¡Ay!, esas comas que salen de tu boca

Prof. Faustino Medina

“La coma, esa puerta giratoria del pensamiento”, apunta con mucha sabiduría Julio Cortázar. Me tardé un tro´ de tiempo para seleccionar una frase que pudiera, desde que la leas, pincharte los ojos y hacerte notar la intención de estas líneas. Pues ahí está, quiero hablarte de la coma porque, seguro, hay algo sobre este travieso signo de puntuación que puedes aprender. 

Va, como esto no es, ni pretende ser, una entrada de diccionario, voy a definir la coma como un signo de puntuación que, entre otras cosas, impide que metamos la pata al hablar. Tal vez pienses que estoy jugando, pero no; lamento decirte que esta vaina va muy en serio. Independientemente de las funciones de este recurso, las cuales encontrarás en un manual de ortografía y puntuación, quiero mostrarte los problemas que puedes evitar si utilizas con adecuación tus comas. 

Me parece que lo más valioso que tienes es la vida, pues comencemos por ahí. Una coma puede determinar si vives o mueres. Si te encuentras en una situación, Dios no lo quiera, donde alguien te amenaza con un arma, pudieras librarte si dices con determinación: ¡No, tenga piedad! Sin embargo, sería diferente si te comes la coma: ¡No tenga piedad! No dejes a tus hijos o a tus futuros hijos huérfanos, utilizarlas bien.

Esto no se queda ahí, te cuento que a una amiga mía la acusaron de canibalismo. ¡Sí, señor! La bendita mujer tenía la costumbre de llamar, a todo volumen, a los hijos a comer. ¡Vamos a comer niños!, vociferaba. Hasta la policía llegó buscándola un día. Por suerte ya aprendió la lección y cuando necesita convocar a sus muchachitos a almorzar, les dice hasta con cierta delicadeza: ¡Vamos a comer, niños!

Por si esto te parece poco, una coma mal utilizada puede arruinar tu relación amorosa. Así mimo e´. Ya sé que por ahí dicen y redicen que el amor lo puede todo, pero si alguien me salta con una frasecita como ¡Quiero darte, mi amor!, no creo que me quede o que vuelva por ahí. Por supuesto que el panorama cambia radicalmente, diría un amigo de Santiago, si en vez de eso me susurran al oído: ¡Quiero darte mi amor! 

Ahí está, y estos son solo algunos de los problemas que puedes evitar si utilizas bien las comas que salen de tu boca. Así que, como decían los muchachos en el play cuando una pelota salía disparada fuera de juego, “watch out” con esas comas. Para terminar, me voy a robar esta frase de Cortázar para que no se te olvide nada de esto: Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda”. Si es mi amiga la que lee, pondrá la coma después de la palabra mujer; pero si es mi pana full, la colocará después de la palabra tiene.  ¡Chao!

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One comment

  1. Excelente articulo Faustino, tiene la gracia de un buen cuento. El aprendizaje resulta divertido de esa forma. Le felicito por comunicar con asuntos tan serios de esta manera.

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