SANTO DOMINGO, República Dominicana.-La retirada de Estados Unidos de Afganistán, tras los acuerdos con los líderes del Talibán el año pasado, es considerada una humillante derrota militar como la ocurrida en Vietnam, por el desgaste sufrido en este inhóspito país de Asia Central durante dos décadas de intervención.
Sin embargo, además del desgaste, en la retirada militar también influyó el cambio de los intereses geopolíticos de Estados Unidos en los últimos años.
Esa realidad se refleja en la más reciente Estrategia de Seguridad Nacional elaborada por la administración de Donald Trump en el 2017, la cual señala que “China y Rusia son potencias revisionistas que desafían el poder, la influencia y los intereses de EEUU, intentando erosionar su prosperidad y su seguridad”.
En ese sentido, se evidencia que los esfuerzos y las estrategias de Estados Unidos ahora se centran en frenar el ascenso de China, por lo que la lucha contra el terrorismo pasa a un segundo plano.
Así lo explica el politólogo y catedrático de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Juan González, quien afirma que, en estos momentos, la principal preocupación de Estados Unidos es que China tome por la fuerza, en un futuro cercano, la isla de Taiwán.
“Razón por la cual está concentrado sus tropas y recursos en Asia Pacífico y en el Índico, a fin de disuadir al gigante asiático”, expresa.
A través de un comunicado, González dice que, en ese sentido, China considera a Taiwán como una provincia rebelde, y la reclama como parte inalienable de su territorio.
“Estados Unidos invadió Afganistán tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 con el objetivo de combatir las acciones terroristas de Osama Bin Laden y su organización Al Qaeda, quienes recibían apoyo y refugio del primer gobierno Talibán (1996-2001), dirigido por el místico líder, el Mullah Omar, quien falleció en 2013 en circunstancias desconocidas”, comenta.
El catedrático también explica que, en aquel entonces, Estados Unido será muy dependiente del gas y petróleo importado.
Además, señala que como el Medio Oriente y Asia Central poseen las principales reservas de estos combustibles fósiles era estratégico mantener el control y la estabilidad de estas dos regiones
Pero hoy, expresa, Estados Unidos se ha convertido en un importante productor de gas y petróleo de esquisto debido la revolución del fracking, lo que le ha permitido reducir drásticamente su dependencia energética del exterior, pasando en los últimos 20 años de importador neto de crudo a exportador, siendo China y Corea del Sur, sus principales mercados.
En cambio, ahora China necesita los importantes recursos energéticos del Medio Oriente y Asia Central para satisfacer la demanda de su pujante sector industrial. A esto se agrega, el gran proyecto geoeconómico del gigante asiático, el Cinturón y la Ruta de la Seda, que depende en gran medida de Asia Central para su consecución por la vía terrestre.
González resaltó que China también tiene planes de explotar los minerales de Afganistán, en especial el cobre.
“Además de los intereses geoeconómicos, el gigante asiático comparte una pequeña frontera con Afganistán y teme que el Talibán utilice el territorio afgano para exportar el radicalismo islámico en la región, como en los años 90, y por supuesto, que terminen apoyando la minoría uigur que profesan el islam y habitan Sinkiang, una región autónoma de China”, indica el experto en Relaciones Internacionales.
Agrega que en la actualidad los intereses de China son mayores que los de Estados Unidos en Asia Central, por lo que tendrán que asumir un rol más activo en esta región en el ámbito de seguridad y defensa.
Finalmente, González precisa que China se ha mostrado dispuesta a llevar una relación armoniosa con el Talibán, siempre y cuando garanticen sus intereses en la región, aunque los intereses de ambos podrían bifurcarse por el radicalismo islámico.