¿Totalmente libres? “Una actitud negativa hacia la libertad humana”

Pedro Cruz

“Después de haber demostrado que la virtud depende de nosotros, es preciso tratar del libre albedrío y explicar lo que es el acto libre y voluntario, porque tratándose de la virtud, el libre albedrío es el punto verdaderamente esencial”.
La gran moral · libro primero, capítulo XI. Aristóteles

 

 

Sintiéndonos presos

En mi etapa de adolescente,  mis propios sentidos y mis ideas me condenaban con una expresión que incesantemente retumbaba no solo mi mente y pensamientos; esto era algo de mi más sentido yo interno, no podía sacar de mi mente esta rimbombante expresión. Corrí, huí, navegué, escapé, y sobre manera alguna me sumergí en un grito interno que perturbaba mis más íntimos recuerdos.

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¡Quiero ser una persona libre! ¡Quiero ser un hombre que no esté gobernado por las palabras de un sujeto externo! ¡Tengo que ser mayor de edad para  no tener que responder a un mandatario externo, o sea madre, padre o tutor!

Mi nena Débora Ester Cruz me expresó las siguientes palabras: “Papi, ay papi, solo quiero tener los años necesarios para poder ser libre”.

Es irónico, y sobre todo paradójico, en palabras complejas; es complicado entender a qué los humanos le llaman ser libre, los humanos partimos de una consigna social para elaborar autónomamente un concepto de libertad.  Sócrates, Platón, Aristóteles, Hipona, Espinoza, Kant y Sartre, se dieron a la tarea de poder explicar este tan problemático concepto, es de esperarse que ni ellos con sus grandes planteamientos y con sus meticulosas  observaciones llegaron a dar una idea concreta con relación a lo que es ser libre. Sus ideas solo nos mostraron un camino a la comprensión del concepto, pero nada que nos permitiera de verdad sentir y creer que existe tal facultad humana.

El maestro del cristianismo, Jesús de Nazaret nos propuso una libertad, pero aún, esta propuesta que salía de sus labios; que constituían una  maravillosa enseñanza de libertad del pecado no pudo mostrarnos el camino de la libertad, porque con todo  su maravilloso discurso el humano sigue deseando la libertad; así como un sujeto hambriento desea un suculento plato de marisco. Ni BUDA con su búsqueda intensa en cuanto a la plenitud del alma, ni su modificada doctrina en el Hinduismo, donde se nos ofrece una elevación del alma cuando buscamos alcanzar en cada resurrección la plenitud total; nada de estas propuestas religiosas nos quitan este inmensurable deseo de libertad.

En nuestra amada nación República Dominicana se expone en nuestra magistral bandera, en su centro un texto que habla de la libertad, por ejemplo en nuestro lema nacional en la parte superior de nuestro escudo tenemos estas palabras. DIOS, PATRIA Y LIBERTAD. En tales suculentas expresiones se encuentra el grito Dominicano que está por encima de cualquier vociferación nacional. ¡Libres de toda opresión! ¡Que viva la República Dominicana…!! Sería la posición que tomaríamos por tan lindo gesto de los padres de la patria al libertarnos de nuestra opresión, pero aún después de una libertad en el 1844 y otra en el 1865, seguimos teniendo este exhaustivo sentir  de que  ¡no somos seres libres!

Una incesante preocupación por ser libres.

Siempre formulé cuestiones entorno a los distintos problemas con relación a las ideas de libertad. Si todas estas concepciones de libertad que parten de expresiones nacionales hasta los trabajos de los filósofos son un punto de partida para poder comprender la agonía de la persona humana por reflexionar sobre las ideas planteadas en cuanto a la libertad humana, también en un sentimiento interno de carácter inmanente, y sobre todo en mi propio  contexto familiar o social; así que, estos medios se conciben como vías posibles por las cuales podemos comprender que es ser un hombre libre o por lo menos una posible aproximación a la misma.

