Potenciar el pensamiento lógico, creativo y crítico mediante la lectura de textos infantiles

Domingo Boció Nova
Domingo Boció Nova.

En el marco del diseño curricular de la República Dominicana se proponen siete competencias fundamentales, las cuales ponen de manifiesto las intenciones educativas más significativas del proceso educativo. Estas, por su transversalidad, permiten la conexión de todo el currículo.

Todas ellas juegan un rol preponderante en la formación integral del estudiante, sin que se pueda categorizar o se pueda dar mayor importancia a una sobre la otra. Cada una tiene su grado de significatividad y valoración en el proceso formativo de la persona. Sin embargo, en el orden propuesto por el diseño el pensamiento lógico, creativo y critico ocupa el tercer lugar, pero en la acción y vivencia de los procesos todas están estrechamente relacionadas.

En cuanto a la competencia en cuestión, que versa sobre el pensamiento se deja muy clara una triple acción: “lógico, creativo y crítico”, donde se puede apreciar la participación directa y única del sujeto que aprende, a un sujeto situado en una acción en la que entra en ejercicio del cerebro y la parte motora.

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En esta triple relación para formular y/o solucionar una problemática puntual se hallan ciertas complejidades; pues el pensamiento creativo nos lleva más allá de nuestras fronteras, de nuestras limitaciones, mueve al sujeto a “salir de sí”, a romper con lo acostumbrado, con los esquemas y paradigmas tradicionales, invita a salir de la zona de confort y nos hace innovar, mientras que el pensamiento lógico es el que en la formulación de la idea nos hace pensar con coherencia para que la acción sea efectiva, para poder producirla y ponerla práctica. La criticidad nos da la certeza de saber que lo realizado puede presentarse a la vista de otros, también abre la oportunidad para que un tercero pueda cuestionarla y fijar su punto de vista.

El pensamiento lógico, crítico y creativo se estimula en el hogar cuando el niño tiene la oportunidad de realizar actividades lúdicas y exploraciones en familia como primera escuela y se fortalece en el centro educativo mediante las múltiples experiencias y socialización que tiene con sus compañeros, con sus docentes y toda la riqueza que le ofrece este contexto en su proceso formativo.

Entre las actividades que se realizan para el desarrollo de esta competencia, tanto en casa como en la escuela se encuentran la lectura de libros. Esta puede iniciar antes del nacimiento del niño, es decir, durante el periodo de gestación y continúa gradualmente durante todo el desarrollo de su proceso vital. Esta favorece el desarrollo y perfeccionamiento del lenguaje oral y escrito, y por tanto estimula el cerebro, nutre la creatividad y la imaginación del sujeto, amplía su capacidad de comprensión como persona. En este orden de ideas cabría preguntarnos:

¿De qué manera podemos contribuir al crecimiento del pensamiento lógico, creativo y crítico de nuestros estudiantes a través de la lectura?
He aquí algunas aproximaciones a la pregunta.

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  • En el accionar de la escuela podemos estimular la creatividad de nuestros estudiantes para que no sean sujetos pasivos del proceso educativo. Es de suma importancia promover el desarrollo y creatividad de la imaginación de nuestros estudiantes. Promover la lectura de libros infantiles, con historias que les hagan volar la imaginación. Al finalizar la historia, es un buen momento para recordar y confirmar las predicciones que se hicieron al inicio e incluso invitar a los estudiantes a trabajar en equipo creando un final distinto de la historia. Se les puede brindar la oportunidad de crear libros de manera oral o escrita en base a una imagen presentada. Esta actividad se puede hacer de manera recurrente y facilita el desarrollo del pensamiento creativo.
  • Junto con los estudiantes podemos elegir textos, acorde con su edad. Realizar lectura y luego tomar en cuenta las características de los niños. Escoger el libro adecuado es un punto clave para la lectura debido a que debe ser un libro compuesto por una cantidad de palabras e imágenes que se correspondan con la edad de los estudiantes; esto facilita la comprensión de la historia compartida y la interpretación de las imágenes representadas.
  • Durante la lectura de textos es recomendable realizarles preguntas a los estudiantes. Estas pueden realizarse desde antes de iniciar la lectura del libro, invitando a los estudiantes a pensar y a desatar su imaginación alrededor de la historia que están por escuchar. Pueden ser estructuradas de la siguiente manera (mostrándoles el libro) y preguntarles ¿de qué crees que trata esta historia?, ¿qué te hace pensar que esta historia será interesante?, ¿cuáles personajes crees que encontrarás en esta historia? ¿crees que es un libro de ficción o no?, entre otras de tu preferencia. O por el contrario, puedes hacerles preguntas durante la lectura de la historia sobre el significado de algunas palabras, sobre los personajes que interactúan en la escena, personaje principal, secundario, el marco en el que se desarrolla la historia, idea principal y secundaria. También se pueden hacer preguntas sobre el autor, o ¿Por qué consideras que el autor escribió de esta historia y no otra? ¿qué aprendiste de la lectura? ¿cómo tú resolverías el problema que enfrentaron los personajes en esta historia?
  • Se pueden seleccionar libros que posean patrones. Estos ayudan a realizar predicciones porque entendemos lo que sucederá luego (pensamiento lógico). De igual manera se pueden elegir textos infantiles. Estos están compuestos por patrones que le ayudan a crear conexiones lógicas y a usar sus habilidades de razonamiento. Desde patrones simples (ABCABC) hasta otros más complejos (ABCH -ABCQ) que les aporten conceptos básicos y nuevos que les ayudarán no solo en la lectura, si no, en sus habilidades matemáticas, de pensamiento y de razonamiento.

La lectura no puede ser algo fortuito, que se le ocurrió al docente en el momento de entrar al salón de clases, sino tiene y debe ser planificada, y en ese proceso de planificación debe incluirse sí o sí que el docente lea previamente el libro o la historia que va a compartir con sus estudiantes para poder identificar y tomar notas de cuáles preguntas claves realizará antes, durante y después de la lectura.

Mediante la lectura apoyamos y fortalecemos el proceso de enseñanza y de aprendizaje de nuestros estudiantes en todas las áreas del saber, tomando en cuenta el interés de nuestros estudiantes. Pero con esto no basta, se necesita que el docente sea un apasionado, un enamorado, comprometido con la enseñanza y con el aprendizaje. El docente debe situarse como el sujeto que aprende y enseña. Siempre abierto y atento a las necesidades de sus estudiantes. El docente ser un apasionado de la lectura, de esta manera podrá ser un sujeto transformador, porque “nadie da lo que no tiene”. En el ámbito educativo no es la excepción.

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