La ignorancia es el peor de todos los males

Prof. Eulogio Silverio

Decía Platón que la ignorancia es el peor de todos los males. Pensaba el filósofo que quien conoce el Bien no podría hacer el mal bajo ninguna circunstancia. Según su visión de las cosas, resultan tan evidentes los prodigiosos y ventajosos los bienes que provee el Bien a quienes lo conocen y lo cultivan, que sería imposible suponer que un ser, cognitivamente sano, en posesión de tales bienes elegiría lo contrario, el mal.

Sólo por ignorancia se práctica el mal
De la ignorancia derivan todos los males y del conocimiento todos los bienes. Cuando leemos titulares tan sorprendentes y absurdas, como: “Hombre celoso, mata a su pareja y luego se suicida dejando hijos pequeños en medio del desamparo” no nos queda otra opción que aceptar la conclusión de Platón en el sentido de que sólo por ignorancia un individuo ejecuta un acto tan absurdo y monstruoso, como este.

La ignorancia aconseja lo peor
Hace unos años acompañé a una amiga al sepelio de su padre que terminó con su vida mediante  suicidio por ahorcamiento. Al analizar las causas de este evento inesperado, reflexionaba en silencio sobre la posibilidad de que su  padre, que era un hombre noble, hubiese tenido la posibilidad de ver la angustia, el dolor, la desesperación, la impotencia y el sufrimiento que su acción causó a sus hijas, estoy seguro, que jamás elegiría la acción que eligió.

Ser rico en conocimiento
Aconseja Platón a los seres humanos, preocuparse por ser rico en virtud (conocimiento) no en oro ni en plata. Por cuanto aquél que es rico en conocimiento alcanza fácilmente la riqueza que da el oro y la plata, aunque no resulta igual para aquellos que sólo se preocupan por alcanzar las riquezas que ofrecen el oro y la plata.

Como sabemos, para este filósofo la virtud superior es el Bien y este está determinado por el conocimiento. Queda claro que no se puede ser bueno, héroe ni patriota por accidente; Kant lo expresa de esta manera en «La fundamentación de la metafísica de las costumbres» al decir, que existen personas que obran conforme al deber y no por deber. Es decir que actúan de acuerdo a la moral, pero esto no significa que obran moralmente bien, porque en sus acciones falta una buena voluntad que guíe su obrar.

El ignorante no puede ser justo aunque se lo proponga con todo su corazón
José Ramón López siguiendo esta misma línea de pensamiento expresó en la Alimentación y las razas, que el ignorante no puede ser justo aunque se lo proponga con todo su corazón, porque para obrar de manera justa resulta imprescindible procesar una cadena de razonamientos para los que el cerebro del estulto no está habilitado.

Cuando al cerebro del hombre ordinario llegan varias ideas contrarias al mismo tiempo, siente que todo le da vuelta, que no entiende nada, que lo que están a su lado se burlan de él, se siente perdido. Sin embargo, el instinto le previene de su inminente derrota y le aconseja las acciones más estúpidas para vencer a su oponente, que por lo general incluye la agresión física, de modo que sin que medie un tiempo prudente para la reflexión sobre las consecuencias de sus acciones, pasa de la palabra a los hechos. Cree, ingenuamente, lo mismo que el común de nuestra gente, que matando al perro también se elimina la rabia, olvidando otro refrán popular que afirma lo contrario, es decir, que la fiebre no está en la sábana.

Ignorancia y maldad.
Dice Meursault, personaje principal de la novela el Extranjero de Albert Camus, «…al disparar varias veces contra el cuerpo sin vida del árabe, sentí que esa acción mía había roto el equilibrio de esa tarde…» Algo así se vislumbra en la cara de los asesinos del comunicador Claudio Nasco; pues en el rostro de aquellos imbéciles, se advertía una mezcla perfecta de ignorancia y de maldad.

El ignorante se cree genial
En el rostro de estos asesinos de baja monta, por lo general después de cometer un crimen, se advierte una gran confusión; como si no entendieran todavía que fue lo que pasó, en qué punto falló su plan perfecto de matar a este “palomo”. Por lo general estos delincuentes se perciben a sí mismo como poseedores de una inteligencia superior a la de aquellos que viven del trabajo honesto.

El ignorante por lo general percibe a las personas que viven de su trabajo como unos estúpidos que no merecen lo que tienen. Su escasa inteligencia les lleva a creerse especiales a quienes el mundo le debe algo. Conozco a un muchacho, hijo de un excelente mecánico, que nunca aprendió el oficio de su padre porque consideraba que esto era poca cosa para él, abandonó sus estudios en la UASD alegando que se pierde mucho tiempo y luego abandonó los estudios en una privada alegando que cobraban mucho y enseñaban poco. En la actualidad este genio, es un inútil que no sabe hacer nada, no trabaja, tiene una mujer con dos hijas a las que no mantiene. Su oficio actual es criticar al gobierno de turno, porque no hace nada para mejorar la situación económica de él.

Hacerse sabio en su propia opinión
Mucha razón tiene el autor bíblico cuando afirma que el ignorante es aquél que se hace sabio en su propia opinión. Este ser es una especie de personalidad narcisista que sobredimensiona la bondad y magnificencia de sus acciones. Esta expresión bíblica coincide con lo que afirma Platón de que la ignorancia persuade al ignorante de que es sabio.

 La ignorancia protege de la vergüenza
Este tragicómico personaje, la más de las veces, por su vocabulario, gestos, modas y gustos se convierte en motivo de burla para los demás, él es el signo y el símbolo del ridículo social, pero vive convencido de que la gente lo observa porque lo admira, su escasa inteligencia lo protege de la vergüenza.

Eligiendo el peor consejero
El ignorante no escucha consejos, se cree autosuficiente, pero si un día decide escuchar a alguien, el instinto le lleva a elegir como consejero a alguien más estulto que él. Definitivamente la sociedad dominicana debe emplearse a fondo en el combate contra la ignorancia, para ver si un día desaparecen de los noticiarios crímenes tan estúpidos como los que a diarios vemos. Porque en nuestro modo de ver no existe una explicación más plausible que pensar que sólo por ignorancia alguien mataría a un ser humano para robarle un celular, una tarjeta de crédito que luego utiliza en un cajero sin cuidar el rostro frente a las cámaras.

Combatir la ignorancia
La ignorancia se combate con acciones responsables, asumiendo cada quien el rol que le corresponde. El que es profesor debe dedicarse a ser profesor y no pretender ser padre, hermano o  amigo de sus estudiantes. El que es padre de familia que sea padre de familia y que deje de intentar ser otra cosa para sus hijos e hijas. El que es autoridad, que se comporte como autoridad, que deje la pretensión de querer complacer a todo el mundo.

Culpables por indiferencia
Pienso que en gran parte los culpables de estos crímenes absurdos somos nosotros mismos, como sociedad al permanecer indiferentes y gozosos en la orilla viendo al desgraciado que se ahoga en medio del mar, pensando que como no es nuestra culpa no podemos hacer nada.

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