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Las niñas y los niños han sido excluidos de la filosofía debido a la creencia de que no son aptos para ella. Han sido marginados de la mayoría de las escuelas y colegios, y muchos consideran que la filosofía pertenece exclusivamente al ámbito académico. Sin embargo, es precisamente en la infancia donde se encuentra un gran potencial para el pensamiento filosófico, gracias a las características filosóficas naturales que poseen. No se trata de sacar la filosofía de la academia, sino de permitir que coexista con una filosofía fuera de ella, que pueda ser desarrollada desde temprana edad, aprovechando esas características filosóficas naturales.
Es importante reconocer que la filosofía no se limita a la academia y que puede ser abordada de diferentes maneras y en diferentes contextos. Al permitir que las niñas y los niños participen en actividades filosóficas, se les brinda la oportunidad de desarrollar su capacidad de pensar críticamente, de cuestionar, de reflexionar y de buscar respuestas a preguntas fundamentales sobre la vida y el mundo que les rodea. Esto no solo enriquece su experiencia educativa, sino que también contribuye a formar ciudadanos más conscientes y comprometidos con el pensamiento reflexivo.
Al fomentar la filosofía desde la infancia, también se está sembrando la semilla para posibles futuros profesionales en el campo de la filosofía. Algunos de estos niños y niñas pueden desarrollar un amor por el pensamiento filosófico que les lleve a seguir estudiando y profundizando en esta disciplina en la academia. De esta manera, se estaría retribuyendo a la academia con nuevos y prometedores talentos.
La filosofía para niños ha desempeñado un papel fundamental en acercar la disciplina filosófica a las niñas y niños. Desde 1969, gracias a Matthew Lipman, se ha reconocido la importancia de establecer una relación entre la infancia y la filosofía. El objetivo principal es involucrar a los niños y las niñas en la práctica filosófica, ayudándoles a desarrollar habilidades de pensamiento crítico y a investigar a través de preguntas desde una edad temprana, todo ello mediante una estimulación filosófica adecuada.
La iniciativa de la filosofía para niños busca que los niños y las niñas sean considerados como interlocutores válidos en el ámbito filosófico. Se les brinda la oportunidad de participar activamente en diálogos filosóficos, donde se les anima a reflexionar, cuestionar y explorar diversos temas y conceptos. A través de este enfoque, se busca cultivar el pensamiento crítico, la capacidad de razonamiento lógico, la argumentación y la búsqueda de respuestas fundamentadas.
La filosofía para niños reconoce el potencial innato de los niños y las niñas para el pensamiento filosófico y busca desarrollar esta capacidad desde una edad temprana. Se les anima a formular preguntas, a considerar diferentes perspectivas, a debatir ideas y a reflexionar sobre cuestiones éticas, morales y existenciales. Todo esto se lleva a cabo de una manera adaptada a su nivel de comprensión y a través de actividades lúdicas, narrativas y creativas que estimulan su imaginación y curiosidad.
En consecuencia, la filosofía para niños, impulsada por Matthew Lipman en 1969, ha sido fundamental para acercar la filosofía a las niñas y niños. Este enfoque busca desarrollar habilidades de pensamiento crítico, fomentar la investigación a través de preguntas y estimular la reflexión filosófica desde una edad temprana. A través de una estimulación filosófica adecuada, se busca cultivar la capacidad de los niños y las niñas para pensar de manera independiente y participar activamente en diálogos filosóficos significativos.
