Nadie se puede llamar a engaños, donde está el imperio y sus gobiernos lacayos entreguistas solo puede haber intereses económicos corporativos y geopolíticos, rapiña de los recursos naturales de los países, pobreza y miseria de sus pueblos. Lo de Venezuela es solo un ejemplo más de la larga lista de abusos del poder imperialista, con el respaldo indigno e ignominioso de gobiernos títeres y lacayos como el dominicano, despreciables discípulos de Juan Bosch a quienes la historia se encargará de pasarles la cuenta.
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