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El concepto de capacidades dinámicas ha sido ampliamente utilizado en el ámbito de la gerencia estratégica y la innovación, por el hecho de que se entiende que este concepto propicia la comprensión de la dinámica transformacional de las organizaciones en la sociedad de hoy que cambia rápida y constantemente.
Este concepto –el de capacidades dinámicas– que bien se puede asociar a la capacidad de adaptación de las organizaciones, de forma amplia refiere a la capacidad que posee una organización para reconocer el conocimiento externo, integrar el nuevo conocimiento, reconfigurarse de forma interna en función de ese conocimiento y, finalmente, construir nuevo conocimiento (exploración y explotación).
Las capacidades dinámicas están respaldadas por las rutinas organizacionales –aquellos procesos que se desarrollan a lo interno de una organización y que no requieren de un procedimiento explícito que impulse a sus miembros a actuar de una u otra manera–. Además, están influidas por los recursos económicos y tecnológicos a los que puede acceder la entidad, el conjunto de habilidades que poseen todos los individuos que forman parte de la organización y, principalmente, por la cultura organizacional.
Dentro de las habilidades de los colaboradores que conforman la organización destacan, como factor determinante (para el desarrollo de las capacidades dinámicas), la habilidad de la gerencia para el monitoreo del entorno, la identificación de oportunidades y su aprovechamiento.
Las destrezas en la detección, absorción e integración del conocimiento constituyen las capacidades dinámicas, mismas que están soportadas en la estructura, visión estratégica y cultura organizacional.De lo anterior se infiere con facilidad que el desarrollo de las capacidades dinámicas impulsa el desarrollo de nuevas prácticas -planificadas y conscientes– que involucran uno o varios colaboradores, un departamento, una sucursal o toda la organización. Esas nuevas prácticas poseen la potencialidad de convertirse en rutinas organizacionales siempre que se dispongan de los recursos para su desarrollo, el apoyo de la gerencia y la aceptación del resto del personal para su ejecución.
A modo de resumen, es importante puntualizar que el desarrollo o ausencia de las capacidades dinámicas pueden resultar tanto en un catalizador como en una limitante para la transformación que le demanda la sociedad a una organización particular. Cuando una organización desarrolla sus capacidades dinámicas de manera ágil (reconoce el conocimiento externo y lo integra, hace uso de su estructura organizacional, la gerencia y visión estratégica, así como la gestión de cambio para modificar la cultura organizacional) estamos ante unas capacidades dinámicas que catalizarán el desarrollo de la organización. Empero, cuando se da lo opuesto, cuando las capacidades dinámicas en una entidad son limitadas (la organización no se preocupa en desarrollarlas, no aprende, no se modifica) su nivel de desarrollo de capacidades dinámicas es una limitante para la propia organización, pues esta no se actualizará y, en un medio competitivo, una organización con estas características, tiene altas probabilidades de desaparecer.
El hecho de que las nuevas rutinas organizacionales se deriven de óptimas capacidades dinámicas impulsará cambios que tienen el potencial de redefinir a la organización, sea a través de un cambio en el modelo de negocios, en el modelo de incentivos, en las prácticas de supervisión, en los objetivos organizacionales, y/o cualquier otro de los factores que influyen en la cultura organizacional.