El movimiento obrero fue el instrumento de apertura democrática en medio de la dictadura de Trujillo, apartarte de su labor reivindicativa para la mejora de las condiciones laborales, también incursionó en la lucha política con la creación de movimientos de ideas marxista.
Corrían los días de la Segunda Guerra Mundial. El reflejo sobre el continente americano del movimiento democrático mundial y de la lucha antifascista obligó al régimen dominicano a mantener un estado de simulación democrática y a ceder posiciones en consonancia con la nueva situación. Esta brecha fue aprovechada por las fuerzas obreras y las organizaciones clandestinas para organizar la huelga de los trabajadores azucareros del Central Romana que estalló en 1942. La profundidad y la extensión de esta huelga constituyeron un extraordinario despliegue de fuerzas.
La lucha de los trabajadores en la industria azucarera de la República Dominicana en la década de 1940 fue un proceso importante para el surgimiento y consolidación del movimiento obrero y de los partidos políticos de izquierda en el país. A pesar de la fuerte represión y persecución por parte del régimen de Trujillo, los trabajadores continuaron organizándose y luchando por sus derechos, lo que llevó a la formación de sindicatos y partidos políticos que representaban una visión de apertura democrática. La lucha del movimiento obrero fue un factor clave para la lucha desde la clandestinidad de los grupos marxistas, que buscaban un cambio en la estructura política y social del país. En resumen, la lucha de los trabajadores en la industria azucarera en la década de 1940 representó un momento importante en la historia del movimiento obrero y de la lucha por la democracia en la República Dominicana.
La huelga de enero de 1946 de los trabajadores azucareros representó uno de los momentos más importantes durante los gobiernos de Trujillo, ya que logró las primeras conquistas dentro de la dictadura por la vía democrática y benefició directamente a los obreros de la caña. Esta huelga también evidenció la lucha de los trabajadores por mejorar sus condiciones laborales y salariales, y sentó las bases para la formación de organizaciones políticas y sindicales que promovían una visión de apertura democrática, lo que representaba una amenaza para el régimen. A pesar de la represión y el terrorismo de estado, el movimiento obrero continuó luchando por sus derechos y su dignidad, lo que evidencia la fuerza y determinación de la clase trabajadora en la República Dominicana.