La responsabilidad política viene por un autodidactismo cívico

Anthony Almonte
Prof. Anthony Almonte

En Preguntas sobre Ciudadanía, Jean Leca propone un ordenamiento social para cualquier ciudadano con conciencia de sí; es decir, aquella valoración que cada individuo sostiene y recrea en su vida práctica, la cual es representable en nuestros actuales escenarios sociales y políticos. Para que exista una sociedad políticamente como tal, naturalmente debe existir una concienciación de una ciudadanía política. Dicho ordenamiento se ramifica en tres distintas maneras.

Primero, la condición jurídica, la cual en mi propia observación es natural y conscientemente adquirida en cada ser humano. La ramificación continúa, pues, en tres elementos nuevos. Esta condición nos lleva a aceptar nuestra libertad como resultado de un autodidactismo político, tanto teórico como práctico. Por lo tanto, al conocer nuestras libertades individuales, el derecho a la propiedad y al hecho de la contratación, nos permite tener acceso a un sistema judicial igualitario. Sin embargo, ese beneficio otorgado por el desarrollo consciente de esa cualidad humana se ve en la responsabilidad de devolverse al colectivo social.

Aquí es donde aparece el elemento político en el análisis de este ordenamiento. Esta obligación planteada debe ser observada como pago por ser hombres y mujeres libres de nacimiento. Es necesario una actitud pragmática en la situación actual nacional y global, por irnos a ejemplos actualmente visibles. La responsabilidad política que viene asimismo por la adquisición de un nivel siempre en ascensión de conciencia humana. Cada ciudadano, por tanto, deberá ejercer la participación activa en el discurrir político de su región. Por lo que vemos rasgos de una democracia en otro estado de desarrollo práctico. Tal participación en el tablero sociopolítico responderá a las necesidades de formación y nominación de una corporación cívica con características más humanas.

Por último, dentro de la condición jurídica se plantea un elemento social, el cual es la gratificación justa de una participación activa en el escenario político: derecho a gozar de una mínima parte de la riqueza y seguridad que nos proporciona este ordenamiento sociopolítico. Por lo tanto, Leca plantea una ciudadanía consciente de su condición y desarrollo humano dentro de un aparato jurídico como este.

La diferencia entre la comunidad política y la simple comunidad es el proceso de significación que los individuos de una región geográfica determinada desarrollan en su cosmovisión. Es decir, la comunidad se hace política mediante el diálogo constructivo de procesos regeneradores, sanadores y educativos para el ciudadano. Nuestra sociedad nos vende la no confianza como herramientas para navegar ese turbio mal conceptual. Si no comienzo por mi otro próximo, mi hermano o padre, no volveremos a gozar de una comunidad política, cuyo origen encontramos en la familia. Esto nos demuestra que una comunidad política surge de un conocimiento de nuestras raíces.

Por consiguiente, esto nos lleva a una observación y apropiación de la nacionalidad y la ciudadanía. Actualmente, como ciudadano observador de sus procesos humanos dentro de un gran número de narrativas, veo la conceptualización del vocablo nación como parte de un juego del lenguaje. Al ciudadano se le impone (educación estatal en cualquiera de sus niveles sociopolítico), una manera de entender su humanidad partiendo de un relato histórico. Sin embargo, el individuo que reconoce su libertad dentro de un ordenamiento político es capaz de construir su propia ciudadanía sin necesidad de sentirse atado a una narración estatal. Por esta razón surge el pluralismo cultural, el cual no es más que la fragmentación del arquetipo social «buen ciudadano» o «ciudadano ejemplar». Dentro de nuestras narraciones estatales, o fuera de ellas, nos construímos nosotros mismo nuestra propia ciudadanía; por tanto, se relaciona con el autodidactismo político que a fin de cuentas es conciencia política pura.

Es observable que en nuestra realidad sociopolítica es una diversidad en cuanto al ejercicio político, la participación de ciudadanos tomando como punto de referencia su ciudadanía, es decir, la representación que este individuo va desarrollando sobre sí mismo convirtiéndose en su propio arquetipo de buen ciudadano. Cada quien ostenta una verdad o realidad encarnada, sin embargo, esto no quiere decir que también pueda existir encuentros participativos entre estas comunidades políticas.

La comunicación es el proceso de estructuración de la realidad y por tanto de las realidades. En la actualidad, el manejo de la información debe ser observado desde la filosofía y el espíritu humano mismo. El liderazgo político, el cual en el fondo es innecesario, necesita de una narrativa para surtir efecto en los procesos sociales y políticos actuales. Nuestra natural libertad nos lleva a tomar el liderazgo, una responsabilidad humana y creadora vital. Actualmente tenemos unos autoproclamados representantes, es decir, nuestros niñeros; quienes nos dan luces de lo que debe ser un ciudadano ejemplar. Hay varias versiones, un pensamiento político fragmentado, pues la finalidad de un ciudadano con virtudes humanas altamente cultivadas es la de compartir su libertad con el prójimo. Es por ello, que este ordenamiento político social exige una vuelta a sí mismo y al otro para así interactuar con varios relatos, lo cual ayudará a entender nuestra cosmovisión y la de nuestra otredad próxima.

La región del Caribe es la más adecuada para comenzar a entender el concepto de pluralidad, puesto que es una de las zonas que históricamente proporciona sucesos, narraciones e interpretaciones con varios tonos. Por tanto, el hecho de que actualmente se desarrolle una ciudadanía con un rigor de divergencia, nos explica por qué es necesario volver a la educación del ser en sí mismo y, luego, la del cercano individuo que comparte esa libertad naturalmente otorgada. Cuando la democracia se vuelve agua, salimos de un régimen representativo de gobierno y pasamos a otro corporativo, donde cada ciudadano posee una conciencia política o una propia ciudadanía.

Por lo anterior, esta educación o concienciación de masas parte de la responsabilidad que tiene cada individuo como ser autor de su propia cosmovisión, la cual parte de su interpretación simbólica de una sociedad que se basa en el manejo de información y las Nuevas Narrativas. Es necesario un retorno a nuestras raíces individuales, la conexión primera con la tierra en donde nacimos. Por eso es en el núcleo de la familia donde podemos acceder a nuestra parte de sombras. Y esto conlleva una obligación por la enseñanza dirigida a la individualidad de buenos y ejemplares ciudadanos. Que de una, creo, es aquel que en plena conciencia de sí mismo puede ser ejemplo para el otro desinformado.

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