Propp (1928), en su Morfología del cuento, fue preciso al señalar que: “(…) las partes constitutivas de un cuento pueden ser transportadas a otro sin cambio alguno” (p.19). Lo que implica que un elemento de un texto literario puede repetirse en otro de la misma manera como tema, problema, funciones o en la forma de caracterización de los personajes.
La literatura siempre ha sido una forma de expresión vinculada a la realidad. Esto así porque el autor crea un universo alternativo partiendo de la misma y toma barro de su suelo imaginario para dar vida a sus actantes. Para caracterizar estos últimos, el creador elabora todo un esqueleto físico y moral que muchas veces absorbe de las personas que lo rodean o, en otros casos, de sí mismo.
Luego de leer el libro Mañana pídeme lo que quieras del escritor tenarense Bladimir Ramos, resulta evidente cómo sus personajes masculinos comparten ciertas características. Por la razón, en las líneas siguientes se abordarán cada una de ellas con miras a demostrar cómo aparecen en cada personaje.
Además del uso del lenguaje literario, del ambiente y de la forma de narrar, una de las particularidades de la cuentística de Ramos es la manera en la que caracteriza sus personajes masculinos. Dentro de los 19 cuentos que conforman Mañana pídeme lo que quieras, en 14 de ellos estos actantes se caracterizan porque:
· Consumen (o han consumido) bebidas alcohólicas. | · Tendencias narcisistas. |
· Han tenido o tienen una o varias relaciones de pareja. | · Han contraído matrimonio. |
· Son fanáticos del sexo o maniáticos sexuales. | |
· Están enamorados (o conocieron el amor). | · Tienen hijos. |
· Tuvieron una aventura sexual. | · Tienen formación académica. |
· Cometieron un crimen o asesinan a un personaje | · Consumen drogas (o la han consumido). |
Los personajes que consumen (o han consumido) bebidas alcohólicas son: Anthony del cuento Treinta y los narradores en primera persona de Un hombre con deseos de matar, Humanos, Yanely y Risaur de Fatal Hilarity. Esto puede verse reflejado en los siguientes fragmentos:
“La embriaguez le ha nublado la vista y cada vez que intenta telefonear a Marino, no puede” (Ramos, Treinta, 2016, p.45).
“Un joven camina delante de mí. Intento asesinarlo por detrás. Pero no, así no quiero. Deseo que me provoquen. No me contengo y le voceo: “oye, párate ahí, buen pendejo!”. Estoy borracho. Así no fue que lo planeé” (Ramos, Un hombre con deseos de matar, 2016, p.60).
“(…) comenzamos a hablar cosas de suegro a yerno. La conversación se termina. Él se retira y yo acudo al licor. Embriagarme es lo que me queda para evadir esta situación por la que estoy pasando” (Ramos, Humanos, 2016, p.113).
“(…) el resultado salió positivo porque el mismo día del delito habíamos sostenido sexo, y sexo fuerte, bajo los efectos del alcohol y la mariguana y para remachar, con dos ninfómanas del barrio” (Ramos, Yanely, 2016, p.55).
“Su mayor preocupación era el estrés y el trastorno de su sueño y también el dolor de cabeza, que nunca se le quitaba salvo algunas ocasiones en las que ingería bebidas etílicas” (Ramos, Faltal Hilarity, 2016, p.103).
Las citas anteriormente presentadas aluden al consumo de alcohol. En el caso de Anthony, este se emborracha para olvidar la muerte de su amigo; en el narrador de Un hombre con deseos de matar aparece como una motivación para llevar a cabo un crimen, en el narrador de Humanos como una forma de evadir su realidad, en Yanely como una motivación para el sexo salvaje y en el último como antídoto.
En el caso de los personajes que tuvieron o tienen una o varias relaciones de pareja se pueden destacar a: John Mara del cuento homónimo, Kelvin de Te amo, Sandy de A remorseless men y los narradores de Mañana pídeme lo que quieras y Humanos. Esto es demostrable ya que el autor lo ha ido plasmando de la siguiente manera:
“Luego de salir del trabajo, John Mara meditó largo rato en lo feliz que lo hacia su pareja, en la linda relación que tenían” (Ramos, John Mara, 2016, p.31).
