Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Para que más chicas desarrollen carreras científicas y tecnológicas es necesario actuar en las primeras etapas educativas.

Alumnado de primer curso de Educación Primaria trilingüe en el laboratorio STEAM de la Facultad de Educación de Bilbao. Foto: Tere Ormazabal. UPV/EHU.
Alumnado de primer curso de Educación Primaria trilingüe en el laboratorio STEAM de la Facultad de Educación de Bilbao. Foto: Tere Ormazabal. UPV/EHU.

 

En diciembre de 2015 la Asamblea General de Naciones Unidas decidió que un día del año debía reconocer el rol crítico que juegan las mujeres y las niñas en la ciencia y la tecnología y que sería el 11 de febrero. Hoy, por tanto, se celebra, por séptima vez, el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Y crece año a año la relevancia social de esa jornada.

Los datos, sin embargos, son tercos. Se mueven lentamente. En el conjunto del alumnado de primer curso del año 2020-2021, las chicas suman el 56,30% del total, en el área de Ciencias representan el 55,6% (4,35 puntos más que el año anterior, pero apenas medio punto más que en 2027-2018) y en Ingeniería y Arquitectura, el 28,91% (1 punto más que el año pasado, 5,5 puntos más que tres cursos atrás. Esas cifras son menos discrepantes en posteriores etapas universitarias [Ver las gráficas].

Los desajustes que muestra la matrícula de primer curso son fruto de estereotipos construidos desde edades muy tempranas y que lastran la ciencia. “No es un problema de elegir al final, cuando tienes 15 o 17 años. El rechazo empieza desde pequeñas; perciben la ciencia como algo que no tiene que ver con ellas”, explica la profesora de Matemáticas de la Universidad del País Vasco Marta Macho, divulgadora científica y premio Emakunde a la Igualdad 2016. Según reflejan estudios realizados con niños y niñas, como el análisis de David Miller sobre cinco décadas de los dibujos Draw-A-Scientist, alguien que se dedica a la ciencia es, para una amplia mayoría de menores, un hombre con bata blanca muy listo y un poco raro y que trabaja solo. Una especie de Superman de laboratorio. Las niñas no se identifican con esa figura. “Tradicionalmente, la mayoría de los niños quiere ser superman y les llaman la atención los casos de éxito más llamativos, más sobresalientes. Las niñas, ante eso, se achantan; ellas necesitan ver mujeres de carne y hueso, no superwomen”. Además, está la autopercepción. A partir de los 6 años, las niñas empiezan a considerarse menos inteligentes que los niños y a dejarse de interesar por actividades que asocian con brillantez, según un estudio publicado por Science en 2017. “Hay que seducir a las niñas con las matemáticas y la ciencia desde pequeñas. Muy pronto empiezan a asociar la actitud de los chicos de exponerse más o de querer llamar la atención con ser más listos”, añade la matemática.

Para cambiar la tendencia parece necesario, como explica Marta Macho, intervenir a edades tempranas. En la etapa infantil, el eje sobre el que pivota la vida de niños y niñas es, junto a la familia, la escuela. Así que una de las claves podría ser mejorar la enseñanza de STEM (acrónimo formado por las iniciales en inglés de las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) en las primeras etapas educativas y hacerlo desde una perspectiva de género. “Maestras y maestros coinciden de forma mayoritaria en la necesidad de mejorar la formación del profesorado y de contar con más recursos (humanos, espaciales, materiales y tecnológicos) para poder impartir estas asignaturas de forma adecuada en las aulas”, señala en sus conclusiones el estudio La enseñanza de STEM en Educación Primaria desde una perspectiva de género, realizado en 2020 por especialistas de la Universidad de Murcia, y añade: “Dado que se han hallado diferencias (algunas de ellas significativas) en función del género de los participantes. se deberá tener en consideración la perspectiva de género -sobre todo entre el profesorado- en el momento de diseñar e implementar experiencias de enseñanza de STEM”.

Para profundizar en la formación del futuro profesorado en ciencia y tecnología, la Facultad de Educación de Bilbao inauguró en abril de 2021 un nuevo laboratorio STEAM (el acrónimo suma la letra A, de Arts, que representa a las disciplinas de arte y diseño). El espacio cuenta, entre otros recursos, con robots educativos, material de construcción y creación de objetos tipo ‘lego’, material de programación educativa, plataformas de creación de electrónica de código abierto, impresoras 3D, componentes de electrónica, herramientas para la creación de pequeños objetos tecnológicamente enriquecidos y mucho más. “El laboratorio tiene como objetivos que nuestro alumnado vivencie las actividades formativas como estudiantes y a la vez analice la potencialidad de las mismas en la transposición a la etapa educativa de su futuro docente”, explica Ainhoa Berciano Alcaraz, vicedecana de Innovación, Calidad, Sostenibilidad e Investigación, quien también menciona la importancia de acabar con los prejuicios hacia estas disciplinas. “Una afectividad negativa hacia las STEAM influirá en su función docente. Tratamos de mejorar su afectividad y competencia y dotarles de herramientas para que fomenten esa afectividad en su futuro alumnado y les ayuden en su desarrollo competencial”, añade.

Además, el laboratorio hace hincapié en la perspectiva de género, algo que queda claro en el mural que abarca una de las paredes. Creado ad hoc por profesoras y alumnado del centro destaca con gran colorido las aportaciones de diversas mujeres en la ciencia, la tecnología, la matemática y la literatura. “Es fundamental aplicar la perspectiva de género en las materias STEAM, pero no solo en ellas, sino también en el resto de asignaturas de nuestros grados, en las que incorporamos esta perspectiva en toda la gestión de aula para garantizar que toda la clase participe y sea protagonista”, añade.

Y todo eso que el alumnado de Educación Infantil y Educación Primaria aprende influirá en su ejercicio profesional. “Para que la sociedad del mañana sea mejor, más sostenible y equitativa, nuestro alumnado, el futuro profesional, debe contar con herramientas que le permitan abordar esos retos que no son para nada triviales. Es fundamental que los niños y las niñas reciban una educación sin estereotipos que les permita una toma de decisiones no sesgada por los clichés marcados por la sociedad”.

Fuente: ehu.eus

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