El follón del académico

Prof. Rafael Baez Bisono

Una historia muy triste pero que hay que contar le sucedió a los académicos camino a la capital. Fue en Santiago el evento al recoger a los profesores que se disparó un follón que a muchos le causó sudores.

Era día de habichuelas, de esa mezcla maldita de batata, leche y mariscos creando las condiciones para un peligroso ahitó.

Pero habría que ser cauto y no ser temerario incorporar al organismo tan enredado rosario. Sobre todo si se va a viajar hermético y con gente, pues puede escaparse un follón que terrible como un ciclón golpe inclemente.

Pues efectivamente eso fue lo que sucedió al entrar a la guagua el grupo de Santiago se armo una batahola entre los profesores más serios, acusándose mutuamente de la autoría de un follón que a todo el mundo enveneno la dulce respiración.

Fue Gomera saltó Poueriet, no, fue David la Oz dijo otro, pero se están volviendo locos? nadie es mas serio que yo se defendió cada quien. Con vehemencia y apuro insistían en ser gentes de bien. Pero el fenómeno químico de mas en mas arreciaba creando las condiciones para detectar el culpable, que su barriga ahíta en simularlo se empeñaba.

Había ya inconscientes, a Silfa hubo que darle un aventón para poder rescatarlo de tan agresivo follón.

Gomera que es piel colorá no podía aguantar mas y se puso al rojo vivo por los efectos del fenómeno en cuestión, y nada ha causado mas estragos que este criminal follón.

Todos desesperados mirando en serio a Poueriet saltaron una exclamación: Amigo, ten compasión no ves que has podido matarnos con ese tremendo follón. El ruso que escuchaba tan colectiva acusación no lo podía creer que a la filosofía se le humillara por causa de ajeno follón.

El académico ahito situándose avergonzado, pálido, sumiso y agobiado grito: es una aberración, yo, filósofo, ser acusado de tan mortal follón.

El maestro Dimas filósofo y asceta en su asiento, medio aturdido exclamó: ésta situación a mi no me afecta, pero no quiero dejar de pedir a la razón: a la filosofía no me la metan en tan intransigente follón. Reitero, la habichuela es cosa de estómago y la filosofía de razón que déjenmela al margen de este histórico follón. Y el maestro Silfa ocurrente más que cualquiera le gritó a Gomera: hermano, tu que sabes de estas cosas, como especialista, explora de que asentadora se escapó éste terrorista, pero al follón te refieres? preguntó Gomera con prontitud, sintiéndose ofendido por tal solicitud.

Jiminian, reservado como siempre, en medio del rebú exclamó terrible interjección en protesta por tan devastador follón.

La profesora Edgla cansada y asueñada en su asiento brincó con la interpelación de:

¿Quién fue que se lo tiró?

Fue Gomera insistió Poueriet, creo que no! dijo Betances, pues es Poueriet el epicentro de tan infortunado trance.

Estás seguro? protestó la Oz, pues no voy a permitir que se maltrate a mi compañero de organización achacándole tan devastador follón.

El colombiano que habla hasta por los codos delató al amigo: en la mañana de hoy desayuno conmigo, soy testigo de cinco vasos servidos y devorados sin compasión por lo que estoy seguro de que esa es la causa de tan peludo follón.

El ruso que callaba concentrada expectación decidió involucrarse en tan  desagradable cuestión: de quien fue no hay duda, pero solo les voy a pedir que a la filosofía la dejen fuera de tan fea diablura. Las mujeres de alante piadosas naturales le aconsejaron al infeliz: colega tómese un purgante.

Y al final, al quedarse en su parada el atribulado profesor dijo en este tenor: está bien profesores, les pido perdón, ya, prometiéndole que jamás volvería competir con el follón de Yamasa.

Y el chofer en su guía de manera irreverente le pidió al indecente: profesor le voy a pedir un favor, a este guagua nueva no me la vuelva a inundar con semejante hedor.

Y al irse el profesor, la académica más seria comentó no sin ironía, un honor y causa, se merecía.

No diga eso maestra, le pidió la compañera, como a irrespetar tan meritorio galardón involucrándolo con un vulgar follón? a peores se lo han dado, o sinó consulta al Dr. Vargas que él escribió que a todos los candidatos él los evaluó y el mérito que descubrió lo dejó pelú, que el honor y causa, en nuestro país vale menos que un «Peo de cucú, «.

«El follón del académico»

Testigo: Báez Bisonó

Derecho reservado

Prohibida su reproducción.

Mao, 24/abril, 2003.-

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