“(…) Kelvin insiste en tirarse. Solo le falta soltarse para caer al vacío (…). La calle está cerrada. Su novia Gemelis está destrozada” (Ramos, Te amo, 2016, p.69).
“Abordas el taxi. Tu mujer está como la imaginaste. Le preguntas que qué quiere para cenar y ella llorando te responde que no tiene hambre (…)” (Ramos, Mañana pídeme lo que quieras, 2016, p. 86).
“En estos últimos días he salido con una jovencita de unos trece o catorce años, no sé (…) llevo junto con ella más de cinco meses (…)” (Ramos, A remorseless men, 2016, p.101).
“Estoy feliz. Hay un silencio profundo, como nunca lo hubo en casa. Ella no está. Ha pasado una hora sin mi mujer en la casa” (Ramos, Humanos, 2016, p.112).
En los fragmentos anteriores se ve claramente que los hombres están inmersos en una relación de pareja. Ahora bien, las circunstancias en las que se encuentran cada uno de ellos son distintas. El narrador en Mañana pídeme lo que quieras y John, se encuentran felices junto a ellas; en el caso de Kelvin de Te amo y Sandy de A remorseless men sus parejas les son indiferentes. Por otra parte, en el caso del personaje de Humanos, su relación de pareja es tóxica y conflictiva.
En ese mismo orden, los personajes masculinos que comparten la característica de enamoramiento son: Bladi del cuento Maira y John Mara de la obra literaria que lleva el mismo nombre. Ahora bien: ¿Cómo es posible evidenciar la presencia del hombre enamorado y de uno que simplemente está en una relación? La respuesta es simple: el lenguaje literario. El autor eleva el sentimiento de estos dos personajes al hacer uso sublime del referido lenguaje, cosa que no se presenta de la misma forma en otros cuentos:
El rostro de su esposa le andaba en la cabeza como un enjambre de abejas que alteran la tranquilidad. Ese nombre, Gisela, resonaba en el eco de su conciencia como un tambor.
Recordaba el primer encuentro con ella, el primer beso, el día que hicieron el amor en el vehículo, sus sonrisas, sus caricias, todo. Sonreía. Estaba feliz de haberla conocido (Ramos, John Mara, 2016, p.32).
Ahora, cierro los ojos y me recuerdo jugando contigo en el limoncillo de don Juan. Yo te correteaba y tú que corrías en el patio verde del tío Chucho. Nunca te alcanzaba, Maira. Siempre fue así. Era tu niño consentido y por eso te amaba, por eso te amo (Ramos, Maira, 2016, pág. 49).
Se percibe de los fragmentos anteriores cómo la narración adquiere un matiz diferente de los cuentos en los que solo tienen una relación de pareja, ya que transmiten emociones y sentimientos más profundos.
Por otro lado, dentro de los personajes que han tenido aventuras sexuales se encuentran: Ariel de Mi barrio, el narrador en primera persona de Yocasta y Kelvin de Te amo. Del primero de estos se puede inferir por la expresión: “Yo no sabía si llegaría a casarme porque en varias ocasiones salí con mujeres que estaban casadas con amigos míos”; del segundo por los indicios: “Le reclamo haberme facilitado tenerla (…) le muestro mi miembro (…) me da valor para hacer lo que desde hace un momento estoy pensando hacer (…)”. También, en el caso de Kelvin la aventura sexual queda explicita al culminar el cuento, ya que su amante publica en su muro de Facebook: “Te amo, Kelvin, que el mundo se entere que somos homosexuales”.
Lo dicho anteriormente apunta cómo la aventura sexual es perenne en los personajes mencionados, aunque el amante no tenga el mismo género. Esto evidencia que el elemento que comparte un personaje masculino de un cuento aparece en otro.
