Impracticable libertad

fotografía del prof. Eulogio SilverioLa mayoría de las personas desean la libertad, pero pocos son los afortunados que alcanzan este bien tan preciado. La libertad pertenece a quienes se atreven a romper los límites materiales, sociales y culturales instituidos como muros infranqueables para la plena realización del ser.

Los valientes que se atreven aprenden en el camino el alto costo de la misma, de ahí su altísimo valor.

La libertad no es gratuita, por eso, está reservada a las voluntades superiores. A los hombres y mujeres que construyen cosas con sus propias manos y con sus propias ideas. Está vedada para los débiles y las voluntades enfermizas que nunca construyen nada con sus manos ni con sus ideas, sin embargo, viven al acecho de las instituciones y espacios construidos por los primeros para infiltrarse y esparcir su veneno.

imagen obtenida de internet para fines pedagógicosEsas voluntades enfermizas desean el beneficio que da el uso de los espacios colectivos, pero exclusivamente en los momentos en que todo va muy bien y la vida sonríe. En cambio, cuando la vida presenta el otro lado de la moneda, reniegan de estos espacios, olvidan los beneficios recibidos y guiados por sus ideas febriles, lanzan calificativos contra estos espacios propios de su especie.

Otra característica de las voluntades enfermizas es atribuir escasa memoria a los demás, razón por la que los vemos al poco tiempo de lanzar calificativos que hablan de la calidad de su alma, más que de la calidad del espacio del que reniegan.

imagen obtenida de internet para fines pedagógicosComo se ha dicho desde tiempos inmemoriales, no existe gratuidad en la libertad, cada acción tiene sus consecuencias. Ese es el justo precio de vivir en sociedad. Todos los que vivimos en ella aceptamos pagar el precio de nuestras acciones a condición de que nuestros iguales paguen el precio de las suyas.

Lo contrario sería aceptar la versión de libertad del individuo que antepone sus propios intereses a los intereses de la colectividad, lo cual es altamente bello, pero impracticable en sociedad.

Impracticable libertad

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