Son mujeres que viven en todos los sentidos, excepto en el sexual, como hombres. Mujeres que renunciaron a su sexualidad y que “han prometido castidad eterna y total para conquistar el honor de ser hombre, de vestirse como ellos, tener armas y combatir, pero también de concederse lujos totalmente masculinos, como el tabaco y el alcohol, prohibidos a las mujeres en la sociedad albanesa”.
Se las denomina Burrnesh, término que proviene del albanés Burré (hombre) y aunque actualmente parece que sólo hay vírgenes juradas en Albania y Kosovo, en el pasado también se hallaban en Serbia y Montenegro. La conversión de estas mujeres a vírgenes eternas no tiene nada que ver con razones religiosas ni políticas sino más bien prácticas tales como no haber un hombre en la familia que pueda heredar las propiedades familiares, honrar a un padre o hermano, acceder a privilegios que siendo mujer no pueden, rechazar un ofrecimiento de matrimonio…en definitiva para poder vivir en unas tierras donde si la vida para los hombres es difícil, para las mujeres lo es aún mucho más.
Lo más curioso es que estas vírgenes están totalmente aceptadas e integradas socialmente y, de hecho, contar en una familia con alguna de ellas es casi un honor, puesto que la renuncia que hacen de su sexualidad se entiende como un sacrificio honorable.
¿Por qué lo hacen?
La riqueza de una familia es heredable solamente para los hombres, cuando una mujer se casa debe irse a vivir donde el marido viva, las mujeres son propiedad de la familia y no pueden fumar, utilizar un reloj, votar, comprar tierras, desempeñar ciertas profesiones y entrar a ciertos lugares. Esto se establece en el Kanuni i Lekë Dukagjinit (Código deLekë Dukagjinit), que rige aún a ciertas regiones de Albania.
¿Cómo se realiza y qué implica el juramento?
El juramento normalmente se toma en frente de los ancianos del pueblo, o puede hacerse en privado, cortándose el cabello y empezando a utilizar ropa de hombre. Una vez que el juramento se toma, la mujer se convierte en hombre ante los ojos de la sociedad y se libera de las limitaciones que el sexo femenino tiene.
Antes, si una burrnesha rompía su juramento debía morir, pero ahora la pena no se aplica. Sin embargo, muchas vírgenes juradas no regresan a su condición de mujeres porque su comunidad las rechazaría por romper el juramento.
Actualmente existen aproximadamente 102 vírgenes juradas en el mundo, según el programa Taboo de National Geographic, y la mayoría de las que viven en Albania tienen más de cincuenta años de edad.
Fenómeno
Las mujeres se convertían en hombres no sólo cuando faltaban varones en casa, sino también en caso de rechazo al novio que les había escogido el padre. Este fenómeno social, del que aún existen unas veinte representantes en todo el país, tiene sus raíces en el código medieval de Lek Dukagjini, que rigió la vida social y económica de los montañeses albaneses católicos y musulmanes entre los siglos XV y XIX. Qamile Stema (88), se muestra satisfecha con su vida de hombre, al declarar que no se ha peleado nunca con ellos. «Me han tratado como a un hermano y no son cotillas como las mujeres», dice riéndose. A pesar de haberse quedado sola después de falle asegura que no se ha arrepentido de su vida.
Qamile, la hija pequeña entre ocho hermanas juró por voluntad propia hace casi ocho décadas que nunca se casaría, y que permanecería virgen hasta el fin de su vida. «Hice este sacrificio por mi mamá que se quedó sola porque mi padre murió muy joven y ella tenía que criarnos a nosotras», confesó Qamile desde su humilde casa en la aldea de Barganesh, a unos 50 kilómetros de Tirana.
Qamile, que tiene ahora 88 años, ocupó el lugar de su padre, se cortó el pelo, se despojó del vestido y se vistió con la indumentaria ´brekushe´ (pantalones negros anchos, chaleco, camisa y gorra blanca), típica de los hombres de la región de Kruja.
Lo único que resulta extraño en el conjunto es la pistola que solía meterse en la cintura para protegerse de una posible agresión. Éstas eran algunas de las obligaciones impuestas por 12 hombres llamados garantes, cuya misión era vigilar el cumplimiento del juramento que las vírgenes habían hecho ante ellos, explicó el profesor de etnografía Mark Tirta.
Fuente: http://www.elterritorio.com.ar