En esa misma tesitura, los narradores en primera persona de Mañana pídeme lo que quieras y Un hombre con deseos de matar, así como también Ariel de Mi barrio y Anthony de Treinta a los personajes masculinos caracterizados por cometer un crimen. Estos van desde el atraco al asesinato, como demostrarán las citas a continuación:
“Dios me perdonará. Mi caso, mi fin es justo (…)” “(…) te tiras de la motocicleta con el revólver en mano (…) Quiero todo, le dices mientras el guardián que está en la caja tira su pistola al piso”. (Ramos, Mañana pídeme lo que quieras, 2016, p. 86).
“Tus padres llaman para darte la noticia. Habían asesinado a tu hermana de un balazo en la frente, el primer día que empezó a trabajar como cajera” (Ramos, Mañana pídeme lo que quieras, 2016, p.87).
“Entonces, acontece un desenlace muy macabro. Anthony saca su pistola y le dispara seis tiros en el pecho a Marino (…)” (Ramos, Treinta, 2016, p.47).
En el caso de Un hombre con deseos de matar, el personaje no comete el crimen, pero manifiesta haberlo intentado. Esto puede demostrarse con la siguiente cita: “El tipo se me acerca. Me mira fijamente y justo cuando planeo entrarle el cuchillo, sonríe facilitándome el asiento. ¡Dios, que desilusión! Pensé que había conseguido mi primera experiencia como asesino, pero no. No he logrado nada aun” (Ramos, 2016, p. 59).
De lo expresado anteriormente se puede decir que al igual que las características en personajes anteriores, en los de estos cuentos también se da el mismo caso.
En otro tenor, los que tienen tendencias narcisistas son: Ariel de Mi barrio y los narradores en primera persona de Un hombre con deseos de matar y Residencia de la muerte. Sobre el primero se puede percibir por expresiones como: “Ellas me decían que sus esposos les hablaban de mí: Quien tiene una verga enorme es Ariel. Ese desgraciado mide un brazo largo. Será una vaca que se lo va a meter o “Yo me la sabía todas (…)” “Tenía el barrio comprado” (Ramos, 2016, p.96-97).
“Todos me quieren. Distintas mujeres me halagan y yo las detesto, pero me gritan que no sea privón. Miro la ropa que traigo puesta. Es bella y cara (…)”. (Ramos, Un hombre con deseos de matar, 2016, p.60).
“Los tígueres me envidiarán. Desearán ellos ser quienes se lo metan a Deysi. “Las mujeres se pelearán por mi (…)” (Ramos, Residencia de la muerte, 2016, p.24).
Los constantes indicios dados por las expresiones de los mismos personajes apuntan a que ellos tienen una imagen superior a la de otros.
En otra personajes masculinos que tienen formación académica son: El narrador en primera persona de Mañana pídeme lo que quieras y Ariel de Mi barrio. Esto así por lo informan a través de expresiones como: “Piensas en el curso de inglés que hiciste, en los semestres que tienes en la universidad, en los círculos intelectuales que actualmente estas (…)” en el caso del primer personaje y “(…) logré permanecer en la universidad (…)” en el segundo. Todo esto refleja que el elemento de educación universitaria está presente en la vida de estos no representa una prioridad porque esta no les impide cohibirse de sus acciones.
Por otra parte, entre los casados o que han vivido esta experiencia se puede mencionar a: John Mara y Sandy de A remorseless men. En el primero de estos, el lector puede percibirlo por la expresión: “El rostro de su esposa” y en el segundo, por su propio discurso: “(…) cuando tengo tres meses conociendo a una mujer, termino casándome y ella, por el contrario, enamorándose de mí”. De esto puede inferirse que John lo hace por amor y Sandy no; lo que indica que en Ramos solo algunos hombres prefieren contraer matrimonio. Claro, esto no significa que los mismos se mantengan fieles, cosa que ya se ha visto en otros textos.
