¡LLEGÓ LA HORA DE FILOSOFAR!

Humberto R. Méndez B.
Humberto R. Méndez B.

En su dialogo: El Simposio, o de la Erótica, Platón recoge un cuento hecho por Sócrates, y que dice habérselo contado Diotime; hablando del nacimiento de Afrodita, se nos dice, que al amor:

“Todo lo que adquiere se le escapa sin cesar, de manera que nunca es rico ni pobre. Al mismo tiempo se encuentra entre la sabiduría y la ignorancia, porque ningún dios filosofa ni desea ser sabio, puesto que la sabiduría va anexa a la propia naturaleza divina, y en general quien es sabio no filosofa. Lo mismo ocurre a los ignorantes; ninguno de ellos filosofa ni desea llegar a ser sabio, porque la ignorancia tiene el enojoso defecto de convencer a los que no son hermosos, ni buenos, ni sabios, de que poseen estas cualidades, y nadie desea las cosas de las que no se cree desprovisto.”

Estas palabras están recogidas, aunque en con otros términos, en lo que nos dice Descartes, en el primer párrafo, de la parte primera, de su Discurso del Método:

“El sentido común es la cosa mejor repartida del mundo: porque cada uno piensa que está bien provisto de esto mismo, e incluso los que son más difíciles de satisfacer en cualquier otra cosa no tienen costumbre de desear más del que tienen. En cuanto a esto, no es creíble que todos se equivoquen: pero más bien eso muestra que el poder de juzgar bien y distinguir lo verdadero de lo falso, que es propiamente lo que nombra el sentido común o la razón, es naturalmente igual en todos los hombres, y así la diversidad de nuestras opiniones no vendría de ser unas más razonables que las otras, sino solamente de que conducimos nuestros pensamientos por diversas vías, y no consideramos las mismas cosas.”

Esa es la razón por la cual todos decimos tener la razón, y por lo cual creemos que nunca estamos equivocados, sino que el equivocarse es un derecho que siempre ejercen los otros.

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One comment

  1. Buen trabajo profesor Mendez

    Cuanta Platón en el Banquete o del amor que los progenitores de Eros, son Pemia y Poros lo que explicaría el comportamiento del amor, que en ocasiones se presenta esplendido, rebosante de riqueza y de regalo y en otras ocasiones como el más miserable de todos.

    Cuando el amor se presenta como su padre, tirando la puerta por la ventana, allí se está manifestando la naturaleza de Poros, que es el dios de la riqueza, pero cuando el amor se presenta como un miserable envuelto en harapos que no puede brindar un café a su amada o amado, allí actúa la naturaleza Pemia, su madre, la diosa de la pobreza.

    Parece que la pobreza, un día tuvo una buena idea, pues por lo general la pobreza y los pobres tienden a convertir en cultura el comportamiento errático de sus padres. Pemia tuvo la buena idea de emborrachar al dios de la riqueza para copular con él y tener un hijo, para heredarles algunas ventajas, pues siendo ella tan corta de ideas e iniciativas, sabía que su hijo estaría condenado a repetir el circulo vicioso que repiten los pobres en todo el mundo, si no buscaba de otro lado. Que mejor que observar el modo de vida de los ricos para aprender cómo se crea y se mantiene la riqueza.

    Es por esta magnífica iniciativa que en la fiesta de Afrodita, que es la diosa del amor sensual, Pemia buscó copular con el dios de la riqueza y de esta unión nació el amor, que en ocasiones lo encontramos rodeado de riquezas y en otra lo encontramos en medio de la pobreza absoluta.

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