El problema de la fundamentación del cambio y la identidad: el supuesto del pre-onto de Andrés Avelino (I)

Humberto R. Méndez B.
Humberto R. Méndez B.

Filosofar es un discurrir  reflexivo sobre algún problema filosófico; pero el problema de la fundamentación del problema se pasa por alto, y este es la fundamentación de la filosofía. Dilthey es quien inicia en nuestro tiempo el conocimiento de este problema, que hay que buscarlo en la filosofía de la filosofía. Por lo cual, el problema fundamental de la filosofía es la misma filosofía, pues la filosofía es una disciplina filosófica.

Avelino se hace eco de Platón, y con él del pensamiento clásico: “El primer problema filosófico surge cuando la persona se asombra, se admira de encontrarse a sí mima entre las cosas, algo esencialmente distinto de las cosas.” Por lo tanto, la verdad filosófica es una vida en el espíritu para orientación y salvación.

Al filosofar no hacemos más que expresar nuestra propia concepción del universo. Esto nos lleva a la siguiente conclusión: “Toda filosofía tiene que ser una confesión personal y como tal deber ser respetada. Y que el hombre, al filosofar se cree dueño de la verdad, cree conocer el universo y eso determina en su psicología la soberbia que tiene cada filósofo, a esa verdad llegó Descartes. En su soberbia, el filósofo es el único poseedor que grita a los cuatro vientos y en todas las esquinas las riquezas que posee…ser filósofo es ser vocinglero.”

Por medio del filosofar, el filósofo investiga su auto relación con el mundo, por eso expresa su propio mundo-cosa; y esa es su confesión personal. El filosofar sobre la filosofía es lo que hace el filósofo cuando piensa sobre lo pensado.

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La filosofía categorial de Avelino es espiritualista. Él se propone una metafísica como ciencia, lo cual es una contradicción con el mismo, ya que la ciencia no puede ser metafísica, ni la metafísica ciencia. La única metafísica posible es la trascendente, la del pensamiento categorial. Por eso nos pide el autor que veamos sus escritos como una verdad categorial.

La verdad óntica es la que considera las cosas verdaderas o falsas en el mismo ente. En el pensar de Pfander: “…en todo pensamiento-juicio hay una pretensión de verdad.” Siendo la fe que tenemos la que respalda esa verdad. En ese respecto, el hombre que  no sea capaz de creer en su intuición y sustentarla con firmeza y desarrollarla en la dialéctica no podrá ser  filósofo.

Por eso, los escépticos provienen de tres fuentes:

  1. Arreligiosos y materialistas,
  2. De una ciencia especial.
  3. Incapacidad metafísica.

La verdad no es una realidad óntico, solo existe en el conocimiento y para el conocimiento. La verdad teológica es una verdad extrafilosófica y tiene relación con la verdad filosófica. El religioso tiene su propia concepción del universo.

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Como se plantea el existencialismo, como siendo la filosofía de la existencia humana, con la filosofía del pre-onto, se ve la soberbia delo filósofo y su aspiración diabólica de evolución hacia Dios.

Se plantea que el ser es la nada dos veces. Si el ser ha de ser en sí, de un modo determinado, el ser ha de ser distinto a lo que es: ha de ser lo que no es. El ser es esencia categorial, es la suprema categorial.

Es por esto, que nunciar lo que es el ser, es destruir el ser. El ser puede señalar, pero no enunciar, porque el ser es la nada dos veces; es la nada cuando se postula en sentido óntico y la nada cuando se enuncia en sentido significativo. El problema del ser nos viene con Parménides, luego Aristóteles y el vitalismo de Ortega y Gasset. En lo variable, lo que cambia no tiene ser  lo variable. Lo variable no existe, pues solo existe lo que es idéntico a sí mismo en todos los momentos de su existir.

Cuando se ve el modo de existir del ser, se encuentra que para los existencialistas, el ser, como ser no se puede definir, pero dicen  que en la  existencia humana, el ser está en el mundo.

