En aras de aclarar la distinción entre semántica y pragmática, el filósofo Zoltán Szabó comienza planteando un ejemplo en su trabajo “The distinction between semantics and pragmatics”. Este es el siguiente: “La estrella matutina es una estrella”. Si una persona enunciase esta oración, se diría que existe un acuerdo sustancial entre ella y yo si ambos consideramos que el objeto brillante que vemos por la tarde-noche es aquel astro que cumple con las propiedades que ambos tomamos como propias de una estrella. Sin embargo, en el uso lingüístico común esta no suele ser la regla. Generalmente, las interpretaciones lingüísticas de las expresiones suele variar con las personas, no habiendo ningún acuerdo explícito acerca de las mismas. Las diferencias pueden ser substanciales, lingüísticas o contextuales. En cualquiera de los casos, cuando mostramos un desacuerdo de estos tipos, un desacuerdo verbal, estamos teniendo un desacuerdo acerca de la semántica de una o varias expresiones. Así, la semántica es el estudio de la relación existente entre las expresiones lingüísticas y sus significados. Por su parte, la pragmática se encarga del estudio de los contextos de emisión de estas expresiones.
Las diferencias entre ambas disciplinas son enfocadas desde diferentes concepciones. En la concepción semiótica, defendida entre otros por Charles Morris, se establece la distinción triádica entre la sintaxis, comprendida como el estudio de las relaciones de los signos con otros signos, la semántica, como el estudio de las relaciones entre los signos y sus referencias, y la pragmática, como el estudio de las relaciones de los signos con los intérpretes. Szabó no considera satisfactoria esta caracterización de Morris al no recoger la aparente asimetría que semeja mediar entre la semántica y la pragmática.
Otra concepción es la indéxica de Montague, en virtud de la cual la pragmática no es un campo de estudio diferenciado de la semántica, sino más bien una extensión de la misma. En particular, la pragmática se encargaría del estudio del lenguaje de los indéxicos. Empero, como sucedía en el anterior caso, esta concepción no se puede considerar satisfactoria por ser, según se dice, simplemente incompleta. Además, esta visión de la distinción entre semántica y pragmática se sostiene sobre una teoría de los indéxicos sin la cual carecería de sentido. En todo caso, se insiste en que el principal problema para esta propuesta reside en la pobreza con la que considera a la pragmática. Oraciones tan ricas en posibilidades pragmáticas como “no olvidaré esto” simplemente no pueden reducirse a un tratamiento de los términos indéxicos.
En tercer lugar, nos encontramos con la concepción cognitivista como la defendida en el libro Relevance, publicado en 1986 por Dan Sperber y Deirdre Wilson. Esta establece la frontera entre ambas disciplinas en los diferentes mecanismos psicológicos que intervienen en virtud de cuál de los dos procesos estemos hablando. Con todo, la claridad que parece presidir esta distinción se disipa al poco que se la examine. Y es que, afirma Szabó, el dirigir la mirada a los procesos psicológicos nos permitiría estudiar indistintamente como fenómenos semejantes los lenguajes formales y los naturales. Además de encontrarse el factor de que los lenguajes puedan ser estudiados con independencia de los procesos psicológicos, como sostienen algunos autores. Según estos el campo relevante a este respecto sería el aportado, por ejemplo, por la sociología. A pesar de algunos otros problemas señalados, Szabó termina sosteniendo lo siguiente: “I think the basic idea of the Sperber and Wilson distinction can be preserved without assuming the truth of cognitivism from the outset”.
Retornando a la distinción ofrecida al principio del texto, y a pesar de las diferencias que se pueden apreciar, se resalta un denominador común entre ambas: tanto la semántica como la pragmática son fuentes de información para el estudio de los enunciados (“utterances”). Ambos son componentes de una teoría general sobre cómo los destinarios, se dice que normalmente, determinan lo que el hablante quiere decir en la enunciación de una expresión lingüística. A lo que, empero, añade una nueva distinción referida a las condiciones de verdad. Así, la semántica tiene como tarea resolver qué condiciones de verdad satisfacen las expresiones lingüísticas en relación con el contexto. Tal y como se aclara finalmente: “Context does not include absolutely everything other tan linguistic meaning that might be relevant to the interpretation of an utterance, but it does include at least some information about speaker intentions”.
Alejandro Villamor Iglesias es profesor de filosofía en el IES de Sar (Santiago de Compostela, España)
Graduado en Filosofía con premio extraordinario por la Universidad de Santiago de Compostela. Máster en Formación de profesorado por la Universidad de Santiago de Compostela. Máster en Lógica y Filosofía de la Ciencia por la Universidad de Salamanca.