Victima Convertida en Victimario mediante el rumor.

Prof. Fernando Valdez

El caso del Bedel Ramón Nicasio o, mejor dicho, su relato de ficción en la que como victimario se convierte en víctima, luego de un intento fallido de agresión que no es nuevo. Es el momento en el que victimario y víctima se tornan en dos caras de una misma moneda, especialmente cuando en la institución no existe un sistema de seguridad eficiente. Sin cámaras de vigilancia en el lugar de los hechos, sin grabaciones y a expensas del testimonio de un sujeto victimario que pretende convertirse en víctima se reconstruyendo un hecho falaz. ¿Cómo es posible que en la era digital un conflicto de la magnitud que narra un empleado de la universidad no esté sustentado por ningún tipo de evidencia? El criterio de evidencia científica es el primer criterio de verdad, según el Discurso del Método de René Descartes. ¿Pero sin existencia de evidencias quiénes se atreven a respaldar este rumor? ¿Son acaso testigos presenciales de este hecho o su narrativa pretende legitimar y justificar la causa de un victimario? Quienes  presenciaron el acto (estudiantes y profesores) no pueden ratificar el relato de victimario tornado en víctima.

Vamos a partir de que la narrativa contenida en la carta de Ramón Nicasio sea  verdadera. Surgen algunas interrogantes clásicas sobre cómo, cuándo, por qué y dónde se cometió el presunto hecho. ¿Qué motivos tiene un  profesor -con exceso de 42 créditos y que es en adicción director de los Cursos Monográficos de la Facultad de Humanidades dar inicio a una discusión con improperios e insultos hacia un Bedel por una simple ausencia de una hora, a sabiendas de que no se están realizando descuentos? Hago de justo conocimiento, que Contraloría no me paga los cursos monográficos por mi exceso de carga y, justamente, no voy a dejar a los estudiantes sin maestros a mediados del semestre por cobrar algunos pesos extras. Los empleado-bedeles envían una foto por las redes sociales en la que se me tilda como fartador, ¿Pero cuántas horas de clases antes del martes me han computado este semestre y en los anteriores? Me luce que esa campañita mediática no pasa la prueba de verificación.

¿Cómo es posible que esa ausencia me inspire a proferirle palabras ofensivas a un empleado hasta el punto de amenazarlo de muerte?, ¿Cómo es posible que dicho Bedel habiendo recibido esta amenaza se pare de su puesto de  trabajo y me persiga hasta casi llegar al aula que está a más de 30 metros de distancia de su puesto de trabajo? ¿Cómo es posible que mis estudiantes, los estudiantes de los profesores Domingo De Los Santos y Francisco Geraldino no hayan observado los golpes que él dice le propine de espaldas? ¿Acaso aparecen algunas lesiones propinadas por golpes en la espalda? ¿Cómo es posible que si mi intención era hacerle un daño grave no presente ninguna lesión? ¿Quién observó que se le atacara de espalda? ¿Cómo es posible que un acto de agresión como el que describe el victimario convertido en víctima no haya sido grabado por algún estudiante? Sus relatos son puras fantasías, animadas en las redes sociales por su gremio.

La verdadera historia es que él inicia con el tono amenazador cuando me pide el bolígrafo, tono que es característico de él hacia mi persona. Al entregarle  él bolígrafo él usa la clásica expresión vulgar: “Tú eres un mmg”. A partir de ahí inicia una discusión en la que se atreve a decirme que me “va a picar”, y me amenaza con enfrentarme fuera del campus universitario. Prefiero evitar la situación y me voy al aula, pero sin quitarle la mirada, pues insiste en su persecución y, a la vez, hace una llamada y me dice: “TÚ veras lo que te va a pasar”, lo que me pareció muy amenazante. En la dirección que iba no sé si sacaría un arma, la buscaría, o me haría pasar una vergüenza frente a mis estudiantes, por lo que decidí detenerlo y preguntarle ¿por qué tú heces eso? De inmediato, el victimario se revela y lanza su golpe sin éxito y cae en un bloqueo, en el que se encuentra inmovilizado por razones de seguridad, lo que no duró unos cinco segundos.

Puedo asegurar a la comunidad universitaria que no le lancé ningún golpe bedel Ramón Nicasio.  Todavía, le pregunto, tal y como le pregunté frente al fiscal, que tipo de golpe le lancé. Aun estoy esperando la respuesta. Pero, mas allá de su respuesta, con la racionalidad que me caracteriza pido disculpa a la Comunidad Universitaria.

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