A propósito de la lista de libros de ética que según el Director de la Escuela de Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) es necesario tener en cuenta, a la hora de conocer esta importante disciplina filosófica, me permito compartir con nuestros amigos, algunos apuntes realizados en ocasión de mi participación, como expositor sobre los planteamientos de Kant en la «Fundamentación de la metafisica de las costumbres» en el marco de las Jornadas Filosóficas de la Academia de Ciencia de la República Dominicana, que dirigia en ese momento el Prof. Alejandro Arvelo.
La dignidad.
El filósofo Emmanuel Kant expresa que “en el reino de los fines todo tiene o un precio o una dignidad. Aquello que tiene precio puede ser sustituido por algo equivalente, en cambio, lo que se halla por encima de todo precio y, por tanto, no admite nada equivalente, eso tiene una dignidad.” También dice, que no debemos utilizar jamás a las personas como medios para conseguir un fin, porque cada persona es un fin en sí mismo y cuando usamos a una persona como medio estamos usando a la humanidad completa.
¿Qué cosa en nuestras vidas tiene dignidad?
Resulta casi imposible determinar de manera a priori cuáles son las cosas que en nuestras vidas poseen dignidad, pues casi todos estaríamos dispuestos a cambiar algunas que consideramos de mucho valor por otras que colocada frente a esa entendemos de mayor trascendencia.
Cuando formulamos esta pregunta a nuestros alumnos, la mayoría responde que su familia es algo que no cambiarían por nada, sin embargo, cuando se le presenta el dilema de tener que elegir entre salvar la vida de su madre o la de su padre, muchos eligen a la madre y argumentan miles de razones, otros eligen al padre, con argumentos similares, argumentos psicológicos y sentimentales la mayoría de los casos, con lo que se evidencia que era falsa su creencia de que toda la familia tenía dignidad, porque al elegir salvar a uno de ellos, utilizan como medio al otro.
Elegir entre la vida de nuestros hijos y la de nuestros padres. Cuando seguimos profundizando en esta línea de razonamientos, nos damos cuenta que tampoco la madre o el padre tienen dignidad para ellos, porque frente a la nueva pregunta de ‘si tuviera que elegir entre salvar al progenitor preferido o a sus hijos e hijas?, la mayoría cambia de opinión y prefiere salvar a los hijos. En esta ocasión argumentan que sus padres han vivido más que sus hijos o que sus padres estarían de acuerdo con tal decisión. Y cuando les exigimos elegir entre la vida de dos hijos, muchos prefieren petrificarse y decir que prefieren morir junto a ambos, dicho lo cual, se puede concluir que la gran mayoría no tiene claro que es lo que tiene dignidad en su vida. Pues como se ve aquí ni la propia vida tiene dignidad.
Los valores morales fueron creados para preservar la integridad del grupo social. Cuando un sujeto prefiere morir junto a sus dos hijos, sencillamente está negando el valor que pretende afirmar con su elección, el valor de la vida. Si la vida humana tiene alguna dignidad, se debe hacer todo lo necesario para preservarla, máxime en las situaciones límites. Nunca será racional sacrificar tres vidas cuando podrian salvarse dos. Según el Prof. Gustavo Bueno, «Los valores morales son fueron creados por las distintas comunidades para preservar la integridad del grupo social, sobre todo los que tienen que ver con la integridad física, corporal.» Desde ese punto de vista, seria noble sacrificar nuestra propia vida si esta acción contribuyera a preservar la integridad de los demás. En cambio, sacrificar tres vidas, cuando podrían salvarse dos, es un absurdo moral y ético.
En este punto, nos preguntamos ¿cuáles cosas de nuestras vidas poseen dignidad? En realidad muy pocas, porque en cada acción caemos en el riesgo de utilizar a los demás como medios, para conseguir cosas y no como un fin en sí mismo, como recomienda Kant, cuando expresa que debemos obrar de manera tal que usemos a la humanidad completa como un fin en sí mismo, jamás como un medio.
Las inclinaciones
Kant distingue las acciones que están hechas por Beber de las que están hechas por Inclinación. Para él, las únicas que poseen valor moral son las primeras. Las que están hechas por deber son las que están guiadas por una buena voluntad en sí misma y la buena voluntad no espera nada a cambio, las cosas se hacen porque la razón las manda como justas, tales como, la acción del médico que brinda sus servicios profesionales en la emergencia del hospital al violador que segó la vida de una de sus hijas adolescente, sin tomar represalia. También podríamos incluir la historia bíblica donde un ejército quedó ciego en medio del campo de batalla y el comandante enemigo decidió no matarlos, curar la seguera de los combatientes y los liberó cuando estuvieron curados.
