La filosofía de la ciencia

METACIENCIA ||
Edwin Santana, M.A.
Edwin Santana, M.A.

Cuando hablamos de la relación filosofía y ciencia en Eso que llamamos ciencia, dijimos que la filosofía estaba en la ciencia como fundamento de esta -consciente o no en la práctica científica- y que también estaba “alrededor”, como marco de acción tanto descriptivo como normativo para la ciencia.

Dijimos que todo emprendimiento científico parte de unas bases filosóficas específicas a las que identificamos como realismo, determinismo e inteligibilidad gnoseológica.

La jerga técnica está desenmarañada en el artículo citado, pero sucintamente podemos decir que se hace referencia a que en todo emprendimiento científico (es decir, en toda investigación con rigurosidad e interés científico) se asume que existe una realidad independiente del sujeto que la estudia (realismo), que esa realidad tiene relaciones legales y causales, es decir, que unos hechos o sucesos reales pueden provocar la ocurrencia de otros (determinismo) y que esa realidad, esos hechos, esos sucesos y sus leyes pueden ser estudiados, comprendidos y comunicados (inteligibilidad gnoseológica).

Pero esto no es filosofía de la ciencia. Esto es la filosofía EN la ciencia. Una filosofía que, reiteramos, el científico puede estar consciente de ella o no. Aunque ocurre lo mismo con la otra vertiente de la relación ciencia-filosofía (la filosofía que dijimos está «alrededor») es esta última vertiente la que da lugar a lo que se conoce como “Filosofía de la ciencia”.

La filosofía de la ciencia es una disciplina que estudia los conceptos más generales que se utilizan en las distintas ciencias: hipótesis, ley, teoría, modelo, explicación, verdad, etc. También se encarga de criticar la actividad científica tratando de establecer criterios para determinar cómo progresa el conocimiento científico y para separar los conocimientos científicos de aquellos que, aunque lo parezcan, no lo son. Y de esta última parte nos encargaremos en una siguiente entrega que habremos de titular “Las pseudociencias”, porque así se le llama a cualquier conocimiento que intente hacerse pasar por científico sin realmente encajar en la descripción del conjunto Ciencia.

Como pasa siempre en la filosofía, existen corrientes diversas desde las cuales se enfocan los mismos problemas, e incluso sobre cómo ha de definirse la propia filosofía; empero, intentaremos dejar explicado aquí lo que intentamos significar cuando decimos que la filosofía de la ciencia se encarga de problemas generales que giran en torno a la ciencia, esperando que esto sirva también para comprender el ámbito de acción de esta disciplina filosófica.

Los científicos habitualmente no se interesan por problemas como el de la generación de hipótesis científicas. No tienen que hacerlo, pues su labor se limita a un dominio muy específico de objetos con los cuales trabaja, y se le permite proponer hipótesis sin necesariamente saber cómo ocurre ese proceso subjetivo que lo ha llevado hasta ahí. Entonces esto de la génesis de las hipótesis científicas es competencia de otros saberes acerca de la ciencia -ciencias de la ciencia o metaciencias-.

Siguiendo con el ejemplo, ese proceso que conduce a la generación y proposición de una hipótesis científica se estudia en diversos niveles, a saber: el nivel lógico, el nivel psicológico y el nivel sociológico.

Desde el nivel lógico se intentará hallar cuáles son los métodos de inferencia que han usado o que deben usar los científicos para generar una hipótesis científica. Esto es trabajo del lógico.

Desde el nivel psicológico se intentará dar con esa “etapa de la iluminación” en el proceso de resolución de los problemas en que se produce la síntesis de elementos anteriormente inconexos, y se estudiarán fenómenos tales como los estímulos e inhibiciones que pueden tener lugar en los científicos al trabajar solos o en equipo. Esto es trabajo del psicólogo de la ciencia.

En el nivel sociológico habrá de intentarse entender por qué, por ejemplo, determinada estructura social tiende a favorecer ciertas clases de hipótesis y no lo hace con otras. Esto es trabajo del sociólogo de la ciencia.

Desde la filosofía de la ciencia, especialmente desde la metodología – estudio del método científico o teoría de la investigación- en lugar de trabajarse el problema de la génesis de las hipótesis, se tratará más bien el planteo de esos problemas que las hipótesis científicas intentan resolver y los problemas relacionados a la comprobación. De modo que el trabajo del metodólogo es habérselas con el conjunto de procedimientos por los cuales se plantean los problemas científicos y cómo se ponen a prueba las hipótesis científicas.

Finalmente, cabe aclarar que aunque el trabajo del metodólogo se enmarca en la filosofía de la ciencia, la filosofía de la ciencia es más que metodología: es eso que hemos hecho hasta ahora; la filosofía de la ciencia es ese saber que puede ver esa generalidad, como la hemos visto, estudiarla y distinguir las fronteras -difusas o definidas- entre los distintos saberes que tratan del mismo asunto aunque lo hagan a niveles o desde perspectivas muy disímiles. La filosofía de la ciencia -como la filosofía en general- tiene el derecho exclusivo de mirar desde arriba, ver el todo, describirlo y trazar pautas.

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