El General Pedro Santana, cuyos restos reposan en el salón de los patriotas inmortales -conocido por todos como Panteón Nacional-, llevados allí por el antipatriota, represivo y criminal Dr. Joaquín Balaguer el 23 de julio de 1978 -23 días antes del traspaso de mando-, no deben permanecer ni un minuto más en ese lugar sagrado.
El General Pedro Santana murió bajo la bandera de España y cometió innumerables crímenes contra los fieles seguidores del ideal trinitario de una República Dominicana totalmente libre e independiente de toda dominación extranjera, entre los cuales podemos destacar: En el mes de agosto de 1844 declaró traidores a la Patria y los deportó a distintos lugares del mundo a los fundadores de la República Dominicana: Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez, Ramón Matías Mella, Juan Isidro Pérez, José María Serra, Pedro Alejandrino Pina, Juan Nepomuceno Ravelo, Jacinto de la Concha y Juan Evangelista Jimenes, entre otros, y desde entonces se alzó con el poder absoluto del país.
- El fusilamiento de María Trinidad Sánchez y sus compañeros de ideal el 28 de febrero de 1845 –un día después de cumplirse el primer año de la Independencia Nacional- por reclamar el retorno de los trinitarios deportados por Santana y su gabinete.
- El destierro de los parientes más cercanos de Duarte -su madre Manuela Díez y sus hermanos y hermanas-, en el mes de marzo de 1845, con lo cual quiso darle una estocada final al fundador de la República.
- El fusilamiento de los hermanos José Joaquín y Gabino Puello el 23 de diciembre de 1847, tras acusarlos de una supuesta conspiración que buscaba derrocarle.
- El apresamiento y fusilamiento del General Antonio Duvergé el 11 de abril de 1855, quien fuera una y mil veces glorioso defensor de las fronteras dominicanas, junto a sus hijos Alcides y Daniel, los patriotas dominicanos Tomás de la Concha y Juan María Albert, así como al ciudadano español Pedro José Dalmau, tras acusarlos de conspirar contra su Gobierno.
- La actitud de deslealtad y traición asumida en 1858, cuando el gobierno provisional de Santiago, encabezado por el general José Desiderio Valverde lo trajo del exilio para derrocar al Presidente Buenaventura Báez por haber llevado a la quiebra a los productores y comerciantes de tabaco del Cibao. Santana, tras derrocar a Báez, retornó a Santiago y le dio un golpe de Estado al presidente Valverde, derogó la constitución democrática y liberal de Moca adoptada en 1858 e impuso nuevamente la constitución conservadora de 1854.
- La entrega total de la República Dominicana al decadente imperio español cuando llevó a cabo la anexión a España el 18 de marzo de 1861, para consumar de forma definitiva sus planes parricidas contra la patria y contra sus mejores hombres y mujeres.
- El fusilamiento de los patriotas José Contreras, Cayetano Germosén, Ynocencio Reyes y otros en mayo de 1861 en la ciudad de Moca, tras estos oponerse a la anexión a España.
- El fusilamiento en el patíbulo del patricio Francisco del Rosario Sánchez, tras un juicio sumario, junto a sus 21 compañeros de lucha e infortunio, en San Juan de la Maguana, el 4 de julio de 1861.
La controvertida decisión del Presidente Balaguer de trasladar los restos del general Pedro Santana al Panteón Nacional contribuyó a reavivar en el debate nacional una vieja y no resuelta polémica en torno al papel de Pedro Santana en el devenir histórico dominicano.
Esta polémica durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo llegó al colmo de que varios intelectuales, de la estatura de Manuel Arturo Peña Batlle, Emilio Rodríguez Demorizi y Pedro Vergés Vidal, tuvieran el descaro de cuestionar la triología patriótica que integran Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella y en su lugar proponer el binomio Pedro Santana-Juan Pablo Duarte o Juan Pablo Duarte-Pedro Santana.
Hoy la mayor parte del pueblo dominicano y los historiadores seguidores del ideal duartiano de una República Dominicana totalmente libre e independiente de toda dominación extranjera, somos partidarios de que los restos del General Pedro Santana sean retornados a la Iglesia del Seybo, desde donde fueron exhumados en 1978, o enviados a España para que reposen junto a los restos del dictador Rafael Leónidas Trujillo, con el cual tuvo gran parentesco.
Estamos totalmente de acuerdo con el Mtro. Juan De La Cruz en el sentido de que los restos de Pedro Santana no deben y nunca debieron estar en el Panteón Nacional dominicano.
Quizás tenga méritos para que España le otorgue la nacionalidad o que lo declare su lacayo favorito, pero en el Panteón Nacional de la patria que duarte soñó, solo deben estar los restos de aquellos que aportaron con sus ideas, su sangre y sus sacrificios importantes servicios para que la patria, que precariamente hemos construidos los dominicanos, exista hoy, como realidad y como ideal.
Podríamos no estar de acuerdo con el juicio de traidor que le atribuyen los historiadores dominicanos a Pedro Santana, pues siempre estuvo claro y lo estará para aquellos que analizan los hechos histórico que Santana nunca comulgó con los ideales de República que levantaron los trinitarios.
Pedro Santana no es un traidor a la República, es y siempre fue un enemigo de la República y por ese solo hecho nunca debió ni debe estar junto a los héroes de la República.
Santana es un conservador, enemigo jurado de todo ideal liberal. Los restos de Pedro Santana deben ser sacados del lugar donde están y llevados a un lugar donde se puedan conservar como testimonio de nuestra memoria histórica, para mostrarles a nuestros hijos y a nuestros nietos sus crímenes.
Entendemos también que debemos analizar las actuaciones de Sánchez y Mellas para determinar si merecen ser llamados Padres de la patria dominicana, dada su participación en negociaciones para anexar la República a potencias extranjeras.