El Ave y el Nido

Salomé Ureña

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Por qué te asustas, ave sencilla?

¿Por qué tus ojos fijas en mí?

Yo no pretendo, pobre avecilla,

llevar tu nido lejos de aquí.

 

Aquí, en el hueco de piedra dura,

tranquila y sola te vi al pasar,

y traigo flores de la llanura

para que adornes tu libre hogar.

 

Pero me miras y te estremeces,

y el ala bates con inquietud,

y te adelantas, resuelta, a veces,

con amorosa solicitud.

 

Porque no sabes hasta qué grado

yo la inocencia sé respetar,

que es, para el alma tierna, sagrado

de tus amores el libre hogar.

 

¡Pobre avecilla! Vuelve a tu nido

mientras del prado me alejo yo;

en él mi mano lecho mullido

de hojas y flores te preparó.

 

Mas si tu tierna prole futura

en duro lecho miro al pasar,

con flores y hojas de la llanura

deja que adorne tu libre hogar.

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