Las personas se sienten esclavos desde que nacen en múltiples aspectos; se sienten presos de las normas familiares, de las costumbres culturales, de las instituciones estatales, de los sistemas nacionales, de los sectores en términos generales; en fin, somos víctimas de un sistema que nos construye un pensamiento orientado hacia  un deseo de ser libres, pero siempre me pregunté. ¿libres de que? ¿Por qué tenemos un deseo de ser libres de las normas? ¿Por qué  soñamos con escapar de un sistema, de una cultura o de nuestra sociedad? ¿por qué sentimos que nos estamos sometiendo  a una vida sin derechos autónomos? ¿De verdad, sea creado en los hombres una preocupación por una libertad consciente o solo tenemos un deseo de inclinarnos por una libertad que implica dejar atrás los valores que nos hacen humanos?

Aristóteles en su sistema Ético, denominado eudemonismo; observó dos cosas fundamentales de la vida misma, con el fin de poder responder a un categórico supremo que se propuso enseñar cómo finalidad Ética, y como valor supremo de la vida… “Vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz”. “La felicidad consiste en poseer bienes o riquezas”. Estas observaciones fueron a una optica mucho más concreta. “Una persona pobre afirmaría que tener riquezas es lo mismo a la felicidad, un encarcelado diría que la libertad. Una persona enferma expresaría que la salud”. Manual de introducción a la ética por Daniela Rodríguez.

Así como se están contemplando cada una de estas condiciones humanas para poder ir a la verdadera fuente de lo que es ser felices en verdad; así mismo podemos contemplar incesantemente esta feroz intención de querer ser libres.

En sus observaciones Aristóteles concluyó que la felicidad es el resultado de la contemplación de las virtudes del alma, aún viviendo en los infortunios de la vida, su idea es una ética teleológica, o sea, Ética de bienes, porque esta nos señala los “bienes” y sus consecuencias en un plano visible que tiene como propósito fundamental la felicidad humana.

¿Será que está valoración del eudemonismo Aristotélico nos muestra un camino para comprender qué es la libertad humana? Por ejemplo: Jean Paul Sartre un filósofo francés de la época contemporánea decía:  “El hombre está condenado a ser libre”. Su expresión nace de un deseo interno, e intelectual que tiene una mirada intencional, que busca mostrar que la existencia precede la esencia, en término simples que el hombre se forja en el proceso de sus actos de convivencia. Estas ideas existenciales las adoptó de los planteamientos marxistas, que medían la vida por los palmos prácticos y materiales. Su libertad propuesta viene como resultado de una negación de lo divino. El hombre según Sartre es absolutamente existente en sí mismo, y no existe una esencia sobrenatural que determine antes de su nacimiento lo que va hacer. Este planteamiento lleva al filósofo a hablar de existencialismo humano, donde determina que existir no es más que humanizarse; y en esta posición encontramos en el filósofo una lucha que nace con la meta de querer  mostrar un hombre socialista que busca crecer en la medida que la sociedad crece, de manera que la libertad para Sartre es una condición humana, con la cual nacemos y con la cual viviremos hasta nuestra muerte.

Dos caminos que valoran dos aspectos fundamentales de la vida humana. Estos caminos son medios posibles que nos llevan a poder valorar las virtudes o costumbres humanas como posibles medios para alcanzar la felicidad y con esta sentir la verdadera libertad. Un medio mucho más intelectual que contempla la existencia y no la esencia como camino para conocer la verdadera libertad, ambos medios nos permiten la verdad de que el hombre se impone un proceso erróneo mediante el cual quiere definir su libertad por los parámetros que nos aferran a una esencia normativa absurdamente divina. La definición de la libertad para que sea preponderante y significativa debe proponerse desde la perspectiva de un ente consciente, y moralmente responsable de sus acciones, el cual debe tomar en cuenta las costumbres y su fundamentación para un valor legítimo. Este hombre debe comprender sus valores racionalmente; y en este proceso de comprensión se hace consciente de lo libre que es para valorar su mundo y lo que es en su ser como ente social.

Una libertad verdadera.