Para Parménides, el ser es la identidad: para Heráclito es el cambio, en cambio que para Ortega y Gasset es la vita. Heidegger lo encuentra en la existencia humana; pero para Avelino: “El ser existe sin existir como un ser determinado en lo que existe.” El ser es la nada.

Lo que vemos, lo que se manifiesta, la forma, no es el ser. Es por eso que el filósofo no encuentra al ser, el que encuentra el ser no es filósofo. Repetimos de nuevo: el ser es la nada. La ausencia absoluta, la nada, el espíritu, Dios, eso es el ser.

Entra Avelino a explicar el tiempo actual y el potencial. El problema del tiempo lo han tratado: Aristóteles, san Agustín, Bergson y Heidegger.

Existe un tiempo potencial: que es el tiempo del ser en sí.

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El tiempo actual: es el tiempo del ser manifestado, en presencia, lo que cambia y fluye.

El hombre ve lo que fluye, lo presente, el cambio; pero no ve el tiempo de Dios, el espiritual. La nada, que es el ser solo existe en forma potencial y existe en el tiempo potencial, que es el tiempo de Dios. Dios saca el mundo de la nada, del tiempo potencial, en el pensamiento Divino, y lo crea en las formas del tiempo actual.

Por eso se debe conocer a la persona humana y a la persona Divina. El hombre solo existe en presente, en tiempo actual, y en tiempo potencial. Por eso puede intuir a Dios y a los objetos del tiempo potencial.

Dios existe en el tiempo  potencial absoluto. La eternidad es tiempo potencial absoluto. La nada debe ser tratada en forma metafísica como aquello que Dios usa para crear el ente.

En la segunda parte de su tratado, Andrés Avelino nos presenta el pre-óntico y el pre-onto significativo, para lo cual nos dice: “Los significativo es la forma de aparecer el ser ante el espíritu  de modo de no óntico. Lo óntico es el ser como es en sí mismo, fuera de su modo de aparecer, de su modo de hacerse presente ante el espíritu.”

El ser tiene dos forma: un ser y un aparecer, que son sus modificaciones. El onto quiere ser por su significación. Por ejemplo, a lo lejos veo un bulto, el bulto es un hombre, el hombre es Juan; el onto primero es un bulto, después el bulto significa un hombre y el hombre significa Juan. El onto Juan, que es invariable, eterno, porque las ideas son eternas.

El supuesto del pre-onto como fundamento de toda noción de cambio, surge por medio de la significación, la cual al onto, un solo onto variable, idéntico. No hay significación sin onto

Todo filosofar parte de un pre-onto. Cuando veo que la semilla es el árbol actual, parto del pre-onto; como el bulto, que luego es un hombre que es Juan.

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Aunque Hume le negó al onto la realidad, para el maestro dominicano, la sustancia es el pre-onto. Existe una multiplicidad de significaciones, por eso hay tantas sustancias como significantes. Se ha de saber que una sustancia no se transforma en otra, y esto por la razón de que una sustancia es individual y única.

Las metafísicas de Plotino, Espinosa y Leibnitz tienen unas sustancias que se desbordan, las sustancias Dios, forma, la sustancia mundo; y que son metafísica materialista. Pero Descartes tiene un individualismo de sustancia que no se reduce.

En la metafísica de Hegel encontramos una sustancia que evoluciona, y que pasa por materia y espíritu; en cambio que la metafísica de Bergson tiene una sustancia que evoluciona en forma creadora.

Cuando se estudia a Husserl, encontramos que este pretende una filosofía sin supuesto. El supuesto de la filosofía no se conoce hasta que hemos filosofado, y en este filosofar está incluido el supuesto   del supuesto óntico.

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He aquí que se puede afirmar que solo existe una manera de extirpar el supuesto de la filosofía, y no filosofando. La metafísica es metafísica porque existe el pre-onto.

Ahora nos preguntamos,  ¿se puede anunciar de un onto más de una determinación? La respuesta es verdadera. Sí, es imposible anunciar de un onto más de una determinación. Solo una determinación determina un onto.

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