Los narradores en primera persona en Mañana pídeme lo que quieras y Humanos, tienen hijos. Se puede notar por la expresión del narrador: “(…) algo te recuerda a tu niño y a tu mujer, los que amas con el alma” en el primero y “(…) estrecho a mi hijo a mi pecho”, en el segundo. Además, en estos cuentos se puede percibir el amor de los padres hacia sus hijos. Este es otro elemento que comparten los personajes masculinos de estos cuentos.
Los amantes del sexo y maniáticos sexuales, en cambio, son Ariel (Mi barrio), Sandy (A remorseless men) y el narrador en primera persona de Yocasta. El primer personaje apuntaba que: “(…) si no tenía el dinero, llamaba al maricón del barrio que me pagaba doscientos pesos para que me dejara hacer el sexo oral”. El segundo expresando: “De todos los anticonceptivos, el que menos me gusta usar es el condón. Soy muy existencial. Me gusta sentir todo, absolutamente todo” y el tercero, que de forma explícita hace saber al lector su manía: “Sabe de mi desorden sexual y no le importa. Soy un loco, un frustrado. Como dije, estoy cansado de masturbarme viéndola trapear”.
Las citas anteriores le comunican al lector los más íntimos deseos de los actantes, mostrando así otra coincidencia entre personajes de otros de sus cuentos.
En lo que respecta a los personajes masculinos que han probado drogas, un claro ejemplo son: Luis de Es la calentura y el narrador en primera persona de Mañana pídeme lo que quieras. En el caso del primero, el lector lo infiere por la siguiente expresión del narrador: “(…) él enciende otra piedra de crack”. No obstante, en el segundo puede entenderse por la expresión narrativa: “Tu amigo te ve y te dice que nunca te había visto de esa manera. Te pasa un gramo de cocaína y de un tirón lo absorbes”.
Estos ejemplos son una muestra de que en los cuentos de Ramos la adicción a las drogas forma parte del rompecabezas de los actantes masculinos. No aparece presente en todos los cuentos, pero el hecho de que se repita en algunos personajes del libro muestra lo que Propp (1928) ya había señalado.
Se ha visto como en la cuentística de Bladimir Ramos el personaje masculino es enteramente homogéneo y que la caracterización del mismo parte de la realidad de algún sector de la juventud y de algunos hombres dominicanos con la finalidad de mostrar su comportamiento. Y por supuesto que la mejor manera de conocerlos ha sido a través los actantes, ya que son una parte fundamental por los datos que brindan. Ahí radica la importancia, pues, de aislarlos en primera instancia (Propp, 1928).
Lic. Olfir A. Guzmán Méndez
Referencias bibliográficas
Propp, V. (1928). Morfología del cuento (2da edición). Madrid, España: Editorial Fundamentos. Recuperado de: https://monoskop.org/images/9/9d/Propp Valdimir_Morfologia_del_cuento_2a_ ed.pdf
Ramos, R. B. (2016). Mañana pídeme lo que quieras. Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller
Ramos, R. B. (2016). Residencia de la muerte. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.23) Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.
Ramos, R. B. (2016). John Mara. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.31). Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.
Ramos, R. B. (2016). Es la calentura. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.39). Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.
Ramos, R. B. (2016). Treinta. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.45). Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.
Ramos, R. B. (2016). Maira. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.49) Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.
Ramos, R. B. (2016). Yanely. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.53). Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.
Ramos, R. B. (2016). Un hombre con deseos de matar. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.57). Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.
Ramos, R. B. (2016). Yocasta. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.61). Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.
Ramos, R. B. (2016). Te amo. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.69). Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.
Ramos, R. B. (2016). Mañana pídeme lo que quieras. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.79). Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.
Ramos, R. B. (2016). Mi barrio. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.95). Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.
Ramos, R. B. (2016). A remoreseless men. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.99). Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.
Ramos, R. B. (2016). Fatal hilarity. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.103). Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.
Ramos, R. B. (2016). Humanos. En Mañana pídeme lo que quieras (pág.109). Santo Domingo, República Dominicana: Tinta de taller.