En el diálogo «Gorgias» de Platón, Calicles insinúa que la filosofía es exclusivamente para niños. No obstante, los comentarios posteriores sobre esta afirmación sostienen que la filosofía es únicamente para adultos. Curiosamente, en esa misma época, Sócrates sostenía conversaciones filosóficas tanto con adultos como con jóvenes, incluso se le acusó de corromper a los jóvenes, todo esto contradice la idea de que la filosofía era únicamente para una determinada edad, pero en práctica eran los adultos los que llevaban la voz cantante.
En el libro VII de la República, Platón sugiere que se les enseñe a los niños a través del juego en lugar de utilizar la fuerza. Sin embargo, advierte sobre el uso de la dialéctica en ellos, ya que consideraba que podría salirse de control en sus manos y generar desorden y controversia. Por esta razón, se recomienda alejar a los jóvenes de la filosofía, especialmente de la dialéctica, ya que según Platón, podría subvertirlos, corromperlos o contaminarlos. Esto se debía a su creencia de que esta forma de enseñanza separaba la técnica de la convicción.
Platón no condenaba la práctica de la filosofía por parte de niños, niñas y jóvenes, sino que criticaba y advertía contra la reducción de la filosofía a meros ejercicios sofísticos de dialéctica y retórica. Desde su perspectiva, consideraba que esta limitación tenía efectos devastadores en los jóvenes. Hoy en día, sabemos que la filosofía no tiene restricciones de edad, sino que se trata de la capacidad de reflexionar sobre lo que es importante. Sin embargo, es posible que se haya malinterpretado a Platón en lo que respecta a estos aspectos y su relación con la filosofía, lo cual podría haber sido una razón adicional para alejar a los jóvenes de ella.
Según Platón, quien registró la vida y el método de Sócrates, este último llevó a cabo diálogos y practicó su método con jóvenes, como el caso de «Lisis», con quien conversó sobre la amistad. El filósofo Robert Brumbaugh sugiere que Lisis tenía aproximadamente 11 años de edad en ese momento. Sócrates solía alentar a sus estudiantes a no dejar de analizar y discutir los temas que se abordaban, ya que consideraba que una vida sin examen no merecía ser vivida. No podemos evitar pensar que este enfoque mental fue beneficioso en aquel tiempo y podría ser muy provechoso para los niños y jóvenes de hoy en día. Lamentablemente, desde hace mucho tiempo y hasta la actualidad, a los niños, niñas y jóvenes se les ha alejado y privado de la filosofía.
Los aristócratas romanos, por su parte, otorgan mayor importancia a la educación de los niños, niñas y jóvenes. Importaron eruditos griegos para enseñar a sus hijos sobre mitología, números, el alfabeto griego, geometría, matemáticas básicas y escritos filosóficos.
Los niños más pequeños comenzaban a aprender gramática y conceptos numéricos básicos a partir de los 6 años de edad. Mientras estos niños de familias acomodadas recibían lecciones, las niñas aristocráticas, aunque tenían acceso a una educación básica, eran excluidas de la educación superior. A muy pocas se les permitía continuar su formación, ya que a los 12 años se las obligaba a contraer matrimonio, lo cual se consideraba prioritario para ellas en lugar de recibir una educación más avanzada.
Además, podemos observar que aunque algunos niños recibían cierto tipo de educación, esta se centraba en la, la lectura y la memorización, en lugar de enseñarles a pensar de manera crítica o filosófica.
¿Cuál es el objetivo que queremos alcanzar al examinar estos antecedentes?, Podemos observar que desde aquellos tiempos hasta la actualidad, a los niños, niñas y jóvenes no se les incluye como participantes activos en su propia educación. Además, no se los considera capaces de aprender filosofía ni se respeta su capacidad para pensar desde una edad temprana, incluso antes de siquiera poder expresarse verbalmente, por esto, deberíamos examinar qué está ocurriendo dentro de ellos, en su mundo interno y cognitivo.