El origen de la moral

Prof. Eulogio Silverio

Dice Nietzsche que la relación entre compradores y vendedores produjo un hecho psicológico de extraordinaria importancia en la historia humana. Comprar y vender obligó a nuestra especie a medir, tasar, fijar precios, comparar valores e imaginar equivalencias.

Esta actividad estimuló, en aquel animal rabundo, el desarrollo de capacidades cognitivas que le llevan a reconocer sus deudas frente al otro. La capacidad de reconocer sus deudas es lo que convirtió al animal hombre en un sujeto moral.

En la relación de compraventa es donde primero aparece el respeto mutuo, el contrato, las deudas, las obligaciones, entre otros. La psiquis del ser humano se adapta a este esquema y piensan que todo se puede medir estableciendo equivalencias.

Afirma el filósofo alemán que fue cuestión de tiempo para que se llegara a la conclusión de que la muerte de un semejante, o cualquier otro delito, podrían compensarse con un castigo equivalente al daño causado.

En los primeros contratos el deudor da como garantía de pago futuro una posesión suya. Sin embargo, cuando no tiene nada, el acreedor puede tomar su cuerpo, sus hijos, su mujer, su libertad y también su vida.

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La moral de los resentidos

En principio, la compensación que busca el acreedor no es una retribución material o dinero, consiste en el derecho a ser cruel con el deudor. En este estadio no se castiga al deudor para que aprenda una lección, se castiga para que el deudor sufra. De modo y manera que el sufrimiento del deudor es la compensación que recibe el acreedor.

La idea de hacer sufrir al deudor en compensación por sus deudas podría parecer una afirmación sin ningún fundamento, pero esta forma de castigo está presente en las leyes de muchos de los primeros estados. El código de Hammurabi, por ejemplo, contiene la famosa Ley del Talión, mejor conocida por ojo por ojo.

Dice nuestro autor que de esta manera ingenua surge la idea de objetividad porque en la forma, el enunciado “ojo por ojo”, parece contener una idea clara de justicia; sin embargo, una mirada detenida nos deja ver que todo esto es falso debido a que son los hombres poderosos quienes establecen las equivalencias. Por ejemplo, si un hijo ha golpeado a su padre se le cortará la mano, pero si es lo contrario, el castigo es distinto. Cuando un hombre libre producía  la muerte de un esclavo, no pagaba con su propia vida, sino que pagaba con dinero el valor del esclavo.

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Como hemos visto, el planteamiento básico de Nietzsche en esta parte de la Genealogía de la moral es que nuestra especie pasó de ser homo mensura, un ser que mide, que compara valores y establece equivalencia, a reconocer sus deudas. Ya en este punto nos hemos transformado en sujetos morales, seres humanos, en una máscara, en sujetos que representamos roles, en un agente social, en un sujeto jurídico.

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