Las acciones hechas por inclinación incluyen una altísima variedad: cuando actuamos por miedo, cuando actuamos buscando una recompensa, cuando hacemos las cosas porque nos cae bien alguien o porque odíamos a ese alguien. Aquí encaja la afirmación bíblica que dice que amar a nuestros amigos no tiene ningún valores, porque esas cosas las hacemos sin ningún sacrificio, lo que tendría valor seria amar a los enemigos.
¿Qué es la buena voluntad en sí misma?
Un ejemplo clásico que utiliza Kant para explicar lo que entiende por una buena voluntad en sí misma, es el caso del enfermo cuya vida le resulta insoportable de llevar, debido a los dolores y sufrimientos que padeces y sin embargo, opta por no suicidarse al entender que no puede usar a su propia persona como medio sino como un fin en sí mismo. Nos recuerda nuestro autor, que en el reino de los fines, cada ser racional es un legislador y un juez. Si el enfermo recure al suicidio para evitar el dolor y el sufrimiento que padece, estaría haciendo ley con su ejemplo, para que sus hijos, hermanos y amigos hicieran lo propio cuando se encuentren en situaciones similares.
Aclara Kant que además de la buena voluntad en sí misma, también existe la buena voluntad como medio.
La buena voluntad como medio
La buena voluntad como medio se manifiesta en el comerciante que vende a precio justo para todos,de manera que incluso un niño, un extranjero distraído o un enajenado mental pudieran comprar sin ser engañados, no lo hace por una buena voluntad en sí mismo, sino como una buena voluntad como medio. Es decir, que esta buena voluntad del comerciante que se manifiesta al vender a pecio justo para todos, en realidad lo que busca es robarle los clientes a los demás comerciantes, porque si él fuera el único comerciante de la plaza, poseedor de una mercancía que todos desean, con toda probabilidad que elevaría los precios hasta las nubes.
Padres y madres actúan por inclinación frente a sus hijos e hijas
“La moralidad es la condición bajo la cual un ser racional puede ser fin en sí mismo; porque sólo por ella es posible ser miembro legislador en el reino de los fines. Así, pues, la moralidad y la humanidad, en cuanto que ésta es capaz de moralidad, es lo único que posee dignidad.”
De estas afirmaciones resulta algo paradójico porque casi todas las cosas que hacen los padres por los hijos no poseen ningún valor moral por estar motivadas en la inclinación. Por ejemplo, la madre que se trasnocha días tras día cuidando al hijo enfermo, lo hace porque lo quiere, le agrada, le produce satisfacción y placer hacerlo o porque entiende que es su obligación, porque la sociedad y su familia la juzgaría como una mala madre, o porque todo el mundo hace lo mismo o piensa que obtendrá alguna recompensa futura, ya sea material o espiritual, en la tierra o en el cielo. Como se puede observar ninguna de estas acciones son realizadas por deber sino por inclinación.
Recuerden la expresión de Jesús en Lucas 6:32 “Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis?, pues también los pecadores aman a quienes les aman.” La base de la moral cristiana y kantiana es la misma, la diferencia fundamental está dada en el hecho de que la cristiana está basada en sentimientos y la kantiana es puramente racional. Me explico. El cristiano podría obrar de la manera indicada por la Biblia porque ésta lo manda y el obedece dichos preceptos, no significa que realmente haya interiorizado dichos valores. En el caso de la moral kantiana el individuo actúa de esta forma porque un mandato de su propia razón se lo ordena.
Podemos concluir que de la única manera en que una madre realiza una acción a favor de su hijo a la que podamos atribuirle algún valor moral es cuando ella no está obligada a dicha acción y, sin embargo, la ejecuta.
Padres católicos militantes
Recuerdo el caso de una madre que tenía preso a uno de sus hijos porque mató y violó a una mujer loca, de su culpabilidad no existía ningún género de duda posible y sin embargo, ella y su esposo que eran católicos militantes, todas las semanas lo visitaban y le levaban una pequeña compra con alimentos hasta que salió de la cárcel.
Quizás en este caso se podría decir que esta madre y este padre realizaron estas acciones por deber y no por inclinación. Pensando que a pesar de la culpabilidad del hijo este merecía ser tratado como humano aunque ellos no estuvieran obligados moralmente.
Un neurocientífico te diría
Naturalmente un neurocientífico te diría que en esa acción no existe nada parecido al deber, que simplemente todos nosotros estamos inclinados a querer proteger a los nuestros y dejar que los demás resuelvan sus problemas como puedan. Kant ya había advertido estas críticas y por eso recomienda a no fundar la moral en ejemplos ocurridos, porque todos resultan sospechosos, sólo las acciones mandas por la razón se podrían universalizar.