Efecto Pigmalión  o profecía auto-cumplida

Muy frecuentemente escuchamos hablar de este concepto, leemos su definición y luego olvidamos de que se trata, hasta que otro día alguien lo menciona nuevamente o lo leemos en algún texto.

El Mtro Enerio Rodríguez, en distintas clases de Maestría, siempre nos hablaba del concepto para explicar ciertos comportamientos. La tradición cuenta que Pigmalión era un rey que buscaba la mujer de la belleza perfecta para casarse, pero al no encontrarla se dedicó a esculpirla por sus propias manos, hasta que creo a Galatea, una escultura de extraordinaria belleza de la que se enamoró perdidamente. Tan fuerte era su amor por su creación que la diosa afrodita la convirtió en humana, con lo que Pigmalión vio cornada su búsqueda, encontró la mujer de perfecta belleza.  Ampliar información en este enlace: wikipedia.org

Por esa razón, cuando un sujeto tiene una conducta que produce el efecto deseado o indeseado, se le etiqueta con el nombre de efecto Pigmalión o Profecía auto-cumplida. Un ejemplo clásico de conducta de profecía auto-cumplida es la del hombre celoso que trata de buscar la mujer más seria y de bajo perfil como pareja sexual-sentimental y en muchas ocasiones la obtiene, pero como él está convencido de que todas las mujeres son infieles, comienza a controlar sus horarios, con quienes se junta en el trabajo, en la universidad, quienes le llaman frecuentemente, les revisa el celular, en fin no le deja espacio para que su compañera desarrolle su individualidad.

Este  comportamiento convierte la vida de esa mujer en un infierno, y hasta la mujer que nunca había pensado en la infidelidad, un día se da cuenta de que su vida es un infierno y decide salir de él haciéndole caso a alguien que conoce y que exhibe un comportamiento totalmente contrario al de su compañero.

Cuando el amigo de los celos descubre que lo han dejado, por otro, exclama, como si estuviese contento al descubrir que su mujer le fue infiel, “Yo lo decía y tenía, toda la razón, “todas las mujeres son infieles””