Recientemente asistimos a la Asamblea de la Federación de Asociaciones de Profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y allí tuvimos la oportunidad de ver a muchas personas a las que todos atribuimos ilustración, es decir, la capacidad de servirse de su propio entendimiento para determinar cuándo hacer uso público o privado de su razón.
En conversaciones posteriores, nos enteramos de que el señor rector les había exigido, a estos distinguidos académicos, su presencia en la Asamblea en su calidad de funcionarios de la gestión y que ellos entendieron era su deber acompañar a su superior jerárquico.
Resultaría interesante preguntarse si es correcto que los funcionarios uasdianos acompañen a su superior jerárquico, haciendo uso privado de su razón, precisamente frente al órgano, creado para garantizar que todos los profesores, empleados o no, de la gestión de turno puedan hacer uso público de su razón y expresar libremente todas sus ideas sin que nadie le sanciones o le exija ajustarse a otra norma, que la que dictamine su propia conciencia.
- Kant, explicó hace ya mucho tiempo todo lo relativo al uso público y privado de la razón. Dice que toda persona que acepta un empleo asume hacer uso privado de su razón mientras funge como representante de esa institución. Por ejemplo, el sacerdote católico mientras habla desde el púlpito de la iglesia o en nombre de la iglesia debe asumir el discurso oficial de la institución, aunque personalmente no esté de acuerdo con las conclusiones a que ha llegado Roma, tal y como reza la expresión latina, “Roma locuta causa finita”, es decir, cuando Roma fija posición sobre un determinado punto de discusión dentro de la iglesia, la discusión en torno al tema ha terminado. Sobre el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, el celibato, el matrimonio entre pareja del mismo sexo lo que Roma decida es lo que el sacerdote debe predicar.
Lo propio debe hacer el pastor evangélico que pertenece a una congregación, el militar que está bajo una línea superior de mando, todos ellos están obligados a obedecer la línea jerárquica.
Sin embargo, tanto el pastor, como el militar en las reuniones de pastores de su congregación, el militar en las reuniones de oficiales pueden, en estos espacios expresar sus ideas libremente. Igualmente pueden hacerlo todos aquellos que por motivo de un empleo se encontraren obligados al uso privado de la razón.
Después de esta breve descripción queda claro que los profesores–funcionarios que acompañaron al señor rector a la Asamblea de Profesores y asumieron hacer un uso privado de la razón, sirviendo de corifeos han dado un ejemplo de servilismo o ignorancia impropio de personas ilustradas o que andan en el camino de la ilustración.
No sin razón decía Kant que la ilustración es la “Liberación del Hombre de su culpable incapacidad… …y la posibilidad de usar su inteligencia sin la guía de otro.”
Sapere aude, maestros, debemos tener el valor de servirnos de nuestra propia razón y asumir los retos que demandan los tiempos presentes.