Sobre el uso público y privado de la razón. Caso tecinco del Claro-JCE

A propósito de la penosa situación en la que se encuentra un técnico de Claro, que supuesta o realmente estuvo enterado de una situación anómala que estaba pasando con los equipos de la Junta Central Electoral (JCE) que serían utilizados para las elecciones del pasado domingo 16 y decidió pasar la información a un coronel amigo, que casualmente forma parte de la seguridad de un importante candidato presidencial, no a sus superiores en Claro ni a los funcionarios de la JCE a la cual su empresa le está vendiendo un servicio técnico.

Cuando una persona trabaja en una empresa-institución o  actúa en su nombre está obligado a hacer uso privado de la razón, es decir que no puede divulgar información que pudiera ser sensible a personas extrañas.

Si el técnico de Claro descubrió una anomalía, fraude o intento de manipulación  estaba en la obligación de reportar esta situación a los altos funcionarios de la institución a la que su empresa le presta servicios y si no posee el rango para comunicar información tan sensible de manera expresa debe llamar a los ejecutivos de su empresa, para que estos a su vez se comuniquen con las autoridades correspondientes. En ningún caso, como técnico de Claro, debió pasar esa información a un amigo. Por una razón sencilla, él se encuentra en ese preciso lugar en su calidad de técnico de una empresa que vende servicios a una institución, no como ciudadano, no como miembro de un partido.

Sin embargo, nadie puede quitar el derecho que él, como ciudadano tiene de hacer uso público de su razón denunciando frente a la sociedad, lo que entiende que está mal. Pero jamás puede ser a un amigo, a un partido político en particular.

Inmediatamente realizada esta acción, desaparece su condición de técnico de Claro, por cuanto una empresa de este calibre no puede permitir que su personal técnico alegremente expongan informaciones sensibles de las empresas a las que tienen acceso en su condición empleado de una prestadora de servicios, nadie en su sano juicio contrataría una empresa cuyos técnicos exhiben este comportamiento.

La empresa Claro está obligada, pasado este proceso a despedir a este empleado, pues de lo contrario su credibilidad quedaría muy afectada.

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