Solidaridad, pragmatismo y pandemia: realidad actual del dominicano constituyen un verdadero reto para la nación, pues desde el principio de la formación de nuestra identidad como pueblo, lo que nos ha caracterizado es solidaridad frente a la desgracia de familiares y amigos, máxime cuando se presenta el terrible evento de la muerte. En estos casos las expresiones de solidaridad se extreman hasta el punto de que la gran mayoría de dominicanos y dominicanas suspenden sus labores cotidianas, cancelan compromisos, surcan los mares para mostrar su cariño frente al cadáver del finado.
Solidaridad
En mi campo, por ejemplo, cuando alguien perdía un familiar muy cercano recibía tantas manifestaciones de solidaridad por parte de sus familiares y amigos, que virtualmente era liberado de sus quehaceres cotidianos, como parte una estrategia que procuraba concederle el tiempo necesario para que pudiera elaborar su duelo, llorando, lamentándose, orando o reflexionando hasta que finalmente lograba aceptar lo inevitable.
Pandemia
La pandemia a la que asistimos hoy, ha convertido nuestra otrora cálida solidaridad habitual en frío realismo pragmático. Cuando el evento de la muerte se presenta entre nuestros amigos y familiares, de inmediato se activa en nosotros el instinto solidario, pero rápidamente somos invitados a colocarnos a la altura de los tiempos evitando todo contacto que pudiera comprometer nuestra salud.
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Duelo y pragmatismo
La frecuencia de muerte entre familiares y amigos nos ha llevado a vivir en un duelo permanente, que nos está obligando a ser realistas y pragmáticos al tener que abandonar los rituales y prácticas que ayer nos permitía enfrentar el dolor de la pérdida.
Solidaridad, pragmatismo y pandemia
Solidaridad, pragmatismo y pandemia sumado a la angustia de los duelos no elaborados adecuadamente constituyen la nueva realidad del ser dominicano. Inevitablemente esta pasta surgirán importantes cambios que alterarán para siempre las expresiones de solidaridad observadas anteriormente entre familiares y amigos frente al dato radical de la muerte de un amigo.
En lo personal hemos tenido grandes pérdidas durante la presente pandemia y de seguro tendremos algunas más hasta que la comunidad científica logre crear una cura definitiva contra este terrible virus. Mientras esto ocurre debemos cuidarnos nosotros mismos, actuando de manera racional y pragmática, extrañandonos de los espacios de grandes concentraciones de personas, sin dejar de expresar nuestra solidaridad con el amigo a través de medios que no impliquen la presencialidad.