Ecosistemas de innovación (I)

UNIVÉRSITAS ||

Katherine Báez, M.A.
Katherine Báez, M.A.

Los ecosistemas de innovación han sido relacionados al crecimiento tecnológico y económico de las naciones, hecho que ha propiciado el crecimiento de la literatura alrededor de este concepto. Este constructo parte del concepto de ecosistemas biológicos para hacer un símil con los entornos de interacción social.  Incluye, además, la concepción de novedad y mejora que deriva del concepto innovación.

De manera sucinta, el constructo ecosistema de innovación puede entenderse como una colección de organizaciones interconectadas en torno a un centro o en una plataforma específica, cuya interacción propicia y potencia la innovación en el conjunto. Para entender la conformación de estos ecosistemas, conviene abordarlos como el resultado de tres sub-ecosistemas distintos en lo respecta a su organización, dinámica y motivación: ecosistema de ciencias, ecosistema de tecnología y ecosistema de los negocios.

El ecosistema de ciencias enmarca la generación de conocimiento científico a partir de la investigación básica; significa con esto que el concepto de ecosistema de ciencias alude a los actores, métodos, recursos y estructuras. El conocimiento generado en este ecosistema tiende a estar orientado al público y es producido, generalmente, por las universidades o institutos de investigación.

El ecosistema de tecnología se enfoca en el desarrollo de aplicaciones tecnológicas y, por lo tanto, posee un alto nivel de utilización en la industria. Este conocimiento tecnológico puede provenir de cualquiera de las organizaciones involucradas que posea capacidades de investigación y desarrollo.

El ecosistema de negocios está impulsado por la economía del mercado –la dinámica de oferta y demanda que determinan el producto, calidad, restricciones y relaciones en el mercado para la generación de valor–. En este ecosistema, las interacciones entre las empresas forman redes alrededor de la tecnología para la elaboración de productos y servicios con el fin de crear el valor comercial que sostenga el ecosistema.

La interconexión sinérgica de estos tres ecosistemas (ciencias, tecnología y negocios) resulta en el ecosistema de innovación, donde convergen el interés en la generación de conocimiento, el enfoque en el desarrollo tecnológico y en la generación de valor en sentido general.

Más ampliamente se puede definir un ecosistema de innovación recurriendo a la definición formulada por Granstrand y Holgersson (2020) –a partir de su revisión publicada en Innovation ecosystems: A conceptual review and a new definition–, como el conjunto en evolución de actores, actividades, artefactos, instituciones y relaciones que son importantes para el desempeño innovador de un actor o una población de actores.

Los actores en referencia (empresas, gobiernos, universidades, etc.) forman una comunidad en la que todos cooperan y compiten a la vez en la creación y comercialización de los artefactos (productos, servicios, recursos, tecnología). En esa dinámica de cooperación y competencia se desarrollan relaciones de trasferencia de conocimiento que propician una creación de valor superior a la que podría resultar de cada actor individual, es decir, fuera del ecosistema.

Resulta de interés profundizar en la estructura de los ecosistemas, dualidad de cooperación y competencia, diferencias regionales, e influencia cultural por su repercusión en la productividad de las empresas, crecimiento de las localidades y las naciones donde se enmarcan. Por ello, en las próximas entregas continuaremos trabajando con el constructo en lo que respecta a uno de sus actores principales: la universidad.

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