La libertad parte de una fundamentación que radica en el baluarte de la conciencia o mejor dicho en las valoraciones que el sujeto tiene del mundo normalizado en el que vive. Para Kant por ejemplo la libertad se encuentra en una conciencia autónoma, porque parte de la idea de una conciencia moral que se fundamenta en las buenas decisiones humanas. En este sentido para el filósofo, la libertad está conectada a las acciones humanas responsables; y a la observación sistemática que tiene como finalidad captar el deber de ser como proceso fundamental del buen proceder humano, el cual tiene como plataforma de iniciación la voluntad humana, la cual juzgará libremente entre una buena decisión o una mala decisión.

La Ética formalista de Kant, valora la conciencia autónoma y la establece en una idea de libertad humana; la cual debe operar bajo la funcionalidad del accionar en consecuencia de un deber de ser que constituye una valoración racional de las costumbres o normas humanas. Por ejemplo Kant. En dos de sus obras. (Metafísicas de las costumbres y Fundamentación de la metafísica de las costumbres) en tales planteamientos Kant quiere determinar un valor para el proceder humano,  pero también busca analizar las valoraciones  morales , o más prácticamente, juzgar la valoración ética de las acciones humanas o del obrar humano. En estas obras conocemos la teoría filosófica de Kant que propone que el mal no existe en sí mismo, sino una mala voluntad, porque todo lo que conocemos como mal es producido por una determinación o acción humana.

En el mundo filosófico de Immanuel Kant, también conocido como sistema ético apriorístico Kantiano; es que conocemos lo que se le denomina la “conciencia moral”, la cual constituye un compendio de deberes que nos toca cumplir como seres responsables en este mundo de alta interacción social. La comprensión de tales deberes de forma racional constituyen un  empoderamiento de la razón práctica, como fundamento de la conciencia moral, que tiene como objetivo fundamental el deber de ser, en el sentido de una conciencia que es libre para juzgar racionalmente en lo que es correcto y en lo que no es correcto, partiendo de la premisa de un sujeto responsable, libre y que entiende su derechos y deberes en su determinada sociedad.

En esta incesante búsqueda de la libertad nos damos cuenta que la libertad es relativa al sujeto, que está tiene la intención de mostrarnos que somos libres para poder accionar, pero sin dejar de lado la conciencia que conecta con los valores humanos, y con la valoración o justificación de una moral exigida en una sociedad determinada que tiene como objetivo, mostrar a un hombre que es una construcción del devenir social, pero no solo hacedor de las imposiciones sociales,  y en ese mismo planteamiento dependientes de la normalización; pero no menos importante resaltar, que sin duda alguna, debemos ser en este orden dependientes de un proceder fundado en una conciencia autónoma, que sabemos que tiene como límite la sociedad que nos presenta normas para la buena convivencia humana, de manera que la heteronomía constituye un parámetro que nos permite ver con objetividad los lineamientos sociales con el objetivo de hacernos más responsables en nuestro proceder humano. Mientras que la autonomía nos permite valorar nuestras propias costumbres y nuestras normas personales que de alguna forma son el resultado de una conciencia social.

¿Sabes porqué nos sentimos presos?

Porque ignoramos que la libertad está fundada en la responsabilidad, el deber, la normalización, la contemplación de las virtudes, las costumbres, y sobre todo en el acto mismo de existir y en los valores más preciados, que son la felicidad y el amor, los cuales sirven como eje transversales para la axiología humana.

En este pequeño fragmento te invito a no sentirte más preso en ningún aspecto de la vida, busco que aprendas que eres un ser libre, pero que esta libertad no constituye un abandono de las costumbres racionales, los valores, las responsabilidades, la educación y mucho menos las normas sociales. Esta libertad implica un reconocimiento claro de la responsabilidad que tenemos como seres sociales y el compromiso que tenemos al existir constituye un hacerse más humano cada día con el propósito de aportar cívicamente a una colectividad o grupo social.

¡Quiero sentirme libre, pues debo ser responsable…!!

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