandas; y GSK acordó pagar una multa de 3 mil millones de dólares en los Estados Unidos para resolver las acusaciones de fraude y de no informar adecuadamente sobre los problemas de seguridad de Avandia.

Hay escándalos más recientes, pero estos, y las razones para confiar o no en la ciencia actual, las trataremos en una siguiente entrega.

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One comment

  1. Espero la segunda entrega, interesante.
    Excelente.

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